No hay otra forma, no le quepa la menor duda. El mundo avanzó socialmente cuando la educación se hizo universal, cuando la totalidad tuvo acceso a la lectura y escritura, y a través de ellas a la información y al conocimiento. Esa es la riqueza clave; con los conocimientos precisos tú eliges. La educación es el único camino para salir de la pobreza, da los recursos interiores a la persona para abrir las puertas a la libertad y a la dignidad. Pero esto es algo que no a todos beneficia, algunos precisan de mano de obra barata, interesados en alcanzar los mayores beneficios posibles, observe dónde florece la industria en el mundo y quienes son los obreros. Manda el dinero, eterno lastre social de tantas caras. En días pasados hemos visto el estado de los niños en el tercer mundo, que es el pobre, esas tierras que parecen no ser las nuestras, salvo por los diamantes, oro o petróleo, o gas, o esa mano de obra, fuentes de riqueza para nosotros. Niños sentados en la tierra, con pliegos de papel cosidos, con pizarras pintadas, con caras asombradas por lo que sus maestros enseñan, abriendo esos ojos tan grandes que dibuja el hambre en los rostros infantiles. Niños que han de recorrer a diario enormes distancias para ir a la escuela. Aquí no hace tanto también encontrábamos situaciones similares, los nacidos en los años treinta, cuarenta e incluso cincuenta, en pueblos, cortijos, aldeas… saben a lo que me refiero. Gracias a grandes esfuerzos este país consiguió que sus habitantes tuviesen acceso a la lectura y a la escritura. A partir de ahí las cosas se acercaron desde la perspectiva educativa. Pero parece que hay quien quiere volver a la brecha, a la enseñanza de primera y de segunda, a los privilegios, a las puertas delanteras y traseras de las escuelas. A una casta dominante, con una formación específica y selecta, y a una clase que ha de trabajar con salarios indignos, con escasa formación, con poco acceso a todo ocio e información que no le lleguen a través de la televisión, adoctrinadora y manipuladora. Las clases dirigentes, que son quienes han de tomar medidas para que esto no ocurra, parecen instaladas en tribunas orondas montadas a su justa medida desde donde abuchean cuando se habla de pobreza infantil, y la gente empieza a pensar que esto ha de ser así, y calla. Pero la educación ha de venir a rescatar a la sociedad de esta pobreza vital en la que la están sumiendo estos nuevos amos del siglo XXI, que siguen siendo los de siempre, y creer que es posible, que este país ha de seguir avanzando y evitar tanta lujuria intelectual dominante. Quien tiene un cargo ha de servirlo, quien sabe ha de enseñar, quien posee ha de facilitar a los demás para que vivan como humanos, en los países del tercer mundo, y aquí, que cada vez nos aproximamos más a ellos, en lugar de ocurrir al revés. Educación, formación, enseñanza.
Estoy de acuerdo, tan importante es la educación que fue erigida como derecho fundamental. No obstante, suponer que la educación es un factor de progreso económico, generando los mimos beneficios para todos, es una ilusion; porque el acceso a la escuela no borra las grandes desigualdades de origen. La educación debe ofrecer la posibilidad de la crítica a los modelos económicos y sociales, que empobrecen a las capas más desprotegidas de la población mundial, y alzarse como posibilidad para la constucción de sociedades más justa e igualitarias. Ahora, con las pruebas PISA nos quieren hacer creer que no importa en nivel de vida y que da lo mismo si tú vives en Colombia, Finlandia, Japón o Senegal.