«El Territorio Comprometido»
Por Miguel Ángel Sánchez del Árbol. Geógrafo y Urbanista. Colaborador de GRarquitectos
En las cordilleras nororientales de la isla de Luzón, en Filipinas, se sitúa uno de los paisajes culturales más antiguos (dos milenios) y mejor conservados. Los arrozales en terrazas son abundantes en el área subtropical del continente asiático, pero estos declarados por la Unesco como Patrimonio Mundial constituyen posiblemente la mejor expresión de gestión tribal todavía en vigor. Además, se distinguen por localizarse a altitudes comprendidas entre los 700 y 1500 metros sobre el nivel del mar y sobre pendientes muy acusadas, que pueden llegar a los 70 grados de inclinación, parámetros hipsométricos y clinométricos que superan bastante la media, si bien su principal peculiaridad sea tal vez la organización física y social del espacio.
Los arrozales en terrazas de las cordilleras filipinas son un magnífico ejemplo de paisaje resultante de la acción combinada del hombre y de la naturaleza, en este caso en una región montañosa y sujeta a clima monzónico, donde en el período seco es preciso practicar el regadío para el mantenimiento productivo de los arrozales, que se extienden por una superficie próxima a los diez mil kilómetros cuadrados distribuida por cuatro zonas (Banaue, Mayoyao, Kiangang y Hundguan) y donde se siguen utilizando métodos tradicionales, heredados de padres a hijos, ya sea en la propia práctica agrícola, ya sea en la construcción y mantenimiento de las terrazas. Estos procesos se efectúan con cuidado y precisión, tanto en los desmontes y rellenos (balates de piedra seca) como en el drenaje (conducto subterráneo bajo una capa de gravas recubierta por tierra prensada). El sistema de irrigación se fundamenta, a su vez, en presas y canales de piedra y arcilla, y canalizaciones de bambú, siempre en el sentido de la gravedad, pues no se han introducido mecanismos de bombeo.
Sin embargo, como se ha mencionado, es la propia organización del espacio la que confiere especial singularidad a este paisaje cultural. Los arrozales en terrazas se encuentran orlados por bosques monzónicos (“muyong”), que juegan una muy importante función en la retención del terreno y, sobre todo, en la regulación del agua a partir de las intensas precipitaciones estacionales; en las zonas menos pendientes se sitúan los poblados, que son pequeños, por cuanto que están habitados por los miembros de una misma familia tribal, y que se configuran de forma agrupada por medio de viviendas de madera, de una sola habitación cuadrangular y cubiertas por techumbre piramidal de paja; por último, a poca distancia de las aldeas, se localizan una serie de beteles (agrupaciones de plantas trepadoras de la familia piperáceas) sagrados situados alrededor de una choza o de un abrigo natural abierto, en el cual viven los sabios o “mumbaki”, que dirigen y organizan los ritos tradicionales y administran la ley tribal.
Fuentes: UNESCO / PLANETA DEAGOSTINI (1999): PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD. Volumen VI. y http://whc.unesco.org/en/culturallandscape
Otras imágenes:
Gracias por este excelente articulo sobre los paisajes culturales de la humanidad
Estimado amigo Miguel Ángel. Pienso que has elegido uno de los paisajes más interesantes conformados por la actividad agrícola. Se me ocurre que no estaría mal hacer una comparativa de paisajes agrarios, nos sorprendería la riqueza visual y nos haría reflexionar sobre la necesidad de su conservación, lo que habriría un debate sobre la función del agricultor y su necesidad de permanencia en pos del mantenimiento del mismo.
Un ejemplo precioso de la delicada relación que existe entre el modo de vida de los habitantes de un lugar y el paisaje que moldean, aprovechando los recursos naturales.
me encanta mucho….
Espectaculares imágenes que ilustran a la perfección lo que comentas en tu post.