Gomendio, mano derecha de Wert, dice que en España hay demasiados estudiantes universitarios, que no puede ser que todo el mundo estudie una carrera, que a la Universidad se llega sin ningún control. Que pagamos muy pocos impuestos, y que el dinero que hay no da para sostener el sistema. Por tanto, o se suben los precios, o que cada cual se busque la vida. Es una forma de verlo. Lo que ocurre es que esta es la forma con la que lo ven quienes mandan en España, y por tanto será la que apliquen porque están respaldados por los votos que obtuvieron hace casi cuatro años. La cuestión está en si esta postura se debería mantener a nueve meses de unas elecciones. Si no sería mucho más prudente acabar esta legislatura y permitir que quienes ocupen el poder a partir de noviembre decidan qué hacer con el sistema, y en cualquier caso, emplear este tiempo en buscar un consenso con las otras fuerzas políticas en materia tan delicada como es esta, puesto que no se trata de seguir por el camino de los decretos, sin debate, sin acuerdos, de forma unilateral, y dar estabilidad de una vez por todas a todo el sistema educativo. Esta semana las universidades españolas han parado en su actividad académica, los estudiantes no ven claro esto de que donde desde hace cinco años hay unos grados de cuatro cursos de duración, ahora, sin apenas haber constatado su efectividad, con una sola promoción en la calle, porque el gobierno quiere gastar el dinero en otras cosas, se reduce a tres, si las universidades así lo quieren, metiendo de paso másteres de uno o dos años, cuyo coste es muy superior para el alumnado, para las familias. Quien pueda que se lo pague, que diría Wert, y quien no que haga lo que los estadounidenses, que se pidan préstamos y los vayan devolviendo conforme ejerzan su profesión. Aquí tendrían que ser préstamos internacionales, pues tal y como están las cosas la mayoría de nuestros titulados deberán marcharse fuera de España para encontrar trabajo y poder devolver esos préstamos (igual los desahucian del título de no hacerlo). Gomendio dice que en tres años se puede aprender lo mismo que en cuatro, tal vez por eso a ellos les está sobrando este último de legislatura, porque en los tres primeros lo hayan aprendido todo. Ahora aplican sus aprendizajes, entre los que no están la serenidad y templanza, no hay nada más que ver cómo Rajoy pierde los nervios en el debate sobre el estado de la nación de esta semana ante Pedro Sánchez, por leer, cosa que debe molestar. Y es que en la lectura está todo, aunque a veces parece que hay gente interesada en que cada vez se lea menos. Visto lo visto, si pudieran dejarían al personal sin pensamiento ni habla, solo viendo el fútbol, cosa con la que en Granada estamos sufriendo bastante esta temporada.