Paco ya es alcalde de Granada, el mayor honor que puede alcanzar alguien: representar a sus vecinos de forma directa, sin intermediarios ni guardaespaldas, sin susurros capciosos ni apoltronamientos absurdos. Paco tiene un reto complejo, en el que a menudo estará solo ante las decisiones a tomar, porque no gustarán a todos, y por un lado u otro recibirá golpes y desaires. Se lo pueden decir Jara, Quero o Moratalla. Pero es joven y sensato, y con la experiencia suficiente para abordar el reto que se le avecina. Encuentra Paco una ciudad aislada del universo, a la que se accede casi solo por carretera, con un aeropuerto que al mirar su pantalla de vuelos y analizar dónde se encuentra dan ganas de echarse las manos a la cabeza. Disparate total. Del ferrocarril ni hablamos, porque no existe. Del metro, tras las trampas, trabas y cambios de su antecesor, cuyo objetivo parecía ser que jamás funcionara, podrá hacer el primer viaje, pero tiene otro reto más, hacerlo operativo para todo el área metropolitana, lo que implica una segunda línea mucho más amplia que la primera, unida a esta, que haga innecesario coger el coche para llegar al centro de la ciudad desde los municipios que rodean a la ciudad, y con polígonos industriales y comerciales. Del endeudamiento existente en Granada mejor dejarlo hasta que se hagan públicos los resultados de la auditoría que se encargará; y de la presunta corrupción que ha llevado a la calle a su antecesor esperemos a que los tribunales se pronuncien. Tiempo habrá. Pero Paco debe limpiar el ayuntamiento, de lo contrario volverán las sombras, y después no habrá justificación, porque a la izquierda esas cosas ni se le perdonan ni hay quien la defienda o justifique. Que todos no son iguales, a pesar de que hay quien para defenderse busque expandir entre la generalidad. El botellón repunta, asomó las orejas el fin de semana pasado, y el transporte urbano funciona como quiere el patrón, que no como necesitan los usuarios. Granada está colapsada con el tráfico, y solo los privilegiados que tienen tarjeta para circular por donde les da la gana, y que serán quienes digan que esto va bien, pueden planificarse mínimamente sus desplazamientos con garantías. A Paco le queda una difícil tarea por delante, más aún si quienes lo han apoyado no se remangan a su lado, porque de no hacerlo así, y se unan a la mordaz oposición que le espera desde la derecha, lo va a tener difícil, muy difícil.
A mí me gustaría comenzar a ver a concejales y alcalde mantener su forma de moverse, de relacionarse, de llegar a la gente como hasta ahora lo han hecho desde la oposición. Que quienes les cuenten sean los ciudadanos, no quienes estén interesados en que les lleguen determinados mensajes y no otros, y que quienes los han apoyado con su voto lo hagan también con su trabajo. Suerte, porque de tu buen hacer depende el futuro de esta ciudad.