Autor: Javier F. Barrera

31 días de agosto: Nick (Día 18)

Ahí lo tienes. Feo, calvo, sin especial glamour, carisma o elegancia. No pasa nada. A Nick Hornby solo tienes que leerle. Nick Hornby es un escritor británico, nacido el 17 de abril de 1957 en Redhill, Surrey. Profesor de literatura inglesa licenciado en Cambridge, empezó colaborando como periodista en publicaciones como The Sunday Times, The Independent y como crítico de música para The New Yorker. Suyas son novelas de éxito como Alta fidelidad, Un gran chico y Fiebre en las gradas entre otras. Esta última novela ganó el premio William Hill Sports Book of the Year en 1992. Alta fidelidad fue llevada al cine por Stephen Frears.

Pero Nick es algo más. Es como de la familia. A finales del siglo pasado su novela, Alta Fidelidad, pasaba de mano en mano, boca a boca. En aquellos tiempos en los que solamente utilizábamos los móviles para hablar por teléfono y mandar mensajitos, Alta fidelidad se viralizó y se globalizó. Y, además, es una novela que nos llegó a nosotros, los chicos, de manos de las chicas. Esto es, ELLAS nos lo recomendaron. Teníamos treintaytantos y las historias de amor del protagonista nos enamoraban. La música nos enamoraba. Y todavía grabábamos cintas de casete para nuestra chica y le escribíamos, nerviosos, cartas a su ciudad. Luego, todo se fue al traste. Pero al menos, lo vivimos. Recuerdo el estreno de la película en Granada, en los multicines de la plaza de Gracia. Nos fuimos toda la pandilla y estábamos como un poco furiosos, emocionados, muy nerviosos. Compréndelo, llevaban al cine La Novela por excelencia, la historia de la que hablábamos a todas horas y recomendabamos a todo quisqui. Y la peli funciona bien. Y, además, resiste el paso del tiempo.

Acierta la película a recrear la disquería de vinilos como centro neurálgico de la acción. Esas disquerías que en la década de los años noventa vimos desaparecer por los cedés. Esa disquería era nuestro lugar en el mundo. Era un sueño por cumplir. Era divertida pero también era bonita. Estaba llena de música y tenías el poder. Era fantástica. Vamos a poner una, diablos.

La he vuelto a ver y me ha dado un ataque de nostalgia tan grande que solo me queda recordar mi escena favorita, cuando, al final, Jack Black se pone a cantar el Let’s get in on de Marvin Gaye. Cuando Rob se esconde detrás de Laura porque está aterrado con lo que puede hacer su compinche de la disquería sobre el escenario. Pero cuando empieza la banda el tipo flipa, se yergue, empieza a llevar el compás con las manos, y se besa con su chica en mitad del bar. Algún día igual me pasa a mí.

I’ve been really tryin’, baby
Tryin’ to hold back this feeling for so long
And if you feel like I feel, baby
Then, c’mon, oh, c’mon
Let’s get it on
Ah, baby, let’s get it on
Let’s love, baby
Let’s get it on, sugar
Let’s get it on
We’re all sensitive people
With so much to give
Understand me, sugar
Since we’ve got to be here
Let’s live
I love you
There’s nothing wrong with me
Loving you, baby no no
And giving yourself to me can never be wrong
If the love is true, oh baby
Ooh don’t you know how sweet and wonderful life can be ooh
I’m asking you baby to get it on with me ooh ooh
I ain’t gonna worry
I ain’t gonna push, won’t push you baby
So c’mon, c’mon, c’mon, c’mon, c’mon, baby
Stop beatin’ ‘round the bush, hey
Let’s get it on
Let’s get it on
You know what I’m talkin’ ‘bout
C’mon, baby
Let your love come out
If you believe in love
Let’s get it on
Let’s get it on, baby
This minute, oh yeah
Let’s get it on
Please, please get it on
I know and you know what I’ve been dreaming of, don’t you baby?
My whole body makes that feelin’ of love, I’m happy
I ain’t gonna worry, no I ain’t gonna push
I won’t push you baby, woo
C’mon, c’mon, c’mon, c’mon, c’mon, darlin’
Stop beatin’ ‘round the bush
Oh, gonna get it on
Threatenin’ you, baby
I wanna get it on
You don’t have to worry that it’s wrong
If the spirit moves ya
Let me groove ya good
Let your love come down
Oh, get it on
C’mon, baby
Do you know the meaning?
I’ve been sanctified
Girl, you give me good feeling
I’ve been sanctified
Oh dear I, baby
Nothing wrong with love
If you want to love me just let your self go
Oh baby, let’s get it on

Recuerda. Hay que besarse más. Y en verano, mucho más

Todos los posts de #31diasdeagosto
-Día 1: Los 400 golpes
-Día 2: A todo gas
-Día 3: The Motorcycle Boy Reigns
-Día 4: On the road
-Día 5: Trece Rosas
-Día 6: Easy rider
-Día 7: The Last Waltz
-Día 8: Martin Rock and Roll Scorsese
-Día 9: Travis, Luke, Beatrix, Catherune y Léon
-Día 10: Natalie
-Día 11: BB
-Día 12: París
-Día 13: Sex
-Día 14: Un Negroni
-Día 15: Poke
-Día 16: Moloko
-Día 17: Tarantino Sound

31 días de agosto: Tarantino Sound (Día 17)

Anoche me perdí en el Hollywood de 1969 de la mano de mi amigo Tarantino. Me lo pasé bomba. Bailé a raudales, conocí unas mujeres estupendas y nos peleamos. bBebimos cócteles a cascoporrillo, entre ellos whisky sour y margaritas. Todos de lo muy apropiados para ir al día siguiente a currar. Me gusta escuchar música a toda pastilla en coches descapotables y que aparezcan las hippies haciendo autostop. Esas mismas hippies que te quieren asesinar. Mi consejo es, vete a ver la peli de Tarantino pero luego tienes que saber que te vas a tomar unos cuantos cócteles como los anteriores y a bailar el musicón. Así que no hagas como yo y vete al cine acompañado. Tú ya me entiendes. Y otro más de propina. No hagas caso de las críticas a la peli.ñ Si te gusta Tarantino, el bueno de Quentin no te va a fallar.

-Érase una vez en Hollywood
Es una película estadounidense de crimen y misterio centrada en los asesinatos de la Familia Manson, escrita y dirigida por Quentin Tarantino. La película se estrenó el 26 de julio de 2019. 

-Out of Time.
Salen los Rolling Stones con un Out of Time que te descubre cantando a voz en grito en la sala de cine.

-En Pulp Fiction, esta canción se convirtió en un mito de la historia del cine

-Aunque siempre está Bruce Springsteen para quedarse contigo y hcarlo mejor

-Y, por supuesto, La Teta Enroscada

-Jackie Brown, para mí, una maravilla. Y la música, sin comentarios.

1. 0:00 «Beaumont’s Lament» 2. 3:48 «Across 110th Street» by Bobby Womack 3. 4:38 «Strawberry Letter 23» by The Brothers Johnson 4. 9:36 «Melanie, Simone and Sheronda» ( 5. 10:08 «Who Is He (And What Is He to You?)» 6. 13:20 «Tennessee Stud» by Johnny Cash 7. 16:14 «Natural High» by Bloodstone 8. 21:07 «Long Time Woman» by Pam Grier 9. 23:59 «Detroit 9000» 10. 24:06 «(Holy Matrimony) Letter to the Firm» by Foxy Brown 11. 27:32 «Street Life» performed by Randy Crawford 12. 31:49 «Didn’t I (Blow Your Mind This Time)» 13. 35:10 «Midnight Confessions» by The Grass Roots 14. 37:54 «Inside My Love» by Minnie Riperton 15. 41:52 «Just Ask Melanie» 16. 42:35 «The Lions and the Cucumber» by The Vampires’ 17. 47:42 «Monte Carlo Nights» by Elliot Easton’s Tiki Gods

-Y la primera escena de Reservoir Dogs, pues que sin palabras

Con este diamante en bruto

Recuerda. Hay que besarse más. Y en verano, mucho más

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-Día 14: Un Negroni
-Día 15: Poke
-Día 16: Moloko

 

 

 

 

31 días de agosto: Moloko (Día 16)

Stanley Kubrick llevó al cine en 1971 la novela de Anthony Burgess La Naranja Mecánica (1962). ¿Qué podría salir mal cuando hay dos genios entre medias? La película es una distopía extrañísima pero la fuerza narrativa y la fuerza audiovisual, el ambiente y el musicón logran envolverte desde el principio. Termina la película y tú también terminas, pero con ansiedad. Es una película de la que luego sigues hablando y hablando. Y es una película también que forma parte de la cultura pop.

La primera escena es soberbia. Es en el Moloko, nombre del bar en el que los protagonistas se juntan. Nada más ver esta primera escena del bar Moloko, ya nos damos cuenta de que van a suceder cosas raras.

La película, filmada en el Reino Unido, relata las desventuras de Alex DeLarge —Malcolm McDowell—, un delincuente juvenil cuyos placeres son: escuchar música clásica —en especial de Beethoven—, el sexo, las drogas y la «ultraviolencia». Y quien es el líder de una pandilla de ladrones (Pete, Georgie y Dim), a quienes llama drugos y con los que comete una serie de violentas fechorías, hasta que es traicionado por ellos y capturado por la policía. En un intento por salir de prisión se somete voluntariamente a una técnica psicológica de rehabilitación conductista experimental conocida como método Ludovico. La terapia funciona, Alex es liberado y ahora debe enfrentarse a su pasado desde su nueva conducta social condicionada. La mayor parte del filme se narra en nadsat, una jerga adolescente ficticia que combina lenguas eslavas —especialmente ruso—, inglés y la jerga rimada cockney. En España e Hispanoamérica, algunos términos fueron adaptados al idioma.

Y como toda obra maestra, dejó huella. Por ejemplo, mi bar favorito de Madrid se llama Moloko. Y la primera vez que fui me cautivó. En su fachada mostraba un enorme grafiti de The Jam. No se puede empezar mejor.

Nació por el empeño de un melómano, Sabi Palacios, entonces un chaval de Madrid que buscaba darle una salida a su pasión por la música. Había empezado escuchando canciones de los Beatles, The Who y Tequila. En muy poco tiempo se convirtió en un coleccionista empedernido de discos. Un día, decidió crear un club donde pincharlos. Peinó Malasaña hasta que dio con el local perfecto. Dos meses después, tras una reforma que ejecutó con sus manos, el número 12 de la Calle Quiñones se convirtió en Moloko Sound Club, en homenaje al bar donde se reunían los protagonistas de La Naranja Mecánica, según publica El Mundo.

Recuerda. Hay que besarse más. Y en verano, mucho más

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-Día 14: Un Negroni
-Día 15: Poke

 

31 días de agosto: Poke (Día 15)

Y, por fin, llegamos a la comida. Ahora que está tan de moda cocinar y que hace un calor irritante, el poke hawaiano viene de miedo. El poke (en hawaiano ‘sección’ o ‘cortar’) es una ensalada de pescado crudo servida como aperitivo o plato principal en la cocina hawaiana.

Dice El Comidista que el poke es más barato que el sushi y más completo que la ensalada. Añade que el poké triunfa en Estados Unidos por fresco, sano, rápido y asequible. Mientras se abre paso en España, te enseñamos a preparar este plato hawaiano que mezcla arroz, pescado marinado y todo tipo de añadidos. Además, El Comidista te enseña a hacer Poke sin que te salga arroz con cosas. Dice que es el plato de moda y, por una vez, no se trata de una tontada. El poké ha venido para quedarse, así que conviene aprender a preparar en casa este batiburrillo hawaiano de arroz, pescado y otros ingredientes.

Os pongo una receta por si os venís arriba.

Salmón fresco, limpias y lo cortas en dados. Lo marinas en salsa de soja con aceite de sésamo durante 15 minutos. Reservas en el frigo, que hace mucha calor. Te haces un arroz blanco como si fuera para sushi, no tienes más que seguir las instrucciones del fabricante. Echas azúcar al vinagre de arroz y lo calientas para que se disuelva. Aliñas el arroz con esta mezcla. Ya tienes salmón y arroz, cada uno de ellos con su aliño. Y ahora empieza el festivakl de colores y sabores. No falla nunca echarle dados de tomate, rodajas finas de aguacate, láminas de pepino, gajos de cebolla, cebolla morada o cebolleta. Lo aliñas con zumo de lima y lo coronas con algún fruto seco que tengas a mano, bien picadito. Al día siguiente, repites y le añades alcaparras, aceitunas negras y verdes, guindillas. Ten a mano las algas japonesas y las aliñas y te saldrá una tercera versión. Cambia el salmón por unos buenos trozos de pollo y ya sigues para bingo. No te olvides de probarlo con un buen trozo de atún rojo en daditos. Mira el vídeo que te he puesto que hay una receta sabrosísima y muchos trucos. #ÑamÑam

Recuerda. Hay que besarse más. Y en verano, mucho más

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-Día 14: Un Negroni

CRÉDITOS
-La foto se la he mangado a una donostiarra 😉

31 días de agosto: Un Negroni (Día 14)

La temperatura del tugurio cambió. En algunas esquinas el termómetro podía marcar bajo cero. Caras gélidas, miradas glaucas, ademanes hostiles, espinazos erectos, rictus pétreos. En otras, hacía calor tropical. Peña sofocada, corazones desbocados, latidos tan marcados como para llevar el ritmo de la canción que sonaba, lenta y suave, sinuosa. Gotas de sudor perlaban las frentes y se agolpaban en los pechos. Las manos les acompañaban. Los hierros querían disparar sus corazones letales de plata y pólvora. Hielo y fuego, todos los moradores del bar tenían una buena razón para despachar al tipo que entraba por la maldita puerta giratoria. A mí me daba completamente igual. Ya conocía al tipo de marras y sabía que estaba en su salsa y que más pronto o más tarde habría una buena razón para partirle la cara. Pero no era hoy ese día. Ni tampoco sería mañana. De momento. Así que volví mi cuello con un ligero tic rápido y encaré lo que realmente me importaba y, por segunda vez en menos de cinco minutos, dejaría que la vida transcurriera a su aire a mis espaldas. Yo era mi taburete, de madera, añejo, con tantos culos sobre él a lo largo de cuatro décadas de humo y alcohol barato que podría doctorarme con un tratado epistemológico sobre cómo cruzar las piernas y acodarme en una barra para buscar problemas. El problema del día tenía rizos, toneladas de bucles. Curvas. Ojos almendrados, mirada rasgada. Labios sensuales. Para colmo, decía ‘Hola’ muy bajito. De ahí los Negronis, con su amarga combinación de Vermouth y Ginebra despachados con un golpe de muñeca de Campari, esa mezcla italiana que le termina de dar a esa bomba de relojería alcohólica el toque de distinción no solo para cogérsela con elegancia, sino para que la mujer que tienes enfrente te acompañe sin pestañear. Y hay damas que cuando pestañean, vuelan y se llevan tu alma, tu corazón, o lo que sea que te quede todavía dentro de tu pellejo.

-«¿Por qué brindamos?», susurró ajena a la tóxica atmósfera que amenazaba tormenta en el bar.
-«Por nosotros, no queda otra», me la jugué inocente para buscar un vínculo.
Misteriosamente, sonrió de vuelta de mi frase, alzó el vaso con el Negroni y lo chocó con fuerza contra el mío
-Salud, bello. Lo que das en la vida te viene de vuelta, extendió el brindis inicial

Los altavoces dejaban caer por el local las notas musicales de la canción. La letra se dispersaba con ecos por las paredes y rebotaban entre ellas. Era como si yo solo la pudiera escuchar. Bebí un sorbo más del Negroni y no pude quitar los ojos de ti. En ese momento, me percaté que me estaba enamorando. Del tirón.

Pistas para este verano

El cazador.
Película imperdible. La escena en la que suena la canción Can`t Take My Eyes off You (No puedo quitar los ojos de ti) es de las mejores de la historia. The Deer Hunter es una epopeya que trata sobre la vida de tres obreros siderúrgicos de la pequeña ciudad de Clairton, Pensilvania: Michael, Nick y Steven, cuyas rutinarias y felices vidas se transforman de modo irreversible en medio de la trágica devastación de la Guerra de Vietnam. Allí son capturados por el Vietcong, los cuales mantienen a los presos en condiciones infrahumanas y les obligan a jugar a la ruleta rusa apostando a ver cuál de ellos sobrevivirá. Logran escapar, pero la experiencia les produce heridas físicas y psicológicas que les marcarán en su regreso a casa.

Un Negroni.
El Negroni es un cóctel de origen italiano preparado a base de Gin, Campari y Vermú rojo. Es uno de los combinados más famosos del mundo que fue inventado en 1919 por el Conde Negroni, al añadir a su Americano un toque de ginebra en lugar de soda, en honor a su último viaje a Londres

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