Nuestro ministro de Educación ha aconsejado esta semana a la juventud presente y venidera que en lugar de estudiar para profesiones que sean de su agrado, vocación, o tradición familiar, o sencillamente que les atraigan, sugiere este portento de la educación y el deporte en España que estudien lo que mayores facilidades para ganar pasta les ofrezca el futuro. Está claro que o bien les está insinuando que se hagan todos banqueros, o políticos de alto nivel o tesoreros. No obstante, les deja abierta otra puerta, la de darse una vuelta por las afueras de España, por los países que necesitarán mano de obra barata, y otear el horizonte, para su futuro laboral. De esa forma, los preparamos aquí, aunque será complicado tal y como está dejando la educación, y a continuación los exportamos rumbo a Inglaterra, Alemania, Bélgica u Holanda. Algunos podrán ir a Suiza, pero para otras cosas; siempre hacen falta administradores de bienes ajenos en el extranjero que hablen nuestra lengua, porque queda fatal el pinganillo en la oreja.
La vergüenza es una herencia, que quien la hereda la tiene, y quien no, sinvergüenza se mantiene, y esto viene por esa sonrisa que algunos muestran tras soltar disparates de ese tipo, sonriendo con esos aires de superioridad que muestran aquellos que se creen llamados a ser los protagonistas de las placas más sublimes en plazas y calles. A lo mejor no saben que su protagonismo acabará como el de todos, en otra plaquita bien diferente. El problema es que a veces esos mensajes del ministro llegan a quienes son incapaces de descifrarlos, y caen en la trampa del dinero fácil, pues nuestro ministro antepone el dinero a todo lo demás, como si el dinero llegase en sobres, así, con alegría y desparpajo. Verá usted, Carlos, un jovencito veinteañero, juega en un equipo de fútbol de regional preferente. Su club le abona diez euros por entrenamiento, en total tres sesiones a la semana, y quince euros en el caso de que empaten el partido. Si ganan, el beneficio sube a veinticinco. En el caso de perder no ven un céntimo. Normal. Carlos mira a Messi, a Ronaldo, a estos monstruos que hacen enloquecer al personal cada fin de semana, con sus pendientes de oro, con sus cochazos, con esas compañías que llevan…, y piensa que para qué quiere él estudiar, que, como dice el ministro, la pasta está en la pelota. Este curso casi lo ha perdido, porque no ve a Messi leyendo mucho, y a Ronaldo no se le cae la música de la oreja. Y me recuerda que el ministro de Educación es también del deporte.
Lo peor no es el daño que está haciendo Wert a la educación de hoy, lo malo es lo que está comenzando a sembrar para el futuro. Parece que se está garantizando la mano de obra barata, a precio de saldo, para aquellos que dispongan de rentas en el mañana, para España y para el resto de Europa.
Hace poco estuve en Argentina, y vi a los jóvenes argentinos y los que de todo el mundo van allá para estudiar y/o trabajar, pues en Argentina la educación o es gratuita o es muy barata. La cuestión es que estos jóvenes argentinos y extranjeros saben que no todos puedes ser como Messi y no por ello dejan de plantearse sus propios proyectos de vida. Poseen un sentido de orgullo latinoamericano enorme, y los ve uno recorriendo, con sus mochilas, cada rincón apartado de cada pueblo hasta la Patagonia. Y algunos suben por todo el continente hasta México y van y vuelven de otros continentes tan llenos de sí mismos. Quizás han comprendido que el dienro no lo es todo, y saben disfrutar la fama de Messi como en otros tiempos la de Maradona.
Hace poco estuve en Argentina, y vi a los jóvenes argentinos y los que de todo el mundo van allá para estudiar y/o trabajar, pues en Argentina la educación o es gratuita o es muy barata. La cuestión es que estos jóvenes argentinos y extranjeros saben que no todos puedes ser como Messi y no por ello dejan de plantearse sus propios proyectos de vida. Poseen un sentido de orgullo latinoamericano enorme, y los ve uno recorriendo, con sus mochilas, cada rincón apartado de cada pueblo hasta la Patagonia. Y algunos suben por todo el continente hasta México y van y vuelven de otros continentes tan llenos de sí mismos, que ya casi ni los reconocemos. Quizás han comprendido que el dinero no lo es todo, y saben disfrutar la fama de Messi, como en otros tiempos la de Maradona.
Hay que ver que no hace falta carecer de educación ni astucia para decir cada cosa. El mensaje de señor ministro no solo resulta ser una inepta falacia, sino que ademàs constituye una traba retórica al progreso de las sociedades y un insulto despiadado a la esperanza natural de las juventudes en todas las naciones del mundo.. por lo visto hace falta que alguien le indique al señor ministro que el reconocimiento de la digniad humana evidencia que la vida en este mundo solo cobra sentido cuando se vive cada día con la intención de idear y materializar una pasión, una misión o vocación que se ha adoptado desde el corazón y no desde el bolsillo, para lo cual la educación, que no la pasta, resulta ser un elemento determinante. Vivir va más allá que encontrar un buen curro y alardear de la buena pasta, vivir es soñar con ser feliz recorrer dià a dìa una ruta para sentirlo…una ruta en la que, por cierto, es mejor rodearse de cuadernos,libros y aprendizaje, que de banalidades susceptibles del intercambio comercial.
Si estoy de acuerdo.
Buen articulo
Excelente articulo, mucha realidad!