El insigne biólogo José Antonio Mateo Miras aporta en primicia para La Ciudad Comprometida, una visión particular del Nuevo Catálogo Canario de Especies Amenazadas… o ¡cómo las reglas del juego se cambian cuando conviene!
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No quisiera parecer presuntuoso, pero he vivido tan de cerca la elaboración del nuevo Catálogo de Especies Amenazadas de Canarias que corro el riesgo de ahogarme en un mar de chismes y asuntillos. Intentaré, por eso, reprimirme con el firme propósito de hilvanar algo sensato y razonable -o al menos entendible- que pueda servir para acercar al lector al problema generado en Canarias.
Podría empezar diciendo que el sueño de un funcionario recién ascendido al que le gustaban los insectos, acabó por convertirse en la pesadilla insular de la flora y de la fauna. Como lo oyen.
Les estoy diciendo que el nuevo catálogo de especies amenazadas aprobado por el Gobierno de Canarias es, de alguna manera, hijo del exceso de celo de un señor con la cabeza llena de mariposas y escarabajos que muy probablemente actuó de buena fe. Pero como ya se estarán imaginando, la cosa no quedó ahí.
Después de algunos años de trabajo, en los que decidió aplicar a todas las especies del Archipiélago el mismo rasero que él pensaba que otros habían aplicado antes a sus queridos artrópodos, nuestro amigo hizo público un grueso informe. En su obra venía a vengarse de tantos años de “maltrato” e “ignominia” hacia esos bichos carentes de columna vertebral que tantas alegrías habían dado a su existencia.
Otros -bastante menos propensos a esa visión paranoica de la situación- lo vimos entonces como una desacertada opinión que eliminaba de un plumazo a la mitad de las especies amenazadas que merecían ser consideradas como tales en Canarias, y un paso atrás que no debía consentirse.
A nuestro juicio, el celoso funcionario no había entendido bien que el ser humano se preocupa preferentemente de aquello que le produce emoción, y que la estadística nos dice que en una lista de elementos para salvar de la quema se antepondrá siempre un oso panda a una lombriz de tierra, un ave del paraíso a un nematodo, o cualquiera de ellos a una bacteria del género Salmonella.
Es una cuestión de escala, de proximidad evolutiva y de optimización de recursos que sólo nuestro amigo y otros tipos raros (aunque entrañables) no comprenderían… Para entendernos pondré un ejemplo: cuando quieres proteger a un elefante debes conservar el sitio donde vive, y entonces de paso también estarás protegiendo a las hormigas que circulan a su alrededor y a los nematodos que retozan en su ano. Algunos denominan a este proceder “conservación de especies bandera”.
El problema de las especies en peligro de extinción radica en que son muchas más de las que imaginamos y que, por cuestiones prácticas, los catálogos de Especies Amenazadas (así, con mayúsculas) sólo incluyen aquellas para las que existe una probabilidad elevada de que dejen de estar entre nosotros en un plazo de tiempo breve. Además, siempre tendrán prioridad aquellas que pueden ejercer de paraguas para otras muchas.
Para entrar en el triste club de las especies amenazadas, los animales y plantas evaluados deben ajustarse a unos criterios elaborados por los que saben de estos asuntos (les recomiendo leer IUCN, 2002). Si eso ocurre, el bicho o la planta pasará a estar “catalogado” y requerirá de un plan de recuperación concebido para sacarlo de esa lista roja.
Obviamente, esos planes de recuperación requieren que la administración competente realice un desembolso más o menos importante, y en un archipiélago como el Canario, en el que centenares de endemismos se encuentran al borde del abismo, la factura termina siendo bastante abultada.
Los criterios establecidos por los expertos pretenden ser objetivos. Pero si bien es cierto que casi nadie duda de esa objetividad, la selección de unas pautas en vez de otras es, en sí mismo, un ejercicio mayúsculo de subjetividad. Y ahí radica la clave de todo este embrollo: el informe del amable funcionario que sólo quería resolver un pequeño entuerto, se encontró sin pretenderlo con una excelente acogida de la clase política, que encontró por fin una razón supuestamente objetiva para redirigir presupuestos. Se trata, como deben haberse percatado ya, de una trampa. Pero tampoco quedó aquí la cosa…
Durante algunos años (los que van de 2004 a 2007) el fantasma del nuevo catálogo canario voló sobre la cabeza de los responsables de la conservación en España. Como el Guadiana -el Guadiana del siglo XIX, se entiende, porque el de ahora va seco hasta Ciudad Real-, el catálogo salía a la superficie de vez en cuando, para desaparecer poco después. Era el culebrón de verano.
En 2007 hubo elecciones regionales, y al nuevo gobierno salido de las urnas le preocupaba especialmente la paralización de su proyecto estrella: el puerto de Granadilla de Abona. La nueva terminal de contenedores situada en el sur de Tenerife pretendía resolver los problemas logísticos del Archipiélago, aligerando el abigarrado puerto de Santa Cruz y liberando de paso buenos terrenos junto al mar… ¡en el mismísimo centro de la capital!
Con la información que dispongo no puedo asegurar que no se necesite un nuevo puerto en una superpoblada isla de Tenerife, pero de lo que no me cabe duda es que todo este asunto despide un tufillo a especulación y pelotazo que hace temblar a cualquier persona bien nacida.
Y entonces ocurrió: alguna mente lúcida recordó que circulaba por ahí la propuesta de de nuestro bienintencionado funcionario. Y ni corto ni perezoso, la rescató para aligerar el elenco de especies amenazadas, eliminando de paso los pequeños escollos medioambientales que entorpecían la viabilidad de algunas obras, incluidas las del puerto de Granadillla. Y para darle un toque dramático a la situación, se le ocurrió sacar a la palestra al funcionario, para que cantara las alabanzas del megapuerto.
Pero el funcionario sólo quería que sus bichos no sufrieran, y rechazó la invitación por parecerle estúpida. Por eso fue fulminantemente cesado y ahora se dedica a resolver menesteres grises que nada tienen que ver con los insectos… Mala suerte amigo.
El Gobierno de Canarias ha querido hacer trampas y ahora no sabe cómo salir del atolladero. En estos momentos nos encontramos ante un proyecto portuario medio paralizado por la Justicia y con un catálogo de especies amenazadas todavía supeditado a una ley nacional, que sigue amparando a todas las especies defenestradas. Para colmo, los canarios están muy cabreados.
No sé cómo acabará toda esta historia. Ni siquiera sé si Canarias necesita (o no) otro puerto de contenedores como el que se nos propone. Sin embargo, cada vez estoy más y más convencido de que cualquier decisión importante que tomemos en los años venideros deberá ser generosa, alejándose lo más posible de esos fabricantes de burbujas que especulan con nuestro maltrecho y superpoblado mundo.
Por José Antonio Mateo Miras. Ex Director del Centro de Recuperación del Lagarto Gigante de La Gomera
Querido «Mateo»: que honor (y que alegría) contar con tu cualificada opinión en La Ciudad Comprometida… Lamentablemente nuestra sociedad toma demasiadas decisiones sin escuchar a tantos especialistas que solo saben de «sutilezas»: ambientalistas, sociólogos, biólogos, historiadores, geógrafos, paisajistas… Porque no solo los técnicos técnicos, o los políticos pragmáticos, debieran poder proponer y decidir.
Nosotros, humildemente, intentamos exponer otra manera de pensar y de decidir, relacionada con las verdaderas necesidades que solo pueden ser sostenibles.
Y necesitamos amplificar las opiniones cualificadas y comprometidas de gente como tu!
Gracias, amigo y maestro Mateo!
Amigos, un tema de alta actualidad y de alto interés que ya ha sido tratado
por numerosos columnistas, y que ahora es tratado por un alto
investigador, gran conocedor de Canarias.
Un lujo de colaboración que profundiza en los procesos de la toma de decisiones y que los lectores
sabrán agradecer
Creo que deberías de de decir el nombre del «biólogo funcionario» que nombras en este magnífico texto. Como tú no lo haces yo no lo haré tampoco pero doy una pista: su nombre y apellido es el mismo que un gran poeta emigrado por la Guerra Civil y muerto en el exilio.
Un saludo.
Tristemente los gobiernos tienden a anteponer intereses políticos y económicos a otros, como los medioambientales y de desarrollo sostenible… Esto me produce bastante desolación.
Esperaremos a que sea demasiado tarde… Felicidades, me ha gustado mucho este artículo.
Estoy de acuerdo con vosotros, es muy triste que la sociedad se mueva por la especulación y el interes politico del momento.
Qué bien que este blog se amplié a temas más relacionados con la naturaleza. Creo que nos olvidamos demasiado a menudo de ella en este mundo tan urbano.
Gracias por este articulo, espero que habrá más.
Lo que queda patente es que cada día estamos más lejos mental y físicamente de la naturaleza. He leido con antención este post, me solidarizo con todas aquellas personas a las que cesan por cumplir con su trabajo y función. Este tipo de actos dejan en evidencia que hay cierta clase de gobiernos del desgobierno a los que lo único que les importa es seguir acumulando poder y estar al servicio de ciertos intereses, por suerte, algunos y algunas no son así. Ya comenté alguna vez en este foro, que la asignatura pendiente en este país (que es lo que me toca de cerca) y en el resto del mundo es el medio ambiente. El ejemplo de Canarias, solo un botón de muestra. Continuamente se agrede a las especies y se destruyen sus hábitat, cada vez nos importa menos y estamos menos informados. El día 5 junio, día del Medio Ambiente, ha pasado sin pena ni gloria. Hoy, es el día Mundial de los Océanos, y planea sobre nosotros la cañería de BP inundando el golfo de petroléo (¿Cuantos millones de dólares costará limpiar?, ¿Quién está valorando lo que ya se ha perdido? ¿Quién valora la muerte de las especies? ¿Quién valora el sufrimiento de los seres vivos ante una desgracia así, incluidas personas?). Y es que aquí nunca pasa nada, no importa nada. Bien venido señor don dinero, donde usted quiera yo me siento. Disculpad si he sido demasiado dura y sincera, pero son muchos años ya defendiendo lo que a muy pocos le importa, LA VIDA.
La sostenibilidad de nuestras vidas está supeditada sin duda a la sostenibilidad económica, politica, medioambiental, urbana, GLOBAL. Las mentes pensantes han de ser capaces de conjugar todos estos aspectos, porque si no siempre se´rán opiniones extremistas, el que no permite la creación de un polo económico en una realidad como la canaria (necesitada de estímulos constantes pra no ser tan dependiente del exterior) y el que destroza el litoral y su fauna y flora por complacer a los cerebros mínimos que rigen las urnas.
La pausa y el multilarelalismo es la respuesta.
Conozco bastante bien las Islas Canarias, y la verdad, en ocasiones dan verguenza las decisiones que se toman por parte de la clase política en relación a los aspectos que comentamos. El archipiélogo canario cuenta con una infinidad de espacios naturales que generan una diversidad de paisajes única en el mundo, y también sorprendente porque esto se produce en superficies reducidas (valga el ejemplo de la isla de la Gomera con su laurisilva, o Lanzarote, con su paisaje desértico…). En fin, o actuamos desde nuestra crítica o espacios tan impresionantes, pero también necesarios para el ser humano, irán camino del desastre.