Historias de una plaza

Los trabajos de pavimentación del entorno de la plaza Isabel la Católica avanzaban a buen ritmo. Así lo publicó IDEAL el 1 de noviembre de 63, hace ahora 50 años.  Había comenzado la pavimentación de la calzada y, como se aprecia en la imagen, estaba muy adelantada la reinstalación del monumento.

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Poco después, este era el aspecto de la zona…

Torres Molina/Archivo de IDEAL
Torres Molina/Archivo de IDEAL
Febrero de 1964 Torres Molina/Archivo de IDEAL
Febrero de 1964 Torres Molina/Archivo de IDEAL

 

Recuerdos de Manolo Escobar en Granada

El 1 de abril de 1982 el cine Aliatar acogía el estreno de la película ‘Todo es posible en Granada’. Allí acudió su protagonista, Manolo Escobar, que unas horas antes recibía a los periodistas en el gran balcón del hotel Alhambra Palace que había servido de plató en el rodaje de esta película. Manolo reconoció a la prensa que vive de la canción, pero que su auténtica afición era la pintura y que sentía predilección por los granadinos José Guerrero, Manuel Ángeles Ortiz, López Mezquita o Manuel Rivera.

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Al llegar al cine, una aglomeración extraordinaria de público recibió al cantante que firmó autógrafos en el hall de la sala. Reconoció haber rodado la película porque «Granada es una de las ciudades más importantes cinematográficamente por su historia, su arte y sus paisajes». El actor siempre había demostrado su predilección por la ciudad. En 1973, el redactor de IDEAL Antonio Ramos le hizo una íntima entrevista en la que el cantante se dejó fotografiar en un camerino con vistas al Darro mientras se preparaba para salir al escenario del Paseo de los Tristes en un concierto de las fiestas del Corpus. Ofreció un amplio recital con toda la antología de su repertorio, muchas canciones conocidas y populares y atendió a las peticiones de algunos espectadores que no le dejaban bajar del escenario. ‘Manolo I de España y V de Alemani’a, le llamaba el compañero Ramos, porque ‘su carro’, ‘su cortijo’ y demás arreos camperos sonaban en las casas de todo el país y en los transistores y tocadiscos de los que emigraron. «¿Hasta cuánto?», le preguntó el periodista, «Maurice Chevalier murió con más de ochenta años, y cantando. Picasso la noche antes de morir estuvo pintanto. Quisiera llegar a esos extremos»

Manolo Escobar se prepara para el concierto que ofreció en el Paseo de los Tristes. Julio de 1988. Alfredo Aguilar
Manolo Escobar se prepara para el concierto que ofreció en Motril. Julio de 1988. Alfredo Aguilar

 

En Motril, en el 88, subió al escenario en medio de un gentío que le aclamaba y protegido por varios policías. Parecía inmortal «será porque soy gitano y llevo sangre de reyes en la palma de mi mano» dijo al redactor de IDEAL Juan Jesús Hernández mientras cantaba a su público hombres y mujeres que suspiraban por él hacía más de veinte años cuando le veían en los cines de verano, junto a Conchita Velasco mientras tarareaban en la cocina «Qué viva España» o «Tres Amores».

 

En un concierto en Loja. Agosto de 1991. González Molero/IDEAL
En un concierto en Loja. Agosto de 1991. González Molero/IDEAL

El «futuro» ferrocarril Granada-Motril

En 1886, la Cámara de Comercio reivindicó por primera vez la construcción de una línea de ferrocarril entre Motril y Granada. El dato está recogido en el catálogo de la exposición «Tiempo de Tranvías», una muestra que organizó CajaGranada en 2004. Desde aquel lejano día del siglo XIX, hasta la actualidad (Zarrías volvió a hablar del tema en 2006 e incluso en 2012 el Ministerio de Fomento lo incluyó en sus previsiones), se ha escrito mucho. Un ejemplo es el de aquel 21 de octubre de 1948, día en que IDEAL dedicó su portada al proyecto considerado «definitivo». El recorrido presentado contaba con ochenta kilómetros de vía férrea y trece estaciones, Granada, Gabia, Alhendín, Padul, Cozvíjar, Murchas, Melegís, Lanjarón, Órgiva, Rules, Vélez Benaudalla, Salobreña, Motril y puerto de Motril. El trazado contaba con cuarenta y cinco túneles y más de veinticinco puentes y viaductos.

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El Bueno, el Feo y el Malo

El guionista de «La muerte tenía un precio»

El compositor de «La muerte tenía un precio»

Los actores de «La muerte tenía un precio»

y el magistral director de «La muerte tenía un precio»… Así anunció el Palacio del cine el estreno de «El bueno, el feo y el malo»

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Una chica en la I Vuelta Aérea a Andalucía

A mediados de octubre de 1953 el Aero Club de Granada recibió a los participantes de la I Vuelta Aérea a Andalucía, una prueba de regularidad en la que participaban veintisiete avionetas de Sevilla, Granada, Málaga y otros clubs aéreos de España y Marruecos. Llegaban procedentes de Córdoba, en una etapa liderada por un piloto granadino de apellido Serrano. Entre los participantes se encontraba una chica que pilotaba con aspiraciones de ganar la prueba. Aquella joven era la riojana Pilar Lebrero, que reconocería años más tarde en una entrevista que lo más complicado de aquella competición fue pilotar tras las copas de manzanilla con las que eran agasajados los pilotos. En los años cincuenta fue la mujer con más horas de vuelo y la única que había pilotado un «Bucker».

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Chicos con ‘Braslip’

Permítanme una confidencia. Cuando era pequeña, mi madre llamaba algo así como «brahlis» a los calzoncillos de mis hermanos. Ahora, y gracias a este anuncio de 1958, se a qué se refería…

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«Diamante Negro» toma la alternativa

Tras 51 años, la plaza de toros de Granada volvía a acoger el «doctorado» de un torero. El protagonista fue el venezolano Luis Sánchez Olivares, más conocido por «Diamante Negro». Eligió Granada porque aquí había triunfado como novillero en los festejos del 12 de octubre de 1947 y en el Corpus de aquel año. Su debut, de manos de Paco Muñoz y con Manolo González como testigo, fue triunfal. Se convirtió en el segundo matador de toros de Venezuela con alternativa en España y la suya fue la primera que tenía como escenario el coso granadino desde que en 1897 lo hiciera «Guerrerito». «Diamante Negro» encandiló a los aficionados con su estilo juvenil, ágil y simpático y se convirtió en un héroe. No podía pasear por Granada sin que la gente de abalanzara sobre él, le pidiera un autógrafo o, simplemente, le tocara.

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El atraco de la calle San Antón

El 4 de octubre de 1933, la calle San Antón fue el escenario de uno de los crímenes más luctuosos de la crónica negra de esta ciudad. Un hombre murió cosido a balazos y tres más resultaron heridos en el tiroteo que se desencadenó durante el atraco, en pleno centro de la ciudad y a plena luz del día, a unos empleados de Tabacalera que se dirigían al Banco de España para ingresar la recaudación. Sobre las losas de la calle San Antón «quedó el testimonio de las manchas de sangre, mientras los asesinos huían sin el peso de un solo céntimo robado, pero manchados con un crimen lleno de villanía», decía la crónica de IDEAL.
A las doce y diez minutos, el cajero de Tabacalera Francisco Vinuesa, de 52 años, acompañado por el ordenanza Antonio Martín Melgarejo, de 45 años y por el estudiante e hijo del representante de la entidad, Antonio Montes Valera, de 21, se dirigían al Banco de España que entonces se encontraba en lo que hoy es la iglesia del Santo Ángel Custodio en la calle San Antón. Venían de la sede de la empresa que estaba en la calle Santa Teresa. Se disponían a ingresar una recaudación de 73.000 pesetas. Al llegar a la calle de los Frailes, junto al hotel Imperial, tres sujetos, pistola en mano, les ordenaron el alto al grito de «arriba las manos». Vinuesa sacó el revólver que llevaba consigo desencadenando un tiroteo. Los pistoleros se ensañaron con él y le propinaron cinco tiros a bocajarro que acabaron con su vida en la mesa de operaciones de la Casa de Socorro. El ordenanza, que cargaba con un saco de monedas de cinco pesetas, salió corriendo zafándose de uno de los atracadores que intentó arrebatarle el dinero sin conseguirlo. Entre silbidos de las balas, alcanzó el taller de electricidad Azañón donde llegó maltrecho. Los disparos también hirieron al más joven de los tres empleados y a una criada de 20 años, Encarnación Maldonado, que pasaba por allí.
Las pesquisas policiales no se hicieron esperar y cinco de los seis responsables del atraco fueron detenidos al día siguiente. También una mujer, pareja de uno de los atracadores, fue puesta a disposición judicial por su implicación en el suceso. Los delincuentes, de edades comprendidas entre los 17 y 26 años, formaban parte de organizaciones anarquistas, como Juventud Libertaria y CNT.

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El 17 de noviembre de 1934, en la sección primera de lo Criminal comenzó la vista de la causa contra los autores del robo, pero se suspendió ya que nueva pruebas apuntaban a más implicados. El crimen, que con el paso de los días iba adquiriendo un matiz cada vez más político, nunca fue totalmente esclarecido.

Si quieren saber más sobre este y otros sucesos, les recomiendo el libro de César Girón ‘Crónica negra de Granada 1880-1980’, publicado por Comares.

Los Italianos, La Veneciana, la Ford…

Hace unos días publicaba un anuncio de la heladería ‘La Veneciana’ y hoy me he encontrado este otro de un concesionario de Ford, publicado en IDEAL en septiembre de 1933. Lo curioso es que el concesionario estaba también situado en Gran Vía, 4, el mismo lugar que años más tarde ocupó la heladería. Además el anuncio es muy bonito…

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La Escuela Normal cumple 80 años

En la calle Ballesteros de Granada, los aspirantes a maestros intentaban dar clase en unas instalaciones que se habían quedado pequeñas hacía mucho tiempo. El director de la escuela, Antonio Escribano, intentaba una y otra vez que alguien atendiera a la necesidad, cada vez más urgente, de construir un nuevo edificio para dar las clases. Afortunadamente se cruzó en su camino Pascual Nácher, que desde la dirección de Primera Enseñanza presionó para que el deseo de Escribano fuera una realidad. Tras descartar la rehabilitación de la casa denominada «Mozo de Mulas» para acoger la sede de la escuela, el Ayuntamiento ofreció dos solares: uno, en el Paseo de los Tristes y el segundo, donde finalmente se construyó y que se encontraba cerca del Instituto General y Técnico (hoy Padre Suárez), de las Facultades y de algunos acreditados colegios como el de ‘Jesús Nazareno’, el de la ‘Purísima’ y el ‘Sagrado Corazón’  . Las obras comenzaron en 1923 y se dedicó una primera partida de 700.000 pesetas. Se encargaron al arquitecto Antonio Flores, al que se le pagó en ocho mensualidades para evitar que el proyecto de construcción se desvaneciera por la escasez de dinero. Cuando se inauguró el centro, se había ‘comido’ dos millones y medio de pesetas.

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En esta página de IDEAL, publicada el 1 de octubre de 1933 (el día de su inauguración), se describe el flamante edificio. Por ejemplo, las dos largas galerías de la planta baja dedicadas a los ejercicios gimnásticos y que dan a la fachada de Gran Vía; el piso principal, dedicado a la Escuela Normal, con el magnífico Salón de Actos, de estilo neoclásico inspirado en el palacio de Carlos V con capacidad para 280 espectadores y en el que se pretendía instalar un teatrillo infantil, una pantalla cinematográfica y una estación de radio. O el aula de Dibujo, a cargo de Hermenegildo Lanz, quien se ocupó también del mobiliario que diseñó en unos cuarenta metros de papel y fue realizado por los obreros del Sindicato de Madera.

Eso sí, la construcción de la escuela destrozó los jardines del Triunfo. Solo quedó la imagen de la Inmaculada sobre su histórica columna y rodeada de flores que la voluntad del barrio procuraba sostener. En los años 60 se trasladaría el monumento al lugar que hoy ocupa.
Tras más de diez años de obras, el edificio se alzaba majestuoso en la Gran Vía. El propio presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora, asistió a su inauguración en una jornada en la que también acudió a la apertura del curso académico de la Universidad (en la que pronunció un emotivo discurso en el que recordó sus años de estudiante en la Facultad de Derecho, a sus profesores y a Andrés Manjón) y a Sierra Nevada, donde inauguró el albergue de los Peñones de San Francisco.

 

Guardias de Asalto junto a la flamante Escuela Normal./ Archivo de IDEAL
Guardias de Asalto junto a la flamante Escuela Normal./ Archivo de IDEAL

En 1989 la Junta de Andalucía y la Universidad firmaron un convenio de intercambio que cede el edificio al gobierno andaluz y en 1992 comenzaron las obras para instalar allí su sede. La historia se repitió y de nuevo hubo que esperar más de diez años para volver a ver el edificio ocupado, en concreto hasta noviembre de 2003. Su rehabilitación costó unos 18 millones de euros.