«La Ciudad Comprometida»
Por Lucía Valero Martín. Arquitecta
Basta con que nos paremos a observar una imagen de estos pueblos desde la distancia para darnos cuenta de la delicadeza con la que se implantan en el territorio, definiendo y dando personalidad al paisaje natural que los rodea.
Su arquitectura tradicional ha utilizado los materiales del entorno con que podía contar y energías renovables, las únicas inagotables y que no producen residuos. El diseño de las edificaciones se ha desarrollado en función de su máximo aprovechamiento, de las características físicas de su emplazamiento, del tipo de paisaje y por supuesto, del clima, tan determinante en la vida y costumbres de la zona. La suma de todos estos aspectos determina la calidad de vida de los que los habitan al definir el soporte físico de la mayor parte de las actividades.
El diseño de estos pueblos escalonados es, por tanto, el resultado de la agregación de edificaciones que se adaptan a la topografía y a su entorno natural. Al contrario, si dirigimos la mirada hacia algunas zonas de nuestro litoral, donde la geografía ha sido manipulada, en el sentido más peyorativo del término, podemos observar la explotación sin contemplaciones de los recursos turísticos que ha tenido lugar. En estos casos se ha priorizando un crecimiento desmesurado, que da como resultado “parques temáticos”, carentes de significado, cuyo fin es saciar las expectativas de los visitantes y sin ánimo alguno de conservar los elementos de interés que son legado de nuestros antepasados, dando la espalda de manera rotunda a su propia identidad, y generando de esta forma una bonanza económica artificial, no sostenible en el tiempo ni en el espacio, y con fecha de caducidad.
En contraposición a actuaciones de este tipo, no me cabe más que felicitar a nuestros pueblos de la alpujarra por la sensibilidad que demuestran, sobretodo en los últimos años, y animarles en la labor que han emprendido para la salvaguarda de su propia identidad con actuaciones encaminadas a la promoción de propuestas y directrices para la rehabilitación y la conservación de su patrimonio tangible e intangible y la reactivación funcional de los núcleos de población sin renunciar, en ningún caso, a un desarrollo equilibrado y sostenible.
Todos coincidimos en que las buenas prácticas en la Alpujarra, dan como resultado pueblos apetecibles, con un trazado humano y numerosos espacios de relación de escala controlada que hacen sentirse cómodo tanto al visitante como al autóctono.
Es Impresionante la barrera visual que nos muestras sobre Alunhecar. Es doble ejemplo de barbarie: ocupacion sistematica e intensiva del frente urbano al mar… Y desprecio a la cultura, al perfil urbano, ala ciudad hisyorica y a sus moradores: Los bloques de apartamentos rodean, encorsetan y ocultan la ciudad fenicia, romana y arabe… Os recomiendo consultar el diagnostico para el PGOU que mi equipo hizo sobre este municipio en 2002. (o si lo deseais nos lo pedis a traves de este blog…)