Empezaremos por Guns n Roses

And that goes for all of you punks in the press
That want to start shit by printin’ lies instead of the things we said
That means you andy secher at ‘Hit Parader’, ‘Circus magazine’
Mick Wall at ‘Kerrang’, Bob Guccione jr. at ‘Spin’
What you pissed off ‘cause your dad gets more pussy than you?
Fuck you! suck my fuckin’ dick!

(Y todo esto va para todos los malnacidos de la prensa
Que quieren echar mierda escribiendo mentiras
En lugar de las cosas que dijimos
Hablo de ustedes
Andy Secher en ‘Hit Parader’, en la revista ‘Circus’
Mick Wall, de ‘Kerrang’
Bob Guccione jr, en ‘Spin’
Estás furioso porque
Tu papá consigue más c o ñ o s que tú?
J ó d e t e
Chúpa me la po ll a)

Esto es lo que pasa cuando alguien se enfada por algo que has escrito y no le ha gustado. Si son los Guns n Roses, hasta puede ser gloria bendita. Viene a cuento porque en los tiempos que corren, les venimos llamando La Manada. ¿A quién? A todos los que critican sin argumentar, o con argumentos falsos, falaces, débiles, ‘ad hominen’.

Así que, para ser periodistas que hacen Periodismo, busquemos los hechos para empezar. Busquemos en la hemeroteca. En abril de 2006, el periódico IDEAL publicó en titulares que «la Alhambra derribará su polémico pabellón de acceso y lo cambiará por uno más «blando». El controvertido edificio, construido durante la etapa de Mateo Revilla como máximo responsable del monumento nazarí, suscitó en su momento una catarata de críticas».

El texto explicaba que «el Patronato de la Alhambra ha decidido que el principal punto de acceso al monumento, el pabellón situado junto a la entrada al Generalife, pase ya a la historia. El edificio, construido en la etapa en que Mateo Revilla fue director del recinto nazarí, fue muy polémico en su momento. Recibió un considerable caudal de críticas por parte de personas que lo consideraron inapropiado para el lugar donde está ubicado. Los detractores censuraron sobre todo el aspecto duro de las instalaciones, que fueron comparadas con un centro penitenciario o incluso con la estación de autobuses de la localidad madrileña de Parla. Ahora, transcurridos ya diez años –se refiere a 1996–, desde que se construyó, el pabellón no ha logrado sobreponerse a su aspecto de mamotreto pese a que la vegetación ha ido camuflando una parte de su estructura».

Es decir, que en 1996 –hace veinte años exactos–, se construyó el actual pabellón de entrada con las taquillas y ya lo compararon con el presidio de Sing Sing. Seguimos. Diez años después, en 2006, se decidió echarlo abajo para que hoy, continuamos, diez años después de esta última decisión y dos décadas después de que se inaugurara el actual pabellón de acceso, el proyecto Atrio que iba a suponer la modernización de los servicios que oferta la Alhambra, está ya suspendido por un informe y una enésima polémica entre las fuerzas vivas –y también las muertas– , de la ciudad. Falta consenso.

Este fin de año de 2016, el Patronato de la Alhambra ha decidio por unanimidad pedir a Siza y a Santos que rediseñen el proyecto. Ambos arquitectos han declarado a este periódico que están a la espera de instrucciones.

Mientras tanto, hoy me desayuno en las páginas de mi periódico un artículo de Fernando de Villena, de la Academia de Buenas Letra de Granada, titulado
‘La Alhambra y el sentido común’. Dice para empezar que «hace pocos días, leíamos con alivio la noticia de que, asesorada por la Unesco, la Junta de Andalucía rechazaba el proyecto de nuevos accesos a la Alhambra por resultar invasivo para la misma. Se había impuesto el sentido común –pensábamos entonces–, pero la inmediata reacción de los promotores del proyecto y sus palmeros en la prensa acaso haya hecho titubear a nuestros políticos».

No está mal. Pero se necesita un camión de matices en este solo párrafo sin tener uno que convertirse en un palmero de la Prensa o en Bob Guccione jr, de ‘Spin’. No es exacto que la Unesco pinte algo en este desaguisado. Simplemente, Icomos, una ONG que asesora a la Unesco, fue encargada por la Junta de Andalucía para que realizar un informe. Y el informe, en efecto, dice que el proyecto es invasivo (sic), pero también reconoce que es valioso (igual de sic).

No entro en más, pero el artículo sigue lleno de imprecisiones y de lugares comunes. Como cuando afirma que «los arquitectos ya han cobrado casi dos millones». Pues no. No es que han cobrado, es que el proyecto Atrio lleva gastado en estudios esa cantidad. Y esos estudios siguen siendo válidos. Y son precisamente los que se van a utilizar, según afirmó la propia consejera de Cultura, en el rediseño de marras. «Tengo oído», que escribe, no parece una buena fuente informativa. O eso, o que hay que oír mejor.

Por lo demás, la Alhambra sigue con sus servicios a los visitantes bajo mínimos. Y bajo el ridículo andaluz, nacional e internacional en el que queda envuelta Granada y la propia Alhambra, ya que fueron los técnicos del monumento quienes dictaminaron las necesidades que el proyecto Atrio debe resolver. Este dictamen fue aprobado por la todoporderosa comisión correspondiente de la Consejería de Cultura de la Junta. Ahí han quedado implicados los mejores técnicos que tiene la Universidad de Granada y la Junta de Andalucía en patrimonio, conservación y rehabilitación. Y no parece que hayan salido muy bien parados. Quizá por eso la rectora de la UGR, Pilar Aranda, durante la reunión del Patronato de la Alhambra de diciembre, puso el grito en el cielo para que no se pusiera en duda el trabajo impecable de estos especialistas.

No fue solo este proceso. Se convocó un concurso internacional auspiciado por el Colegio de Arquitectos. Y el fallo del jurado, compuesto por 15 personas de las que 13 eran y son arquitectos de reconocido prestigio, aprobaron el Proyeco Atrio por unanimidad, como bien recordó Álvaro Siza en la portada del diario IDEAL cuando se le entrevistó la semana pasada.

¿Cuál es la conclusión?
1-Que no hay debate, sino polémica
2-Que todo el mundo confunde en su propio interés datos falsos con datos de oídas
3-Que tiene razón Reynaldo Fernández cuando dice que el consenso es necesario para cualquier proyecto que afecte a la Alhambra, y que el Atrio, pese a todo, no lo tenía
4-Que alguien podía haber encargado el informe Icomos cuando el concurso internacional, y esto que nos abríamos ahorrado
5-Que nadie, me da la impresión, se ha leído o ha tenido acceso al informe Icomos, con el que la Consejería de Cultura y el Patronato de la Alhambra han confeccionado la filigrana que permita aunar ahora -consenso se llama-, todas las sensibilidades.

PD
Por cierto, si alguien quiere el informe Icomos, lo tengo delante.

CRÉDITOS
Del dibujo que ilustra este artículo, tomado de este blog de arquitectura. Hay mucho más y todo muy bueno. Gracias