A Sebastián le tocaba pagar, que para eso era su santo. Una buena inversión de futuro, pensaría él, y no como esos fondos de pensión de Bárcenas en el extranjero, ese Luís fuerte que Rajoy diría. Y es que a Mariano lo llevaron, de paso, a comer a Riofrío. Cerca, muy cerca de donde estarán las vías que deberían estar siendo usadas ya por un AVE que nunca cesa, porque ni pasa ni se le espera. Pero él, Mariano, seguramente no preguntó sobre la cosa, ni mucho que le importa. A él lo llevaron a comer, y él, como buen gallego, destiló humor e ironía, acompañado de ministro, ministra, aspirantes, ex y pro. Y todos contentos, unos porque le salió de gorra, cosa a la que deben estar acostumbrados ‒ ¿alguien vio alguna vez a un ministro pedir y pagar una cuenta?‒, otros porque ratificaron su poderío territorial que ya le viene desde el siglo pasado independientemente de sus pantallas pasajeras, y otros porque pensaron que estaban siendo bendecidos para su continuidad, aunque les supusiese pagar la factura con esa gracia y salero con la que alguien se lo dijo. Y pasó, pasó como el aire seco de enero, y pocas noticias más que la pura anécdota, sin más. Y la gente se sintió sorprendida, la de allá, por helicópteros, personal de seguridad, varias salas reservadas… Que viene el presidente, en este caso del PP. No quiso esturión, ni caviar, habría estado feo de cara a los electores comer caviar allí, aunque luego, en la intimidad, tal vez algo pueda caer, digo yo, y no en catalán, más bien en lojeño, así que deberá comerlo despacito. Y los roscos de Loja, que a Fátima, esa que habla de vez en cuando y después sube el pan con sus cosas, había comido el día anterior en FITUR, que ella es muy andaluza. Total, que Mariano llegó con las manos vacías y se marcharon todos con la barriga llena. Luego, Moreno pidió a sus compañeros, no de esa mesa sino del congreso, que se comieran las calles. Lo que es la vida. Y Sebastián quiso convivencia y compañerismo. No sé lo que pensaría Juan mientras lo escuchaba, tal vez recordara anécdotas y cosillas del año pasado, y las tripas volvieran a darle algún retorcijón.
El caso es que Granada fue elegida para planificar el partido del futuro (Sebastián dixit), y empezar ya a trabajar, Moreno y sus ocho hijos de Andalucía, no compañeros, no hermanos. No, hijos. Y trabajar hasta tres veces, que eso es mucho trabajar. El PSOE también tuvo un Congreso muy serio aquí hace unos años, y no es por traer mal fario, pero ojú qué mal le han ido desde entonces las cosas. Así que mientras cada cual se fija sus objetivos, algunos al fin ya se van a poner a trabajar, si es que siguen, digo yo, mientras otros alientan a los suyos a que se coman las calles. Rajoy se hizo fotos con el personal, como procede.