Se abre Granada al 2015 como rosa que abre sus pétalos a la luz del amanecer, dejando correr por su piel de seda lágrimas de un rocío que busca pervivir al calor que comienza a fraguar el nuevo día. Granada, con su centro a rebosar de gentes de todos los lares que acuden hasta aquí para conocer sus aceras, sus asfaltos, sus viejos ladrillos que otros colocaron otrora antes de abandonarla. Abre sus brazos a un año que verá llenar sus aires de palabras con promesas, de sueños para que los cumplan otros, de propósitos que pudieron serlo hace ya tiempo, pero que no hemos sido capaces de hacerlos cumplir aún. Los aires de Granda bajan fríos en los amaneceres de invierno, fríos y secos, como las lágrimas de quienes ven la miseria aposentada en sus casas uno y otro día, sin que nadie haga nada por ayudarles, solo palabras, palabras vacías como los corazones de muchos de quienes comen de ella. Llega 2015 con un tren de versos por rimar, en la ciudad de la poesía, versos que podrían rimar con trabajo, solidaridad, empatía, respeto, humildad, alegría, con tantas palabras que sonarán entre elección y elección, pero que a la postre pueden quedar como versos sueltos, esos que nunca encuentran al poeta que engarce palabras con sentires, y quedan volando por las calles de los barrios, esos a los que acuden los mandatarios para recordar a la ciudadanía que ellos quieren mandar. Versos sueltos que no encontrarán su rima porque a otros no les interesa, porque prefieren vivir de rodillas antes de que la ciudad viva de pie, en un mundo que acude a visitarla y al que se le pretende mostrar moderna y activa, ocultando los barrios de aquellos que quieren ser trabajadores, que pretenden ser trabajadores, que quieren vivir de su trabajo, un trabajo digno, con un sueldo digno, con unas condiciones dignas en una ciudad en la que todos, piensen como piensen, vengan de donde vengan, crean en lo que crean, tengan su sitio y pongan sus capacidades al servicio de los demás y de sí mismos. Abre sus pétalos este amanecer del 2015 con gentes que ordenan y planifican, con gentes que los ven y que los padecen, con gentes que confunden el servir con el exhibir, y que han perdido tal vez la decencia de contemplar a los demás con el mismo respeto que imponen para ellos. El 2015 traerá nuevas realidades a esta ciudad y a esta provincia, pero si no están engarzadas en un proyecto solidario hacia quienes en ella habitan de poco servirán, más que para que quienes salen en las fotos sigan saliendo en las fotos mientras los demás cada vez les dan más la espalda, porque la mirada serena y templada hay que ganársela cada día, desde que el sol comienza a calentar los pétalos de la rosa que siente recorrer su ser por las gotas del rocío.
La rosa es una bella metáfora para Granada. Y muy bello tu texto, Juan de Dios, todo poesía; bueno, y como siempre el justo reclamo por los que no reclanan nada y se conforma con ver como los otros marchitan la rosa.