A Telesfora, responsable de Movilidad en el Gobierno municipal de Granada, se le han pinchado las ruedas de su nuevo plan de movilidad que buscaba un transporte público de viajeros más eficaz, rápido y barato en la capital. El megaproyecto municipal que tiene en los modernos y largos autobuses de la LAC su mejor escaparate no ‘rula’ bien porque sigue sin gustar a los usuarios, porque lejos de mejorar las conexiones en el interior de la capital las ha complicado sobremanera y porque, además, es más caro de lo previsto, más de dos millones más caro, para ser precisos. Todo proyecto público que se precie debe responder a la utilidad, la necesidad y al ahorro, pero Telesfora no ha dado ni una y seis meses después de implantar el servicio y volver loca a media Granada con el cambio de líneas y trayectos (la otra media sigue con el vehículo particular), desplazarse de un barrio a otro sigue siendo mucho más lento de lo que lo era antes, desde luego es mucho más molesto cuando se obliga a realizar hasta tres trasbordos para ir de Haza Grande al Serrallo, por poner un ejemplo, y para colmo la empresa Rober, encargada de los autobuses, dice ahora que las cuentas no le salen y reclama por escrito dos millones más en los presupuestos de este año, algo, por otra parte, de lo que alertó el mismísimo interventor del Ayuntamiento de Granada.
Muchos granadinos se preguntan si este lío en el transporte público era necesario y si era realmente una prioridad para Granada destinar una inversión como la que se ha llevado la reforma de un transporte urbano que ha perdido, según datos de los socialistas, 10.000 usuarios diarios desde que se implantó el nuevo sistema y se incorporó la línea de alta velocidad. Es decir, por ir recapitulando, tenemos un servicio lento, que irrita sobremanera a los ciudadanos porque no responde a sus necesidades, que no era una necesidad imperiosa, que se ha llevado una costosa inversión, que es más caro de lo que había y que cada día usan 10.000 clientes menos. No entiendo de negocios, pero parece que éste es pura ruina. Bueno, eso sí, en la Gran Vía hay menos sensación de agobio y menos ruido, para que luego digan que Telesfora no piensa en todo.
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