Torres Hurtado quiere llamar el ejército para que recoja la basura que la huelga de los trabajadores de INAGRA está dejando en las calles. El alcalde ha conseguido lo que buscaba: salir en los telediarios con una china más en el collar que viene haciendo desde que accedió a la alcaldía a comienzos de siglo. El ejército como último recurso para limpiar una ciudad que debiera estar como los chorros del oro a tenor de lo que la ciudadanía pagamos en impuestos para la higiene de barrios y calles. El ejército como valor que certifica la incapacidad de nuestros gobernantes para afrontar los problemas que van surgiendo en el día a día. Piensa Torres Hurtado que aún sigue siendo Delegado del gobierno para la parte Sur de España, y que el ejército está para resolver su inoperancia. Parece desconocer las funciones que nuestro ejército tiene, y cuándo y cómo ha de cumplirlas y al mando de quién. Tal vez si el alcalde se bajara ya del coche oficial y conociese la realidad de la gente de a pie de esta ciudad, de quienes le votan y de quienes no le votan, y escuchase sus problemas y sus deseos, sus sueños y sus realidades, tal vez entonces no se dejaría caer con sandeces como esa. Un alcalde está para gobernar, no para fantasmadas, y para valorar las cosas en su justo término en cada momento.
A mí, siempre, me toma por sorpresa enterarme de que en el primer mundo todavía tienen los mismos problemas de nosotros los suramericanos. En este caso, las basuras y la inoperancia de los gobernantes. Hoy escribo desde Cartagena de Indias, uno de los destinos turísticos más promocionados del país. Y aturde ver el contraste entre los sectores de las grandes cadenas hoteleras y los sectores populares, en donde la basura parece ser el pan de cada día, en medio de la miseria absoluta.