Hace una semana los trabajadores tomaron las calles para reivindicar el derecho al trabajo. El sol era de justicia, pero la justicia no los escuchó. Es más, mientras caminaban por el asfalto muchas voces de otros que seguramente también eran trabajadores criticaban a los sindicatos aludiendo a relojes, fondos, eres y desfalcos. Pareciese que ser trabajador y manifestarse por un derecho los asimilaba a hechos delictivos, no vendremos a negar, que la justicia, en manos humanas, está analizando escrupulosa y lentamente. Ser trabajador es un derecho y la única forma de subsistir de todos aquellos que no heredaron fortunas, que no han sido agraciados por un pelotazo y por quienes entienden que cada cual ha de labrarse su porvenir con su intelecto, sus manos o con aquello que la naturaleza le ha otorgado, produciendo un fruto a la sociedad que los acoge y a la que han decidido pertenecer. Todos lo somos. Diferente es la posibilidad de ejercer ese derecho, que algunos se atribuyen para sí, que otros deciden hasta cuándo, y que hay quien se otorga el poder de poner el cómo y el cuánto. No entiendo que alguien cuyo salario depende de un tercero, llámese como se llame, se oponga a la celebración de un primero de mayo a través de palabras cuanto menos insultantes para la clase obrera, a la cual él pertenece, por muy bien que le vayan las cosas en lo económico. Igual no piensa que algún día pueda necesitar de esas manos, en la sanidad, en la dependencia, en las gestiones administrativas, en la carretera… para que le ayuden a llegar al final de su camino. Subido en un billete de quinientos euros es posible que se viaje más cómodo, pero la última mano que se pose sobre el cuerpo vivo, sobre ese que aún sostiene el espíritu, de tener ese billete entre los dedos probablemente no podrá actuar con la misma eficacia que si está libre. Piensen quienes delatan, difaman, ríen y sonríen ante estas manifestaciones a favor de la igualdad, de la libertad, del trabajo que ellos dependen de quienes las secundan mucho más que de su dinero, que de su trabajo, que de su propio ser, porque vivir en una sociedad supone ponernos en manos de los demás, antes o después, en nuestro devenir diario y futuro. Con una racionalidad coherente, los primeros que debieran manifestarse en estos días debieran ser quienes mayores productos recogen del trabajo, puesto que ellos a la postre son los más beneficiados. Un pueblo sin trabajadores es un pueblo muerto. Y todo trabajo debe acompañarse de un salario digno, que es aquel acorde a lo que resuelve a la sociedad que lo abona, que permite a quien lo recibe vivir con dignidad, sin pleitesías, sin bajar la cabeza. Y aquellos que crecen a partir de los recortes en los sueldos de los trabajadores algún día vivirán esos recortes en ellos mismos, pero no en dinero, que a la postre es banal. Solo han de aguardar un tiempo.
Para Juan de dios villanueva roa:
¿serías partidario de que en la provincia granadina se instalasen los centros emisores de la tecnología radiofónica DAB+ para escuchar en dicha tecnología los canales radiofónicos públicos, privados y mixtos tanto de la provincia granadina como andaluces y españoles sin y con las desconexiones territoriales? El DAB+ significa DAB plus. Es la radio digital terrestre y gratuita, y en España sólo hay 2 centros emisores del DAB+ por ahora. Son Torrespaña en Madrid y Collserola en Barcelona.
Todo lo que suponga aumentar la presencia de los medios de comunicación independientes y veraces es positivo, porque la sociedad tiene derecho a saber qué ocurre, y Granada es una provincia en la que los medios de comunicación radiofónicos siempre han sido muy valorados.
Hay quienes olvidamos que el trabajo es un principio de nuestra naturaleza humana y, fuente de toda riqueza en la sociedad. En consecuencia, la ausencia de posibilidades laborales aumenta los índices de pobreza en el mundo. Por eso, es tan importante que estemos reinvindicando permanentemente y cada Primero de Mayo el derecho al trabajo en todos los paises del mundo, sobre todo, en los más pobres.