«Ciudadanos Comprometidos»
Este año, se ha celebrado en el pequeñísimo municipio alpujarreño de ALMÓCITA, la edición XXIX del Festival de Música Tradicional de la Alpujarra, auspiciado desde su origen por el colectivo Abuxarra. Y como cabía esperar, ha constituido todo un éxito de participación y de compartir sentimientos y cultura popular, ya que cada año se consolida, aún más si cabe, como el principal evento sociocultural de esta tierra maravillosa rica en tradiciones, en carácter, en tesón y en fortaleza. Porque la gente de La Alpujarra es tan culta que protege y mima su cultura popular…
Pero yo hoy quiero hablaros de otras cosas… yo quiero hablaros de Almócita y de sus gentes. Y de las lecciones de civismo, de esfuerzo y de ilusión colectiva,… Y de lo claro que tienen sobre qué cosas son realmente importantes y en las que basar la construcción de su futuro…
Para empezar, quiero trascribir un fragmento de la dedicatoria que han hecho a las personas mayores del pueblo, ¡Si serán sabios, estas gentes de Almócita…!
“Le dedicamos el festival a nuestros mayores, porque somos conscientes de que todo lo bueno que hay en nosotros, la generosidad, la amabilidad, la honradez y la honestidad, se lo debemos a ellos. Nuestros antepasados, trabajadores incansables. Nuestros abuelos y abuelas, padres y madres que hombro con hombro supieron adaptarse a una tierra abrupta y difícil pero a la vez fértil y rica, nuestra Alpujarra. Que con tesón, trabajo y esfuerzo habéis sabido hacerle producir lo mejor de sus frutos para sacar a vuestras familias hacia adelante. Les tocó vivir en tiempos difíciles, pero han sabido asentar las bases y los pilares para que los que venimos detrás nos encontremos un mundo más amable, con mejores condiciones de vida. Hombres y mujeres que amaban y aman nuestra tierra y así nos lo han transmitido a las generaciones más jóvenes. ¡Muchas gracias a todos y todas por habernos trasmitido parte de vuestra sabiduría!”.
Y este agradecimiento a sus mayores no es verbo fácil, porque este humilde Almócita es fiel reflejo de esos sentimientos de respeto que nos decían en su dedicatoria… cada rincón, cada casa, y todo el pueblo en su conjunto nos hablan de ello. Ha sabido permanecer ajeno a los cantos de sirena del desarrollismo lo que no impide que cuente con dotaciones y servicios que están muy por encima de lo que cabría esperar para su modestísima población… Impresiona ver cómo miman el patrimonio heredado: el urbano (arquitectura vernácula, paisaje urbano, algibe, fuentes…), como el rural (acequias, patrimonio minero, ermitas, caminos históricos…) y sus ricas costumbres y tradiciones (vendimia, barrilería, folclore…).
Y este saber estar de todo un pueblo, esta sabiduría asentada día tras día, el saber que la suma cohesionada es mucho más que la simple suma de individualidades… Y esto lo hemos podido ver en su verdadera magnitud aquellos que el pasado 8 de Agosto los visitamos con motivo del festival folclórico… Un pueblo bellamente engalanado, con una capacidad organizativa y movilizadora sorprendente, y que supo convocar a todos sus vecinos (tanto los presentes como a los que vives muy lejos de su tierra) para mostrar, orgulloso, muy orgulloso, cada rincón, cada casa, todo el pueblo, su cultura y sus tradiciones, su filosofía de vida, en una fiesta que también fue la fiesta de la gente buena, de la gente sabia de Almócita.
Desde La Ciudad Comprometida, queremos hacer explícito nuestra felicitación a través de una nueva serie de artículos temáticos sobre la diversidad del patrimonio cultural del mundo rural, que iniciaremos con la descripción de la ruta “Almócita, tierra de mineros”.
Juan Carlos, me han gustado mucho tus palabras y tu descripción de lo acontecido y todo lo que ha rodeado el evento. Ni una Academia de Escritores, puestos de acuerdo, lo hubiera hecho con mas tino.
Muchas gracias por brindarnos pedazos de sublimidad.
Espero con interés tus próximas entregas.
Un abrazo.
Gracias por tus palabras, amigo Roberto… Procurare mantener vivo tu interés con la serie que iniciaremos en breve…
Me parece muy interesante este artículo y seguiré con atención el resto de entradas de la serie que anuncia. Y me parece interesante porque las reflexiones en arquitectura y urbanismo casi nunca atienden al mundo rural. Suelen centrarse los teóricos en buscar estrategias aplicables a la ciudad postindustrial y capitalista, con sus problemas de sostenibilidad, falta de cohesión social, crisis del espacio público, etc…
Como menciona en el caso de Almócita, en muchos de nuestros pueblos, las redes sociales son sólidas, existe una fuerte identificación con el ambiente físico y cultural, y la sostenibilidad se consigue con una adaptación honesta y un entendimiento profundo del territorio.
Quizá en estos ámbitos rurales la falta de herramientas teorizadas y estandarizadas sea una virtud, porque se obliga a que las estrategias sean específicas y provengan de una mirada atenta a las realidades y necesidades concretas del mundo rural.
Espero que esta serie de artículos nos permita reflexionar sobre criterios de intervención; sobre la necesidad de introducir nuevas formas de producción de riqueza más allá de las tradicionales; sobre la manera de intervenir con arquitectura desde la contemporaneidad; y sobre los mecanismos a emplear para que los habitantes de estos núcleos desarrollen hacia los nuevos elementos las mismas identificaciones afectivas que mantienen con los elementos heredados.
Saludos.
Gracias Moises, espero que sea comu tu dices… Lo vamos a intentar, desde luego!