El Gobierno despide la legislatura sin sacar adelante un posible incremento de la velocidad en autovías | Tampoco entrará en vigor la bajada de 100 a 90 km/hora en otras vías
Hay promesas que se cumplen y hay otras que no valen nada. El Gobierno de Rajoy anunció hace más de dos años que la velocidad máxima en las autovías podría subir hasta los 130 kilómetros por hora. La medida no parecía fácil de cumplir, sobre todo en algunas provincias, ya que las premisas para aumentar la velocidad eran las siguientes: Que los tramos tengan índices contrastados de seguridad, que existan buenas condiciones de trazado y pavimentación, que hubiera unas condiciones óptimas meteorológicas y ambientales, y que la medida puntual tuviera que ser anunciado en un panel luminoso. Parecía muy difícil que se convirtiera en ley lo que a todas luces era muy complicado de cumplir.
Aún así, la medida de subir el límite de velocidad se sigue contemplando como una posibilidad, al igual que la que lleva aparejada de bajarla en vías de 100 a 90 kilómetros/hora. La iniciativa se incluye en el nuevo Reglamento General de Circulación, que el Ministerio del Interior no ha llegado a tocar, y ya no queda tiempo.
El próximo gobierno será el que tenga que seguir desarrollando esta ley o bien meterla en un cajón para olvidar esos diez kilómetros de más que pueden tener más efectos negativos que positivos. Algunos expertos sostienen que la velocidad máxima está limitada a 120 kilómetros/hora porque así se permite unas mínimas condiciones de seguridad, teniendo como referencia el parque automovilístico y el estado de las carreteras. Además, el número de fallecidos en las carreteras no está experimentando grandes bajadas, a pesar de que el número se reduce respecto a otros años. Hasta el 1 de noviembre de este año, 937 personas se han dejado la vida en las carreteras, un dato nada bueno.
Entonces ¿Para qué subir la velocidad? La posible subida podría ser una medida bien recibida para intentar que no se notarán tanto las medidas que no serían tan populares. A saber, descenso de la velocidad de 100 a 90 km/hora en las calzadas de menos de 6,5 metros; de 90 a 70 km/h si la calzada es menor de 6,5 metros y con marcas de separación entre ambos sentidos, y de 90 a 50 km/h si tiene menos de 6,5 metros y no hay líneas discontinuas entre los carriles. Respecto a las vías secundarias, estará prohibido circular a más de 30 kilómetros/hora, al igual que en vías urbanas, velocidad que desciende a 20 kilómetros/hora que solo tengan una acera.
Queda por ver que hace el nuevo Gobierno que surgirá de las urnas el 20 de diciembre con el Reglamento General de Circulación.