«La Ciudad Comprometida»
En otras ocasiones hemos hablado en La Ciudad Comprometida sobre el uso masivo de la bicicleta en países como Holanda y en particular, en la Ciudad de Amsterdan. Nada como las cifras para darnos cuenta de la magnitud del uso de este medio de transporte: Más del 75% de sus residentes mayores de 12 años tienen una; un 37% del total de desplazamientos urbanos es realizado sobre ellas, 400 kilómetros de carriles adaptados, 800.000 bicis en el área metropolitana y otras 300.000 en el centro urbano.
Pero no solo se trata de circular, hay que llegar al destino…y aparcar. Y en ciudades como ésta el estacionamiento de bicicletas es un problema de verdadera magnitud, en cierta medida comparable a la escasez de aparcamientos para vehículos que cualquier pequeña o gran ciudad del mundo presenta. Se estima que diariamente se mueven por Amsterdan 100.000 bicicletas para las que no hay espacios preparados para su “almacenaje”.
El siguiente artículo que hemos encontrado aporta soluciones novedosas para solventar estos problemas de estacionamiento:
La bici de la abuela, un diseño clásico de uso urbano fabricado con materiales de última generación, está de moda en Holanda. Los chicos la llevan de colores oscuros. Ellas, con grandes cestas y profusión de flores artificiales sujetas al manillar. Con más bicicletas (18 millones) que habitantes (16 millones), es uno de los modelos más visibles en las grandes ciudades de Holanda. Tapizan calles y plazas por falta de espacio y se han convertido en un problema.
La ciudad es monumental, con un estrecho cinturón de canales, edificios del Siglo de Oro levantados sobre cimientos de arena y agua y compactos barrios del XIX. El Ayuntamiento lo ha probado todo: grandes recintos de pago en la superficie, subterráneos y barcos adaptados, o bien pequeños puestos callejeros. También, desde luego, los conocidos arcos de acero clavados en el suelo para sujetar la cadena de seguridad. El último grito es un aparcamiento automático en los tejados de las casas. Sí, ahí arriba.
La idea parece sacada de un libro de inventos peculiares, pero ha sido patentada con éxito por la empresa local de ingeniería Velominck. Su propietario, Lo Minck, ha jugado con las bicis como con su nombre propio, y su almacén mecanizado dispone de un ascensor que llega hasta cuatro pisos de altura. No precisa guardas de seguridad, y el usuario abre y cierra la puerta con su tarjeta personal de transporte para evitar errores en la recogida.
Instalada ya en su modalidad subterránea junto a la estación de trenes de Ámsterdam, la ciudad alemana de Münster tiene una versión adaptada a la fachada de un edificio. “El conductor no entra con la bici en la instalación. Solo encaja el vehículo en un raíl para que esta pueda subir en el ascensor sujeta a un brazo robótico. Una vez arriba, es colgada en un bastidor junto con otras 50”, según Coen Verwer, portavoz de la firma. Cuando el dueño regresa, usa de nuevo la tarjeta y espera a que su bici baje por el mismo canal. Un ejercicio limpio y preciso.
Aparcarlas puede ser un reto, pero la innovación asociada a las bicicletas muestra su vigor en otras áreas del mercado. El 60% de los holandeses la usa al menos tres veces por semana. Un 80%, como mínimo una vez. Hay accidentes, como en todas partes. En los últimos años, sobre todo con niños y adolescentes que hablan por teléfono. Pero la filosofía nacional es considerar peligrosos a coches y conductores, no a los ciclistas. Teniendo en cuenta que la bicicleta es unas 140 veces más sostenible como medio de transporte (en relación con la emisión de gases de efecto invernadero) y que el invierno es largo y riguroso, dejarla en casa es una pena cuando aprieta el frío. Para evitarlo, hay en marcha un ensayo aún más llamativo que el de los aparcamientos elevados. Se trata de calentar los carriles bicis para derretir el hielo y repeler la nieve. A punto de probarse en Utrecht y Zutphen, en el centro y este del país, respectivamente, por el grupo de ingeniería civil Tauw, incluye un concepto igualmente innovador: los colectores de asfalto.
El sistema es similar al utilizado para ahorrar energía bajo el suelo de grandes edificios. Bajo los pasos de bicis, tuberías de agua recogen el calor en verano y lo liberan en invierno para calentar el asfalto. El método tradicional para evitar patinazos o derrapar al manillar consiste en echar sal gruesa al suelo. Resulta caro y siempre hay problemas de escasez si las temperaturas bajan demasiado.
Sorprendentemente, ninguna agrupación holandesa aboga por introducir el casco obligatorio, al menos para los menores ciclistas. Con el pragmatismo que caracteriza al ciudadano holandés medio, sostienen que reduciría el uso general de bicicletas porque no es tradición llevarlo. Una paradoja intocable en la tierra de las bicis, que se usan desde el parvulario y hasta el final, cuando ya casi no se puede caminar.
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No todo lo que reluce es oro y uno de los grandes problemas que tiene la ciudad de Amsterdam es que sus canales se encuentran llenos de bicicletas que han ido a parar allí por distintas vicisitudes tales como gamberrismo, accidentes o simplemente para deshacerse de ellas. Las bicicletas, como todo vehículo, tiene su vida útil, su durabilidad, y aunque es más larga que la de otros vehículos (por ejemplo el coche o la motocicleta) también se deterioran y perecen con el paso del tiempo. Así que además del problema del aparcamiento está el del «desguace» de las bicicletas, que sin ser tan acuciante como el de automóvil, también existe. Quizás el problema radica no tanto en los medios de transporte como en el tamaño que han adquirido las ciudades. No sé.
¿Os habéis dado cuenta de cuantas bicicletas han sido «rescatadas» de los trasteros y cocheras en el último año, supongo que con motivo de la crisis? Ahora se ven un montón de clásicas y auténticas reliquias por nuestras calles. Algo bueno tenía que tener la crisis.
La bici. Nos traes a considerar, el tema de la bici, amigo JC. Es un tema bien narrado y mas con las ocurrencias, mas allá de nuestras fronteras.
La bici siempre fue para mí un sueño, y como era mal estudiante, mis padres levantaron el “grito automático” y colocaron la bici en el tejado de mis sueños. Es un aparcamiento muy sufrido. Hasta que acabe los estudios y yo solito me compre una bici, por lo que año tras año recorría las carreteras de mi entorno. Hasta que deje sangre en el asfalto. Tuve que poner ancla y ejercitar el spinning, con quien sigo hasta el día de hoy. Muy saludablemente.
– Todos sabemos el bien que hace al cardio y lo bueno que es llevar la circulación en los pies.
– Sin embargo la planificación del carril-bici, trae de cabeza a los ayuntamientos, por su elevado coste.
– No siempre hay carril-bici y se opta por las aceras, con los innumerables accidentes de corredor y andador.
– En verdad, prefiero mi bici-anclada, que esos cacharros desvencijados y no siempre bien atendidos y reparados.
– Poner en pies diestros el uso de la bici, es en la mayoría de los casos, un siniestro. No es suficiente el guardar equilibrio y mover los pedales. Hay que respetar al viandante y conocer su buen manejo. Hay que acondicionar el manejo con los otros conductores. Hay que instalar una serie de señales que den cauce seguro y rápido, en su espacio
– Por otra parte, el coste de crear un carril-bici, es una cifra superior a un cuarto de millón € por kilometro. Y ya sabemos aquello de los “recortes”.
– La educación y el civismo del conductor holandés, no es la del hispano. ¡Ni soñando! Y ya sabemos los “recortes”, en la educación.
– Los aparcamientos sin control automático, están sujetos al desvalijo y al robo. A veces, encuentras el candado y un pedal y el resto esta en paradero desconocido.
– Como decía (y termino). Prefiero andar por los caminos de la imaginación y tener seguro que cuando me fatigue lo necesario, estaré en el mismo lugar donde comencé. A mi edad, es una suerte.
– Si viviese en Ámsterdam, …iría en kayak…seria una gozada
– GRACIAS
El derecho de vivir en paz que decía Victor Jara; me gusta levantarme los domingo y ver que los chicos de La Ciudad Comprometida ( y sus seguidores) siguen pedaleando incansables por los estrechos carriles, de grandes horizontes de otro mundo es posible…Comparto en face
Me llamó la atención pasear por Amsterdam a 15º bajo cero y ver a tanta gente en bici…. y los puentes llenos de bicis ancladas. El optar por una ciudad adaptada a la bici es un decisión a tomar de forma rotunda, quizás parecido a lo que hizo Sevilla e implantar toda la red de carriles bici, y no ir sacando tramos… Como ejemplo de una nefasta implantación de carril bici, el caso de Huelva, donde literalmetne han pintado el carril con pintura roja por encima del pavimento de la acera, por encima de los pasos de peatones… en fin, una tomadura de pelo