Sin maquillaje. Sin depilación. Sin posturitas-tatuajes-piercings-diademas. Sin haber ido a la pelu. Sin ‘shakiras’. Sin Shhhhhhhhh….. Hoy, señoras y señores, damas y caballeros, al fútbol, juegan los buenos.
Juegan los que hacen que el fútbol sea fútbol. Los que hacen de una derrota un monumento. De la afición un homenaje permanente. De un saque de banda forzado una ovación esplendorosa. De la ciudad del equipo el corazón que late. De los colores un sentimiento. De la victoria una idea.
Son los equipos que han conseguido que la liga española sea lo que es. Los que se enfrentan a esos dos que ayer y anteayer les volvieron a dar pal pelo y aunque se vuelvan a su casa con cinco goles vuelven con el orgullo intacto por haber peleado como mejor han sabido: sin la ayuda de los árbitros, sin la ayuda de los medios, sin la ayuda del talonario, luchando contra su propia historia, convirtiendo cada regate en un hincha más que volverá a ir al campo.
Son equipos que no jugarán la semifinal de la Champions, pero tampoco se dejarán marcar un gol con uno menos, ni fallarán penaltiles porque se rajan, ni protegerán el resultado pudiendo tocar la Luna.
El año pasado el mejor partido que vi, y con diferencia, fue un Deportivo de La Coruña-Celta de Vigo. Y el de este año otro que terminó cero a cero y fue un Madrid-Valencia.
El fútbol es así para los que hemos escogido ser del equipo de nuestro barrio, de nuestra ciudad, de nuestra provincia. En mi caso, la de nacimiento y la de elección. Mi Real Sociedad y mi Granada.
Por eso hoy juegan los buenos, mi rival de siempre, el Athlétic de Bilbao. Y el equipo que en los setenta le hacía sombra al Real y desde luego era mucho mejor que el Barça de Cruyff. Leones, Colchoneros y los Chés, que hace bien poco deambulaban por la segunda división salen hoy al campo a demostrar que el fútbol es algo más que un par de posturitas y una novia que enseña el culo en tanga.
Mi recuerdo para ‘El Pequeño Diablo’, el de la foto, que hacía fútbol de ahora cuando todo era en blanco y negro. Mi homenaje permanente a Iker Casillas, el único que puede levantar la cabeza de entre los dos equipos que entre un martes y un miércoles se han dejado todo el prestigio por los suelos de sus canchas.
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