Parece que el Partido Popular de Granada no quiere aprender la lección electoral, o sencillamente no le interesa leer la realidad hacia la que ha venido a evolucionar la situación social y política de la ciudad nazarí y de la provincia. Dejar caer que el hecho de que Paco Cuenca obtuviera una beca de formación de la Junta de Andalucía hace años lo implica en los presuntos casos de corrupción de los cursos formativos supone de nuevo intentar enmarañar las cosas con mensajes a medias, de forma burda y malintencionada, con unas pretensiones de desacreditación impropias de un partido que lleva gobernando esta ciudad desde hace doce años, y con vocación de continuidad. Parece que el trato hacia la capacidad intelectual de la ciudadanía fuese de alumnos muy desventajados, arrogándose algunos en focos de luminarias que están ahí para hacer ver a la gente lo que debe ver. Estamos a punto de entrar en una época en la que las cosas políticas han de cambiar, en la que es preciso tratar a la gente como personas mayores, como adultos que ya saben leer e interpretar su realidad y la realidad en la que viven. Y todas estas formas burlescas de mensajería verbal debieran ser eliminadas, porque aparentan posiciones de superioridad que no se sabe bien de dónde vienen, si de una enorme capacidad intelectual, o una gran capacidad bancaria o patrimonial, o sencillamente algún dedo divino que ha iluminado a quien así habla, o desde una arrogancia malsana y a veces impúdica. El caso es que el ciudadano Cuenca tiene el mismo derecho que cualquier otro a recibir una beca para estudiar, lo mismo que lo tiene si las urnas le otorgan la opción de gobernar, al igual que cualquier otro cabeza de lista que sea capaz de consensuar en torno a un proyecto el programa de gobierno. Aquellas insidias generadas por impulsos inconfesables solo llevan a dar una imagen de quien las siembra, y en el Partido Popular hay gentes que saben hacer las cosas mucho mejor que estas muestras con las que han salido algunos esta semana a la opinión pública. Pérez debiera contener a la tropa, pues después han de llegar las disculpas públicas, los arrepentimientos, los golpes de pecho y hasta las dimisiones. La gobernabilidad municipal va a cambiar de forma significativa en unas horas, y la nueva situación va a ser de tal dependencia que el diálogo será el principal instrumento para afrontar el día a día. Con las mimbres que está dejando caer alguna parte del PP será difícil que la cesta sea hecha para albergar algo útil. Bien valiera salir a la opinión pública con acuerdos que ayuden a la ciudad en lugar de seguir lanzando supuesta basura de bajo precio. Aún quedan cuatro años por delante que con seguridad traerán muchas sorpresas, que esto ya no es hasta que las urnas nos separen, apenas ha comenzado aún y esperemos que no sea una feria. Ciudadanos ha optado, ha elegido, ahora confiemos que se retiren las enaguas de la mesa, de lo contrario todo quedará en un simple cambio de cromos. Cuenca esperará, aunque igual durante menos tiempo de lo que pueda parecer.