“La Ciudad Comprometida”
La televisión local «UNA TV» de Guadix dedicaba una de las emisiones del programa «Pueblo XXI» al problema de la accesibilidad de las calles de la ciudad y a la percepción del ciudadano de a pie. La reportera se pone por un día en la piel de un discapacitado que se desplaza en silla de ruedas, realizando un recorrido por diversos barrios accitanos. La experiencia vivida es extrapolable a muchas de nuestras ciudades, con una gran parte de su superficie urbanizada en los últimos años.
A lo largo de su travesía, se va encontrando con obstáculos que dificultan o impiden totalmente su movilidad. De este modo, farolas que estrechan la acera y no permiten una distancia minina para el paso, pendientes excesivas, escalones en planos inclinados para salvar desniveles o en pasos de peatones, entradas a comercios con resaltos que impiden el acceso, bordillos altos…
La opinión generalizada en la encuesta realizada a los viandantes es que se está mejorando en la accesibilidad urbana, pero que todavía queda mucho por hacer en la eliminación de barreras arquitectónicas. Más aún en obras de urbanización recientes, donde el ciudadano no entiende esta falta de concienciación a la hora de facilitar la movilidad a personas con discapacidad o con movilidad reducida. Pues no hay que olvidar que no solo las personas en silla de ruedas tienen problemas para desplazarse: niños, ancianos, carritos de bebé o carros de la compra…todos en algún momento vamos a encontrarnos en alguna situación de dificultad en relación con nuestra movilidad.
En este sentido GRarquitectos se comprometió a estudiar con especial dedicación las cuestiones de accesibilidad y de supresión de barreras urbanísticas y arquitectónicas en todos sus trabajos de planificación urbanística, y para ello está incorporando en los mismos un apartado específico denominado “Ciudades para todos” dedicado a diagnosticar las cuestiones de accesibilidad y supresión de barreras arquitectónicas y urbanísticas de ese barrio o de esa ciudad, así como a la programación de aquellas medidas correctoras que se entiendan necesarias.
En un país donde se contabilizan más de 3,8 millones de personas con discapacidad, La supresión o atenuación de las barreras arquitectónicas, supera la obligación legal existente para ser, antes que nada, una responsabilidad social de todo aquel profesional que interviene en el urbanismo y en el diseño de la ciudad.
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¿Qué casos os encontráis al caminar por vuestro pueblo o ciudad donde la sensibilidad hacia la eliminación de barreras brilla por su ausencia? yo encuentro particularmente «doloroso» la costumbre de hacer coincidir vados adaptados de peatones con salidas de cocheras, produciéndose un cruce de circulaciones más que curioso…
Comparto con vosotros un comentario muy oportuno que me ha hecho Raquel Sebast a través de Fb: «Hice un curso sobre accesibilidad el año pasado, y de lo primero que me di cuenta fue de que TODOS, en algún momento de nuestras vidas (que no tiene por qué ser necesariamente la vejez) nos vemos incapacitados frente a las barreras arquitectónicas. Es algo que nos concierne a todos, no sólo a los permanentemente discapacitados.»
La mayoría de las ciudad han mejorado mucho respecto a la accesibilidad, sobre todo han adaptado los pasos de peatones, pero todavía queda mucho por hacer. Y adecuar ciertas zonas es difícil, como los centros históricos donde las calles las aceras son estrechas. Y la situación que describe Jesús Mª es curiosa y peligrosa, pero todos la hemos visto más de una vez.
Yo no veo mal hacer coincidir algunas infraestructuras, compatibilizando su uso y su accesibilidad, siempre y cuando una no vaya en detrimento de la otra. La optimización de los recursos es algo que hay que tener en cuenta, especialmente en estos tiempos. Otra cosa es que esos vados de cocheras obliguen a deambular por la zona rodada de la calle, entonces no serán válidos y habrá que completar la red con otros badenes. Es lo mismo que evitar hacer escalones donde cabe una rampa, sus funcionalidades son muy parecidas y si la rampa tiene más prestaciones mejor que mejor. Otro tema es el debate de sí hay que disponer medidas de accesibilidad en zonas patrimoniales, ya sean naturales (p.e. acceso al mar desde la playa) o culturales (p.e. modificar un edificio histórico); esto sólo debe llevarse a cabo cuando existan soliciones lo suficiente imaginativas como para evitar impactos, pues a ver si va a ser peor el remedio que la necesidad.
Adecuar o adaptar las calles de antiguos cascos historicos puede resultar a veces complicado y dificultoso por el entramado urbanistico, pero lo que es triste es que barrios nuevos o relativamente nuevos la accesibilidad o brille por su ausencia o las soluciones constructivas que se realizan son de dudosa funcionalidad, nada mas hay que ver algunos vados de acceso a garajes las pendientes que forman en la acera, o incluso las rampas entre la calzada y la acera que a veces son hasta peligrosas, supongo que poco a poco la sociedad y la construccion se ira concienciando poco a poco.
Conjugar constructivamente en las obras (porque el papel lo guanta todo, pero las obras es otro mundo) muchas veces se hace difícil.
El buen construir y la accesibilidad muchas veces están enfrentados porque aunque ambos tienen razón, cada una busca objetivos diferentes sin pensar en la compatibilización con ordenanzas y otras normativas que establecen desniveles, y preconfiguraciones en los viales y aceras peatonales.