Festival Rock del Zaidín 1994

Granada siempre ha sido una palabra que ha rimado con libertad, entendida en su matiz de grito de juventud. Cuando llegué a Granada, en el verano de 1990; o cuando me incorporé a trabajar, ya en plantilla, en febrero de 1991, descubrí que no era Nueva York precisamente la ciudad que nunca dormía, como cantaba el bueno de Frank Sinatra. Era Granada.

En esta ciudad los bares no cerraban. O lo hacían cuando más o menos querían. Había líos con los pubs por la música, y eso no estaba bien. Pero los bares cerraban a las dos o tres o cinco de la mañana. Recuerdo uno que, hasta hace relativamente poco tiempo, abría hasta las cinco o seis de la mañana a espaldas del Ayuntamiento y te ponía tapas con los cubatas. Y recuerdo, otros, a los que íbamos a la una de la mañana a tomar cubatas. Recuerdo el Candela, mi Candela.

Bar Candela Granada

Había música y barullo por doquier. Había conciertos y la ciudad era el Reino de los Cero y del Ruido Rosa y del Cúpula. Entrábamos en el Ruido Rosa (el otro día volví y tenía la barra en el otro lado, no te digo más hace cuánto tiempo que no iba) y nos ponían AC/DC. Un detalle. Allí mi Carlos Morán, que tenía un curioso lado popero e intelectual (y tiene), me enseñó quiénes eran los Cero y me tarareó ‘La Torre de la Vela’, a cuyo pie bebimos infinitas copas en los Tristes en un momento mágico del más bello paseo del mundo en el que apoyados en el murete veíamos amanecer y fumábamos.

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En este marco maravilloso existían conciertos estupendos en salas magníficas. Estaba el Festival de la Primavera que tenía sus grupetes y había programación rockanrolera incluso en una carpa que colocaban en la entrada del Ferial del Corpus. Recuerdo allá un concierto memorable de La Frontera, entre otros muchos más.

Recuerdo los conciertos de la Fiesta de la Primavera y recuerdo el Womad, cuando cumplí treinta años escuchando, agarraos, a Van Morrison y a Patti Smith. Se lo cargaron, y también el Espárrago Rock. Si los hubiéramos cuidado ahora seríamos ‘Granada.la.Ciudad-Rock’.

Recuerdo a Massiel en un tugurio de la calle Puentezuelas que se llamaba EL Local y recuerdo que un día entró Strummer, Joe Strummer. Se dice pronto. Recuerdo el primer verano de mi vida en Granada, allá por 1990, escuchar a TNT un proverbial y poderoso Johnny B.Good sobre el escenario del Festival del Rock del Zaidín. Luego salieron Los Ilegales y parecían palomitas de maíz.

Dicen ahora los vecinos del Zaidín que ofrecen sus calles para que lleve el nombre de Joe Strummer, el granaíno de los Clash, ya que el Ayuntamiento de Granada ha aprobado esta distinción al músico inglés por unanimidad. Pero me da a mí que, y al paso que vamos, la calle se la van a tener que dedicar al Festival de Rock del Zaidín. Al menos quedará, si no lo remediamos entre todos, ese recuerdo… ‘Rock and Roll Circus Zaidín’

2 comentarios en Rock and Roll Circus Zaidín

  1. Para este Ayuntamiento la cultura es su «Retroback» (¿cine de barrio con glamour?) y sus zarzuelas y demás «cultura rancia». Se olvidan de que Granada es una ciudad que ha atraido a artistas de todas las épocas por su capacidad para estar a la vanguardia cultural en todos los ámbitos. Se les llena la boca pidiendo el Auditorio de ópera cuando no terminan de abrir el Centro Lorca y cuando las partidas presupuestadas para Festivales como el de Música y Danza o para la OCG van descendiendo.
    Creo que la cultura no debería tener ideología pero parece que aquí ya tenemos bastante con que los jovenes se concentren en ese abrevadero llamado «botellodromo», esa es la cultura que promueve el Consistorio.

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