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El juez español Baltasar Garzón recibió el pasado viernes día 10 de diciembre en Buenos Aires de manos de la presidenta argentina Cristina Fernández el premio Azucena Villaflor en una ceremonia organizada con motivo del Día Internacional de los Derechos Humanos.
El galardón lleva el nombre de quien fue una de las fundadoras de la organización Madres de Plaza de Mayo y que fue secuestrada y asesinada durante el último régimen militar argentino (1976-1983).
La distinción anual se otorga desde 2003 a través de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, para destacar la trayectoria cívica de personas o instituciones en su defensa por los derechos humanos y la democracia.
En pasado mayo el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) de España suspendió a Baltasar Garzón de su cargo de juez en la Audiencia Nacional, a raíz del proceso que se sigue contra el magistrado por presunta prevaricación por investigar los crímenes cometidos durante el régimen de Francisco Franco (1939-1975).
En septiembre un tribunal de apelaciones de Buenos Aires reabrió la causa por crímenes de lesa humanidad cometidos durante el franquismo en virtud del principio de justicia universal.
Noticia publicada en BBC Mundo
No deja de ser paradójico y dice mucho de alguna parte de nuestra sociedad que por actuaciones judiciales semejantes en el extranjero se premie a una persona y en España se le persiga. Ninguna persona es perfecta, pero buscar reparar en lo posible los daños causados a las personas por regímenes totalitarios debe ser un fin universal, como la justicia, independientemente del lugar que se trate. Es más, como ciudadanos, deberíamos exigirlo a nuestras autoridades.