Las innovaciones tecnológicas, no cabe duda, han terminado por impregnar cualquier ámbito de nuestra vida, desde la formación a la sanidad, desde el comercio al trabajo diario, desde el ocio a las relaciones interpersonales. En todos ellos encontramos un dispositivo (fijo o móvil) que nos facilita una tarea, nos permite conectarnos con cientos de personas, nos ayuda a resolver un problema, amplía los horizontes en la investigación o en la distribución de soluciones, … Transforma nuestra realidad cotidiana en algo más cómodo y, también, nos da la oportunidad de obtener y compartir conocimiento para, en buena teoría, ser más críticos o, por el contrario, ser más acomodaticios viviendo sólo a un lado de la pantalla.
La semana pasada tuvo lugar en Barcelona el Mobile World Congress (MWC15), el evento internacional más importante que concentra a los líderes mundiales de la industria de la comunicación móvil, a sus directivos, ejecutivos, innovadores y visionarios que marcarán las tendencias “móviles” del próximo lustro.
Grandes marcas como Samsung, Apple, IBM, HTC, Sony, Nokia, Motorola, LG o Lenovo, operadoras como Telefónica, Orange, Vodafone, AT&T, Telenor o Deutsche Telecom, aspirantes a llevarse una porción importante del pastel como ZTE, BQ, Huawei, Wiko o los nuevos fabricantes chinos, medianas y pequeñas empresas de tecnología deseosas de lanzar sus novedades o de aprovechar un último acto para mantenerse en el “escaparate público”, han elevado las revoluciones, durante cuatro días, de un mercado excesivamente centrado en la pura tecnología.
Tecnología que, con la aplicación doméstica del internet de las cosas, ha avanzado desde el sector del automóvil hasta los aparatos de uso cotidiano, facilitando y ampliando las posibilidades de cualquier objeto rutinario, como son los smartwatch (relojes inteligentes).
Pero quizá quien más ha soliviantado el sector ha sido Marc Zuckerberg al abrir la caja de los truenos que le enfrentará a las grandes operadoras: su apuesta por hacer de whatsapp también una aplicación para poder hacer llamadas de voz ha planteado, de golpe, un bocado de 700 millones de usuarios a las grandes telecom. Cabe presumir que estos no van a permanecer impasibles, aunque el directivo de Facebook ha hecho también hincapié en la conveniencia de dotar a todo el mundo de acceso gratuito a los servicios básicos de internet, un guiño a las operadoras para movilizarse en las zonas aún no cubiertas en países emergentes.
También han mostrado sus cartas las grandes entidades de medios de pago y financieras, como MasterCard, Visa y BBVA junto a otras ciento treinta compañías especializadas en los diferentes ámbitos de la cadena de valor de los sistemas de pago móvil. Y lo han hecho justo después de que el Banco de Inglaterra se pronuncie acerca de los retos tecnológicos que han de abordar para convertirse en emisor de dinero digital, en combinación con las innovaciones en el sector móvil y sus mecanismos para hacer pagos seguros y transacciones sencillas entre particulares.
En este ámbito cabe destacar el papel exclusivo que ha mostrado la entidad Momo Pocket EDE en el MWC15 al anticiparse un año a las expectativas y tendencias auspiciadas por el Banco de Inglaterra, al basar su modelo de negocio en los aspectos diferenciales que le posicionan en un terreno sin competencia. Ya que opera con dinero digital para intermediar en transacciones financieras básicas de persona a persona (P2P), libres de costes ni comisiones, y para construir un ecosistema comercio-cliente generador de oportunidades de beneficio mutuo.
El resto de compañías presentes en el pabellón de España del MWC15 (Ayvant, Crazy4Media, Ding*, Dinube, ITDS Technology y WorldLine) han apostado fuerte por la mejora en la conexión de los servicios, por ofrecer soluciones sencillas y personalizables de sus aplicaciones móviles y por optimizar la gestión de las bases de datos para mejorar la detección de ocasiones de venta. Pero todas ellas requieren de la intervención de muchos actores para cualquier transacción de movimiento de dinero, mientras que Momo Pocket EDE une directamente a comercio y cliente, sin costes adicionales.
Mi recomendación, además, es que se ha de profundizar en otras áreas como el tratamiento de la información del comportamiento social de los clientes en sus perfiles de las diferentes redes y en cómo ello puede pulir los modelos personalizados predictivos de conducta y de tendencias de consumo. Ello facilitaría la creación de sistemas individualizados de recompensas o incentivos tendentes a perfeccionar los programas de fidelización y de prescripción.
Perfeccionamiento que pasa por tener en cuenta las demandas emocionales de los clientes en función de su personalidad y de cómo estos requieren relacionarse con las marcas. Algo que es íntimamente afín a lo que podríamos llamar confianza digital, que es algo más que trasladar seguridad, simplicidad y comodidad.
Para este 2015, las claves del mundo móvil han sido puestas sobre el tapete. La principal: tener una app ya no es habilitar un canal alternativo o complementario de relación con el cliente, es luchar por estar presente en su día a día aportándole valor y experiencias singulares que le hagan sentirse satisfecho con su uso.
Las marcas que no dispongan de una aplicación para dispositivos móviles quedarán relegadas al mundo “off”, al que prácticamente nadie quiere pertenecer.
José Manuel Navarro Llena
@jmnllena