Aseguro y no miento, aunque resulte difícil de creer, que me han pedido que recupere este artículo publicado el martes. Y para las pocas veces que ocurre no me voy a negar.
Hace poco más de un año, cuando Sebastián Pérez estaba armando la candidatura de la capital, se acercó a la Confederación Granadina de Empresarios en busca de un ‘fichaje’. El nombre que tenía en mente era el de Ignacio Cuerva, aunque a estas alturas a ninguno de los protagonistas les interesará reconocer que es verdad.
El joven expresidente del Granada CF no dio el salto a la política, pero el líder del PP incorporó al entonces adjunto al secretario general de la CGE. Tampoco resultó una sorpresa mayúscula: Curro Ledesma estaba en la órbita del partido y su esposa forma parte del Consejo de Administración de CajaGranada a propuesta del PP. Ledesma –que se encontraba a la espera de suceder a Salvador Frutos en cuestión de meses– se pasó a la política y figuró en el número once de la lista.
La suya fue una incorporación de Sebastián Pérez.
De entrada, José Torres Hurtado lo dejó fuera de su círculo de confianza, aunque nombró hasta siete tenientes de alcalde. Cada uno tiene su justificación. Isabel Nieto, Juan Antonio Mérida y Juan García Montero ya lo eran en el anterior mandato. Telesfora Ruiz se benefició de esa regla no escrita que dice que el responsable de la Policía Local siempre ocupa una tenencia de alcaldía. El andalucista Fernando Egea lo había negociado como requisito para entrar en la candidatura –al menos, esa explicación se dio internamente–. Y Juan Antonio Fuentes recibió el premio por haber coordinado la campaña.
De esta forma, Torres Hurtado, que empezó en 2003 con un grupo de cuatro tenientes de alcalde, incrementó la nómina a siete.
Curro Ledesma se hizo cargo de la maltrecha área económica y tardó poco en ser uno de los miembros del gobierno municipal más visibles: una central de compras para ahorrar 20 millones, un plan de ajuste de 17, la reforma del callejero fiscal… Siempre rodeado de números, en menos de un año ha conseguido multiplicar su influencia.
Curro ha sintonizado con el alcalde –también en lo personal– y ha entrado en el reducido círculo de estrecha confianza de Torres Hurtado. En este grupo están su jefe de gabinete, Honorio Cobo, y los coordinadores de sus dos últimas campañas, Juan Antonio Fuentes y Juan Antonio Mérida, con quien el alcalde mantiene además una relación de amistad que viene de antes. De todos ellos, Mérida es el que más ascendencia tiene sobre Torres Hurtado.
No muy lejos de esta órbita están Juan García Montero –que se mueve entre el gobierno municipal y el partido– e Isabel Nieto, una concejal imprevisible que es la antítesis, para lo bueno y para lo mano, de un dirigente político al uso.
En ese grupo de influencia nunca llegó a estar Marifrán Carazo, a quien algunos dentro del propio gobierno municipal amortizaron antes incluso de celebrarse las elecciones de mayo de 2011 porque era un secreto a voces que –si Arenas no cambiaba de opinión– se marcharía al Parlamento de Andalucía. Carazo se quedó fuera de los tenientes de alcalde y su papel como portavoz adjunta apenas si ha sido testimonial. Ahora, el alcalde ha aprovechado la renuncia de Carazo para remodelar el gobierno y darle formalmente a Ledesma el protagonismo que ya tenía.
La decisión ha sido de Torres Hurtado.
La reunión del lunes
Hace dos semanas, el alcalde tuvo un breve encuentro a puerta cerrada en el Ayuntamiento con Sebastián Pérez. No pasó de unos diez minutos. Se supone que allí le informó de la remodelación, aunque en el partido hay quien asegura que algunos detalles no fueron compartidos. Torres Hurtado ha convertido a Ledesma en portavoz adjunto y en octavo teniente alcalde.
Ya son ocho. El doble de los que tenía cuando llegó a la plaza del Carmen. Cinco más que el Ayuntamiento de Madrid y tres más que el de Barcelona. El gobierno municipal tiene ya más tenientes de alcalde que concejales rasos –ocho por siete–. Aunque esta magnitud es habitual en otros ayuntamientos andaluces gobernados por el PP: Málaga tiene siete, Cádiz y Huelva nueve, y Sevilla cuenta con una decena.
La oposición ha criticado la remodelación porque supone un incremento de sueldos: Ledesma pasa a ganar 4.688 euros más al año. Torres Hurtado razonó el aumento por el ahorro que el concejal de Economía ha traído a las arcas públicas con su gestión. Para arropar este argumento, el propio concejal difundió un comunicado en defensa de sí mismo y de su propio trabajo. Este era el titular de la nota de prensa con un entrecomillado atribuido a Ledesma: «Ahorro neto, un menor endeudamiento y la reducción del déficit de tesorería ponen al Ayuntamiento en la senda del equilibrio económico-financiero».
Sin embargo, el trasfondo de la reestructuración va mucho más allá de una subida en el sueldo de 240 euros limpios al mes.
El ‘desliz’, ¿intencionado?
Torres Hurtado ha justificado el ‘ascenso’ porque un portavoz adjunto «merece ser teniente alcalde». Si el argumento fuera éste se caería por su propio peso, por el simple hecho de que quien ha antecedido en el cargo a Ledesma no ha tenido estos galones. Es difícil pensar que Torres Hurtado incurra en un desliz de este calibre si no es de forma intencionada; si en sus palabras no hay un mensaje encubierto para quien se va y para quien se queda.
Lo que sigue es una interpretación personal. Salvo excepciones –quizás la de Vicente Aguilera–, el alcalde ha diferenciado con la vitola de ‘teniente’ entre los de su grupo y los concejales del entorno de la dirección del partido. Dicho de otra forma, los de Sebastián Pérez. Pero a nadie se le escapa que en un horizonte de un par de años el futuro de Torres Hurtado tiene que resolverse de alguna manera. Quién pilota esa transición y con quiénes es una cuestión que está latente en la cúpula provincial.
Aunque a estas alturas también ésta sea una noticia que a sus protagonistas no les interese reconocer que es cierta.