HOYAS Y VEGAS BÉTICAS. Observatorio virtual del paisaje Mediterráneo.(11)

«El Territorio Comprometido»

Vega de Antequera

Entre los fuerte relieves de las montañas béticas se abren algunas grandes planicies agrícolas (depresiones del surco Intrabético en Ronda, Antequera, Loja, Granada, Guadix y Baza), generalmente ocupadas por una vegas sobre las que se asientan y a la que domina una gran ciudad o un asentamiento importante. Los paisajes de estas comarcas tienen una personalidad propia que se deriva tanto de las peculiaridades de su medio físico y de los usos del suelo, como de la existencia de una historia antigua y rica: estos territorios han sido escenario de una ocupación humana muy prolongada, tanto de carácter urbano, como de colonización del medio rural (en ellos se localizan algunos de los más antiguos regadíos andaluces, en su mayoría de origen andalusí).

La depresión y la Vega de Antequera es un buen ejemplo de este tipo de paisaje, reforzando además su ejemplaridad por ser un espacio extraordinariamente accesible (una encrucijada en el corazón geográfico de Andalucía) y con una gran riqueza de puntos panorámicos y enlaces visuales. El conjunto de elementos rurales de su fértil vega, donde tradicionalmente se intercalan cultivos herbáceos y arborescentes, el emplazamiento de los núcleos de población (especialmente la ciudad de Antequera, dominadora de toda la llanada) y la dimensión y belleza de las montañas calcáreas que circundan la depresión, son rasgos característicos del paisaje antequerano. Rasgos que se ven potenciados por la existencia, en el entorno de la llanura irrigada, de hitos paisajísticos cargados de significados legendarios, generalmente relacionados con las formas caprichosas del relieve kárstico (peñas, torcales, cuevas).

El conjunto de circunstancias concurrentes en la Vega de Antequera convierte a este espacio en un referente ineludible del paisaje andaluz, de significativas analogías con algunas vegas intrabéticas (Ronda, Loja, Granada), a la vez que de fuerte contraste con otras (Guadix, Baza), así como con otros ámbitos agrarios del interior regional, como es el caso de las campiñas del Guadalquivir, sobre todo por sus dimensiones y el alejamiento relativo de las alineaciones orográficas circundantes.

1.     Mosaico de cultivos

La presencia de un importante componente minifundista sobre la Vega origina un espacio agrario muy diversificado, en contraste acusado con los paisajes de monocultivo imperantes en las campiñas del Guadalquivir. El parcelario menudo, las variedades de cultivo (sucesión de olivos, árboles frutales y plantaciones herbáceas) y la pervivencia de setos vivos refuerzan la imagen de amenidad y complejidad. Todo ello se materializa también en la diversidad cromática de los componentes del paisaje rural (una amplia gama de verdes y ocres punteada por el blanco caserío disperso).

2.     Entorno serrano

El llano de Antequera se encierra entre montañas y relieves muy nítidos. Ello refuerza el carácter de recinto cerrado que tiene, no sólo la Vega de Antequera, sino otras vegas interiores, como las de la meseta rondeña o la depresión de Granada. Los materiales calizos que conforman estas montañas dan origen, además, a paisajes cársticos que se encuentran entre los más espectaculares y conocidos de Andalucía, por ejemplo los célebres torcales (sobre todo, el Torcal de Antequera) que se localizan en las inmediaciones de la Vega.

 3.     Patrimonio rural

La Entre las construcciones agrarias que pueblan el ámbito de Antequera, se encuentra un patrimonio edificado de alto valor. En las tierras calmas cerealistas y en los olivares del entorno, las grandes propiedades edificaron cortijos y haciendas que hoy constituyen una marca en el paisaje de la comarca y un recurso patrimonial de atracción de visitantes.

 4.     La Peña de los Enamorados

Un elemento orográfico singular y ampliamente reconocible en el paisaje de la Vega, un lugar cargado de significados y leyendas.

5.     Laderas olivareras

En las zonas periféricas de la llanura antequerana, se localizan las masas olivareras, sobre suelos de mayores pendientes, de menor calidad y, al menos tradicionalmente, de secano.

Vista de la vega con Antequera y el Torcal al fondo
Vista de la vega con Antequera y el Torcal al fondo
Elemento de patrimonio rural: pequeña explotación agraria y cortijo.
Elemento de patrimonio rural: pequeña explotación agraria y cortijo.
Olivares sobre suelos rojos mediterráneos penetrando en el piedemonte de las sierras calizas
Olivares sobre suelos rojos mediterráneos penetrando en el piedemonte de las sierras calizas
El Torcal de Antequera esconde formas especiales por causa de la disolución kárstica aunada con procesos de gelifracción (ruptura hielo-deshielo en pretéritos períodos más fríos). Una de las más destacadas es el Tornillo de El Torcal
El Torcal de Antequera esconde formas especiales por causa de la disolución kárstica aunada con procesos de gelifracción (ruptura hielo-deshielo en pretéritos períodos más fríos). Una de las más destacadas es el Tornillo de El Torcal Imagen histórica de Antequera.

… Anda la comarca entre las tentaciones de la campiña andaluza (cordobesa y sevillana) y las serranas de Granada, y no acaba de decidirse del todo y se queda un poco en sí misma, hasta en sus propias aguas que se estancan en lagunas grandes y saladas… la vega la componen tierras llanas u onduladas, cubiertas de olivares… hay huertas en los hondones donde el agua y crecen nogales y moreras… y donde no llegan el olivo ni el agua, el cereal de los secanos.

José Antonio Muñoz Rojas, de Málaga, 1977

 Czestochowa Martín Gómez, Ingeniera de la Edificación de GRarquitectos & Miguel  Angel  Sánchez  del  Arbol.   Geógrafo   y   Urbanista. Colaborador de GR-Arquitectos Asociados

Con el de hoy terminamos esta serie sobre el paisaje Mediterráneo. Esperamos que haya sido de vuestro agrado y haya servido para conocer un poco más y con una perspectiva diferente  nuestros variados y preciosos paisajes de Andalucía.

VALLE DEL GUADALQUIVIR. Observatorio Virtual del paisaje Mediterráneo (10)

«El Territorio Comprometido»

Grandes Infraestructuras A-92 (Estepa)

La autovía A-92 constituye una de las infraestructuras de mayor importancia territorial y paisajística ejecutada en Andalucía en los últimos años. Su importancia territorial consiste, esencialmente, en la interconexión y vertebración, a través del transporte por carretera, de destacadas agro-ciudades y aglomeraciones metropolitanas andaluzas dispuestas en el Valle del Guadalquivir (Sevilla, Marchena, Osuna, Estepa), en el Surco Intrabético (Antequera, Archidona, Loja, Granada, Guadix, Baza)  y en Pasillo de Fiñana hasta Almería. A su vez, la importancia paisajística de esta gran infraestructura presenta una doble consideración: de un lado, ha supuesto una sensible incidencia en los escenarios por donde discurre, al alterar y modificar perfiles topográficos, usos tradicionales del suelo, entramados agrícolas, vegetación natural en algunos tramos, etc., si bien se han introducido medidas correctoras y minimizadoras de impactos en parte del recorrido; de otro lado, se ha convertido en uno de los más importante vectores visuales del paisaje de las depresiones interiores regionales como consecuencia del abundante flujo de vehículos que transita por esta autovía y de  unas condiciones de trazado, perfil transversal y perfil longitudinal que, en la mayor parte del recorrido, permite percibir con facilidad el entorno paisajístico.  

La vista muestra el desarrollo de la A-92 en las campiñas altas del Valle del Guadalquivir a su paso por la población de Estepa. La autovía discurre aquí entre un relieve alomado sobre materiales margosos de la depresión del Guadalquivir, remarcando la diferenciación entre las extensas explotaciones olivareras, al norte (izquierda en la imagen) de la infraestructura viaria, y las tierras de ruedo agrícola del entorno de la ciudad de Estepa, en la margen sur.

1.     Paisaje olivarero

El paisaje se abre hacia los campos de olivares como elemento característico de la campiña del Guadalquivir en su sector centro-oriental.

 2.     Tratamiento paisajístico de la autovía

El tratamiento paisajístico de la autovía (arcenes, medianeras, isletas de tráfico) es muy somero, limitado a las líneas de adelfas (Nerium oleander) y gayombas (Spartium junceum) que separan las calzadas y a las plantaciones de cipreses de la isleta.

 3.     El ruedo agrícola

Límites del ruedo de la población de Estepa. La autovía marca la frontera entre este y los campos olivareros. El ruedo agrícola que ocupa la suave ladera que desciende desde la ciudad hasta la carretera, y que acoge cultivos herbáceos, muestra un proceso de ocupación edificatoria muy reciente: viviendas, naves…

 4.     El núcleo de Écija (borde norte)

La más reciente expansión urbana hacia la autovía de esta antigua población, donde se conservan interesantes manifestaciones arquitectónicas y urbanísticas en torno al castillo e iglesia que coronan un cerro calcáreo.  En la imagen puede apreciarse parte de la estandariza expansión  urbana, en este caso dirigida hacia el margen de la nueva infraestructura.

Las grandes infraestructuras de transporte construidas en Andalucía en los últimos decenios (autovías, red de alta velocidad) han dejado una importante impronta en el paisaje regional. En el caso de la autovía de Jerez-Los Barrios, el diseño de medidas correctoras del impacto paisajístico constituye un ejemplo de buenas prácticas (ver material complementario ).

En las obras de la Autovía A-381, Jerez–Los Barrios, se ha destinado un presupuesto adicional de 90 millones de euros para mejorar la dotación de pasos de fauna y restitución de cañadas, la instalación de pantallas  antisónicas y la restauración paisajística, entre otras medidas ambientales.

Puente del Quinto Centenario, último paso sobre el río Guadalquivir, situado en la ronda de circunvalación de Sevilla
Puente del Quinto Centenario, último paso sobre el río Guadalquivir, situado en la ronda de circunvalación de Sevilla
La A-92, eje longitudinal de Andalucía (Sevilla-Almería), en su entrada a la Vega de Antequera, zona central de la región.
La A-92, eje longitudinal de Andalucía (Sevilla-Almería), en su entrada a la Vega de Antequera, zona central de la región.
La A-49 entre Huelva y Sevilla completa el eje principal longitudinal de la A-92
La A-49 entre Huelva y Sevilla completa el eje principal longitudinal de la A-92
Alta Velocidad Española (AVE), que conecta las ciudades de Sevilla y Córdoba con Madrid
Alta Velocidad Española (AVE), que conecta las ciudades de Sevilla y Córdoba con Madrid

SIERRAS PENIBÉTICAS: CONTRAVIESA – ALPUJARRA BAJA – MAIRENA. Observatorio virtual del paisaje Mediterráneo (9)

«El Territorio Comprometido»

Desde la Alpujarra alta, en las laderas de subida a Sierra Nevada, la vista abarca los componentes más significativos del paisaje alpujarreño con el telón de fondo de la Sierra de la Contraviesa. Un ejemplo emblemático de la montaña mediterránea andaluza. En primer término las laderas de frutales en terraza, en torno a los ruedos del poblamiento de Las Alpujarras. En un plano medio, las vegas del fondo del valle, cultivadas sobre los depósitos aluviales. El macizo cuarcítico la Contraviesa cierra hacia el sur la vista, aislando el valle alpujarreño del litoral. El pasillo de Berja, con el embalse de Benínar, separa esta alineación montañosa de la Sierra de Gádor, done afloran las calizas metamórficas. 

Un paisaje de contrastes, característico de la montaña media mediterránea andaluza: dominan las vertientes rocosas con poca o escasa vegetación, resultado en parte de un intenso proceso de desforestación, especialmente en las laderas de la Sierra de Gádor, debido a una histórica e intensiva explotación minera. Pero, junto a ello, un paisaje agrícola de huertos y frutales en las llanuras aluviales y en las laderas aterrazadas característico de los sistemas de policultivo mediterráneo. La acusada alternancia cromática de ambos mundos define buena parte de los valorespaisajísticos alpujarreños. El poblamiento se sitúa primordialmente en los fondos de valle, sobre todo en el discurrir del río Guadalfeo, pasillo natural y eje de comunicación humana de toda la comarca. 

  

1.      Sierra de Gádor 

 Las estribaciones de la Sierra de Gádor, un macizo de calizas dolomíticas con un paisaje profundamente desforestado, herencia en parte de una intensa explotación minera en el siglo XIX. 

  

2.      Pasillo de Berja 

Pasillo de Berja, separando la Sierra de Gádor y la Contraviesa. Al fondo, el embalsede Benínar y la insinuación del litoral almeriense. 

3.     Cultivos tradicionales 

 Cultivos aterrazados en ladera, un sistema de cultivo característico del paisaje alpujarreño. 

4.     Escaso poblamiento 

Las estribaciones de la Sierra de la Contraviesa, un macizo cuarcítico de escaso poblamiento y casi completamente desforestado. 

5.     Ugíjar 

La población de Ugíjar, un centro rural característico del poblamiento alpujarreño. La morfología urbana de los pueblos de Las Alpujarras se está viendo transformada en parte por una creciente incidencia del turismo rural. Las Alpujarras constituyen una de las comarcas interiores andaluzas con mayor presencia de visitantes 

6.     Fondos de valle 

El fondo de valle alpujarreño, un eje longitudinal de vegas cultivadas donde se sucede un poblamiento denso en núcleos rurales de pequeña dimensión con ruedos agrícolas de pequeñas dimensiones. 

Embalse de Benimar. Al fondo el mar Mediterráneo
Embalse de Benimar. Al fondo el mar Mediterráneo

 

Los cultivos aterrazados dan paso a montes deforestados
Los cultivos aterrazados dan paso a montes deforestados

 

La ocupación propia de invernaderos de las zonas litorales se extiende a lo largo del pasillo de Berja
La ocupación propia de invernaderos de las zonas litorales se extiende a lo largo del pasillo de Berja

 

 

  

En el fondo de valle de las Alpujarras, pueblo y ruedo de huertas regadas, laderas abandonadas y vertientes repobladas. Una sucesión característica de la ocupación del terazgo
En el fondo de valle de las Alpujarras, pueblo y ruedo de huertas regadas, laderas abandonadas y vertientes repobladas. Una sucesión característica de la ocupación del terazgo

 

Ya lo he indicado muchas veces…: por Alpujarra se entiende todo el terreno comprendido entre Sierra Nevada y el mar, y encerrado luego, como en un rectángulo, por las sierras laterales; es decir: todo lo que queda dentro del horizonte sensible que se abarca desde las cimas del Cerrajon de Murtas; todo lo que sería un solo valle, a no existir la Contraviesa; todo lo que, visto desde el mar de Albuñol, mirando al Mulhacén, tiene, en fin, un cielo común…La Alpujarra, como veis, es absolutamente distinta.- Verdad que aquí hay también nieves (en lo alto de aquella Sierra…), y valles, y ríos, y peñascos, y derrumbaderos, y hasta alguna vez nubes… pero ¡cuán diferentes todas estas cosas! –El tono, el color, la luz, el ambiente, todo varía aquí por completo.- Un cielo, casi siempre despejado, y de un azul puro, intenso, rutilante, empieza por servir de fondo a todas las decoraciones, disipando con su viva refulgencia vaguedades, misterios, nebulosos contornos, indeterminadas fantasmagorías. Una tierra cálida y enjuta nutre con la sangre de sus entrañas, y no con el lloro de sus peñas, esos manantiales de luz y fuego que se llaman el olivo y la vid, o los elíseos frutos que roban sus más vistosos colores al iris. Aquestos valles no contrastan con lo petrificado por el frío, sino con lo calcinado por el sol. Aquestas rocas, lejos de sudar agua, funden y acrisolan metales. Las flores son fragantes y valientes, a pesar de la vecindad de los viejos ventisqueros, y el arroyo que baja de las regiones muertas se asombra de encontrarse con las adelfas silvestres o con las ferozmente grandiosas higueras chumbas, orladas de arrumacos verdes y pajizos, como las princesas etiopes. ¡Ah! La influencia de la Sierra es casi siempre vencida por la de losvientos de África. El sol puede aquí más que la nieve” 

“La Alpujarra: sesenta leguas a caballo precedidas de seis en diligencia”,1874. Pedro Antonio de Alarcón 

SIERRAS SUBBÉTICAS: CASTRIL. Observatorio virtual del paisaje Mediterráneo.(8)

«El Territorio Comprometido»

Las sierras calizas y dolomíticas más meridionales del macizo de Cazorla-Segura que se internan hacia las hoyas del Guadiana Menor forman las alineaciones orográficas de Castril. Su topografía muy agreste en el interior de estas alineaciones montañosas –con escarpados farallones–, contrasta con los terrenos margosos de las lomas del sur, donde se asientan las poblaciones. Igualmente, las transformaciones humanas realizadas en los últimos siglos siguen el gradiente fluvial del curso del río Castril, eje estructurante de este territorio. Así, los roquedos y pastos de alta montaña dan paso a los matorrales mediterráneos, sustituidos en parte por repoblaciones de pinar para, en las tierras bajas, cambiar hacia cultivos de almendros, olivos y cereal. Ocasionalmente, en las vegas alternan choperas con bellas aunque reducidas huertas.

En la Sierra de Castril y otras aledañas (Seca, Empanadas, Buitre…) se ofrecen relieves realmente espectaculares resultado de la interacción de las fuertes pendientes y la acción de los cursos de agua, sobre todo el río Castril y sus afluentes en cabecera, lo que unido a la gran diversidad de comunidades vegetales y faunísticas, ofrece como resultado una gran calidad ambiental y paisajística. De hecho, son numerosos los escenarios de paisaje identificables en el conjunto de alineaciones orográficas de Castril: la cuenca endorreica de La laguna, que se localiza el extremo norte de Sierra Seca, a una altitud media superior a 2.000 metros, y en la que durante buena parte del año se forma una laguna de origen pluvio-nival en cuyas márgenes hay interesantes endemismos; la cabecera del río Castril,  donde se presentan las comunidades rupícolas (bosques-galería) de mayor diversidad y mejor grado de conservación del valle fluvial, así como la única población de nutrias del mismo; el tramo superior de la cuenca del río Castril, un área de pendientes moderadas cuyo uso dominante es el pastizal-matorral en alternancia con cultivos de secano, así como otras superficies con escasa vegetación, roquedos y algunos enclaves diseminados y de escasa cobertura de pinar y sabinar; la vertiente oriental de las sierras de Empanadas y del Buitre, dominio de pendientes muy fuertes, incluso escarpadas, y donde se alternan pastizales de escasa cobertura, roquedos y masas de encinas o sabinas mezcladas con pinos, así como, ya en la zona de cumbres, vegetación dolomítica con abundancia de endemismos y restos de quejigares-acerales; la  vertiente oeste de Sierra Seca,  de acusadas pendientes, presenta una densa cobertura vegetal dominada por pinares de pino carrasco y salgareño mezclados con pies aislados de encinas, sin que falten zonas de pastizal-matorral y roquedo; la vertiente oriental del Monte de Las Hazadillas acoge un extenso y bien conservado encinar; el suroeste de la Hoya del Estepar se caracteriza por la presencia de un pinar denso de pino carrasco y un rodal de encinar en buen estado de conservación, así como una buena representación de tomillares dolomíticos, destacando asimismo la presencia de buitreras; la vertiente oriental de la Sierra de Castril, al sur del barranco de Los Quemados, se caracteriza por presentar pendientes relativamente suaves y uniformes y por el carácter rocoso del terreno, estando la vegetación constituida fundamentalmente por pastizal-matorral con algunas masas puntuales de encinar o pinar de baja cobertura; las áreas agrícolas, en fin, no son en absoluto desdeñables tanto por sus características como por su larga historia de presencia en las laderas bajas y fondos de valle de estas alineaciones orográficas, destacando numerosos predios de olivar y de regadío hortofrutícola.

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1.     Sierra del Buitre

Laderas montañosas de la Sierra del Buitre: formaciones calizas repobladas hace varias décadas con pinos carrascos. En su interior existen cuevas y formaciones kársticas interesantes por los depósitos carbonatados y por la fauna de qui-rópteros.

2.     Suelos margosos

Lomas con suelos margosos profundos, aunque pobres, libres de matorral y cubiertos con almendrales. Son terrenos rescatados al monte, y a los eriales y pastizales, mediante sucesivos repartos y concesiones municipales a lo largo de la historia.

3.     Matorral y monte bajo

Vallonadas, surcos, arroyos y laderas con fuertes pendientes, sobre las que se asienta un escaso monte bajo, muestra degradada de la vegetación natural preexistente. Es importante su papel ecológico para la fauna y como reservorios genéticos de la flora.

4.     Embalse de El Portillo

Embalse finalizado en 1999, que almacena 33 Hm3 de agua, ocupa una extensión de 143 Ha. y una altura máxima de presa de 82,4 m. Sus aguas se destinan principalmente a riegos de cultivos.

5.     Sierras cercanas

Sierras de Marmolance y de La Sagra, importantes formaciones orográficas calizas repobladas con pinares carrascos que alternan con vegetación natural de encinar, enebral-sabinar y otras comunidades oromediterráneas calcícolas, y donde es característica una abundante ganadería menor de ovejas y cabras autóctonas. 

 

Prados del Conde, extensiones calizas muy elevadas con frecuentes nevadas. Excelentes para el pastoreo de ganado ovino.
Prados del Conde, extensiones calizas muy elevadas con frecuentes nevadas. Excelentes para el pastoreo de ganado ovino.
Pinares y encinares de zonas elevadas: amplios terrenos despoblados con escasas precipitaciones y clima invernal muy riguroso
Pinares y encinares de zonas elevadas: amplios terrenos despoblados con escasas precipitaciones y clima invernal muy riguroso
Río Castril, aguas abajo del embalse del Portillo, del que se riegan olivares y huertas en laderas y terrazas.
Río Castril, aguas abajo del embalse del Portillo, del que se riegan olivares y huertas en laderas y terrazas.
Son frecuentes las manchas de enebros y otros endemismos en estas sierras, de forma que aumentan y consolidan su valor natural.
Son frecuentes las manchas de enebros y otros endemismos en estas sierras, de forma que aumentan y consolidan su valor natural.
En el fondo de valle de los ríos que drenan el complejo orográfico de Castril, sobre las terrazas aluviales, resulta frecuente la presencia de cultivos hortofrutícolas de regadío tradicional.
En el fondo de valle de los ríos que drenan el complejo orográfico de Castril, sobre las terrazas aluviales, resulta frecuente la presencia de cultivos hortofrutícolas de regadío tradicional.

Armando Martínez Alfaro, Arquitecto de GRarquitectos & Miguel  Angel  Sánchez  del  Arbol.   Geógrafo   y   Urbanista. Colaborador de GR-Arquitectos Asociados.

COSTA DE CÁDIZ (ENSENADA DE BOLONIA). Observatorio virtual del paisaje Mediterráneo (7)

Litoral Atlántico

En el marco del litoral andaluz, la playa y ensenada de Bolonia representa una notable excepción: un paisaje entre natural y cultural de singular belleza en el que la implantación urbana y turística ha sido hasta el momento relativamente limitada. La existencia de amplias superficies de montes públicos, la inclusión en el parque natural del Estrecho de Gibraltar, las afecciones derivadas de la protección arqueológica o la limitación que supone para el turismo los fuertes vientos de levante han contribuido a mantener un paisaje en el que los potentes elementos naturales que lo configuran siguen mostrándose como dominantes. Ello hace que todavía sea posible observar la transición, en un suave plano inclinado, entre los componentes paisajísticos del mundo rural (masas forestales, matorrales, pastos ganaderos) y los del litoral (dunas, playas, mar).

 

A pesar de esa destacada singularidad, la Ensenada de Bolonia no es una entidad territorial aislada, puesto que comparte muchas de las características de un espacio progresivamente más amplio que deja notar, de un modo u otro, su  influencia en este rincón del litoral gaditano: el municipio de Tarifa, la comarca del Campo de Gibraltar o el litoral atlántico del Estrecho. Una influencia no sólo actual o reciente, sino desde hace milenios: el territorio dependiente de la ciudad púnica y posteriormente romana de Baelo Claudia, cuyos vestigios arqueológicos se localizan en el corazón de la Ensenada, transcendía los límites de este marco físico. Este hecho resulta fundamental para entender la propia villae (su morfología, sus funciones, su entidad), sus habitantes y la evolución de su entorno, el ámbito del Estrecho, al ser un importante punto de contacto entre continentes y culturas.

 

De hecho, la Ensenada de Bolonia ha sido objeto de transformaciones y usos alternativos a lo largo de la historia humana desde sus primeras ocupaciones. A este respecto, las antiguas actividades agrícolas han desaparecido prácticamente y del aprovechamiento de los recursos marinos apenas quedan registros arqueológicos (por ejemplo, concheros pre-romanos asociados a localizaciones litorales; producción romana de garum y otras conservas de pescado, etc., como así sucede con la industria alfarera, esencialmente de ánforas para comercializar las conservas de pescado;  o las almadrabas desde el siglo XIII, etc.), si bien permanecen algunas explotaciones ganaderas, sobre todo bovinas (raza retinta) y forestales (limpieza y explotación del corcho). Pero actualmente son las actividades turísticas las que dominan en este espacio, que incluye desde el turismo de playa, incluidos deportes náuticos, al cultural (Conjunto Arqueológico de Baelo Claudia) y al denominado “turismo rural” sobre la base de lo anterior y de una interesante red de itinerarios y de miradores.  

 

Entre los aspectos que refuerzan la consideración de este espacio como entidad paisajística de fuerte carácter está, por un lado, la envoltura completa de la ensenada por relieves de diferente altura (las dos sierras de mayor entidad, San Bartolomé y La Plata, y la unión de ambas a través de un relieve de menor altura, la Sierra de la Higuera, se perciben como un recinto cerrado en forma de anfiteatro, generando una cuenca visual cerrada en torno a la Ensenada); por otro lado, la presencia de dos hitos fundamentales, uno natural y otro cultural: la gran duna rampante, un elemento del paisaje litoral andaluz que ha sido sistemáticamente eliminado en muchos otros lugares durante los más recientes procesos de urbanización, y las mencionadas ruinas arqueológicas de la ciudad púnica y romana, evocadora de la antigua colonización humana de esta parte del litoral andaluz. Junto a lo anterior, al encanto paisajístico de este enclave contribuye la armonía existente entre la variada base geomorfológica (sierras, lomas y colinas, acantilados, cordones dunares y cordones de cantos, playas arenosas y restingas) y botánica (coníferas, eucaliptos, quercíneas, matorral asociados a arbolado, matorral denso sin arbolado, espacios de vegetación rala), así como a la organización geográfica (zonas forestales, pastizales, restos de campos agrícolas, asentamientos antiguos y recientes…), conjugándose todo ello para producir unas cualidades visuales atractivas y dotar de ese carácter paisajístico singular a la Ensenada de Bolonia.

 

 

 

1.     La duna rampante de Bolonia

La destrucción de las formas dunares por la ocupación urbana y la construcción de paseos marítimos es una constante en todo el litoral atlántico andaluz. La preservación de esta duna, la de mayores dimensiones de la región, puede considerarse como un hecho excepcional, lo que revaloriza aún más su valor ambiental y paisajístico.

2.     La ciudad histórica

Baelo Claudia, fundación púnica, fue en época romana la segunda ciudad en importancia en el área del Estrecho, situada en el camino entre Carteia (en la Bahía de Algeciras) y Gades. Su prosperidad urbana es todavía perceptible en el paisaje actual: un notable foro con edificios públicos entre los que destacan tres templos, baños públicos, el teatro, instalaciones para la industria pesquera… Hoy, estas ruinas arqueológicas aportan un recurso de especial valor para el paisaje de la Ensenada.

3.     Roquedos

Los roquedos de la Loma de San Bartolomé cierran el paisaje de la Ensenada. Un relieve abrupto, donde son bien perceptibles algunos escarpes de falla, y  con una densa cobertura forestal (acebuches, encinas, pinos piñoneros) que, en parte, es resultado de repoblaciones contemporáneas.

4.     Los usos urbanos actuales

El asentamiento urbano actual de la ensenada de Bolonia, el núcleo de El Lentiscal, muestra la singularidad de tratarse de un asentamiento tradicionalmente agrario, de pequeñas dimensiones. Recientemente, los procesos de crecimiento de nuevos usos turísticos van alterando la fisonomía de este paisaje urbano tradicional.

5.     La playa de Bolonia

Formada entre dos salientes montuosos, forma una playa de abundantes y finas arenas blancas que se continúa en potentes dunas. Uno de los valores de esta playa radica en el hecho de mantenerse en gran medida natural, no urbanizada al modo del paisaje de otros tramos litorales turísticos. Ese contacto entre el espacio rural y el mar es uno de los rasgos paisajísticos más destacados del lugar.

6.     Zona de matorral y pastizal

En las zonas más abiertas y de menor relieve, sobre materiales arcillosos, aparecen espacios desarbolados a consecuencia de la presión ganadera tradicional (el vacuno retinto). El matorral de retamas y lentiscos acompaña a los ricos pastizales de la zona 

 

 

Los roquedos desprovistos de vegetación coronan gran parte del cierre de la cuenca visual de la Ensenada respecto al entorno paisajístico
Los roquedos desprovistos de vegetación coronan gran parte del cierre de la cuenca visual de la Ensenada respecto al entorno paisajístico

Las ruinas arqueológicas de Baelo Claudia
Las ruinas arqueológicas de Baelo Claudia

El contacto de la duna con las antiguas masas de pino piñonero.
El contacto de la duna con las antiguas masas de pino piñonero.

Panoramica de las laderas que rodean la Ensenada
Panoramica de las laderas que rodean la Ensenada

En primer plano, floración en los pastizales salpicados de palmitos y ericáceas  que bordean el recinto arqueológico. Al fondo, el escenario de las laderas que enmarcan la Ensenada está dominado por masa de  pinares y algunos eucaliptos, como consecuencia de repoblaciones forestales del siglo XX.

Carmen Patricia Comino Ariza, Arquitecta de GRarquitectos & Miguel Angel Sánchez del Arbol. Geógrafo y Urbanista. Colaborador de GR-Arquitectos Asociados.