Alfabetizar en América Latina. Ese es uno de los fines últimos de la carrera que desde hace once años se celebra por las calles granadinas. El Memorial Padre Marcelino llena las calles nazaríes de gentes de todo tipo, dispuestas a recorrer su mismo centro disfrutando y sufriendo, compitiendo algunos acompañados de los demás, pasándolo bien durante un rato, ratillo para los primeros, ratazo para quienes su fin último es llegar a la meta y mezclarse con los esforzados que un año más han dado la cara.
Ese fin de derivar los beneficios de la carrera a la ONG Haren Alde ya da sentido a este evento, solo saber que el dinero será destinado a participar en la erradicación de uno de los más lacerantes lastres universales debe servir para animar a inscribirse cada año. Pero es que además tiene premio, y no me refiero a la medalla que los voluntarios cuelgan del cuello de quienes la acaban en la línea de meta. El premio es el lujazo de recorrer esas calles en un ambiente festivo indescriptible, en las que la población paseante se vuelca animando a todos, en el que la prioridad es el corredor, no el coche, en el que se van subiendo y bajando espacios que pasan desapercibidos durante el resto del año, en el que personas que ni conoces ni seguramente volverás a ver nunca animan a quienes entienden que van más justitos de fuerzas, en el que la ciudadanía comparte una ciudad para algo más que ir de compras, llenarla de coches, o ir cada cual a lo suyo.
El Memorial Padre Marcelino se ha convertido ya en un referente obligado de la solidaridad granadina, pero también del deporte granadino, porque los tiempos de quienes ganan esta carrera están a la altura de cualquier evento similar de máximo nivel, y la participación es envidiable. Falta aún una mayor presencia de la gente en las calles, que la hay ya, pero tal vez el personal aún mire en ciertos sectores con alguna extrañeza al personal corriendo, lo que hace que le impida involucrarse. Pero al tiempo, todo se andará.
En lo deportivo, es preciso señalar lo excepcional del circuito, con una combinación ideal de la realidad de la ciudad, con un equilibrio justo de subidas y bajadas que, sin ser demasiado exigentes, sí obligan a una preparación mínima. No busca, como puede hacer la media maratón de este próximo domingo, grandes esfuerzos físicos, pues esta está diseñada al parecer para grandes corredores, lo que excluye a priori a un elevado número de deportistas y aficionados, con un perfil y una hora que en principio retraen a quienes solo pretenden medirse a sí mismos, en función de un similar y sensato recorrido como era el anterior. El turismo y la restauración granadina estarán de fiesta, pero los demás se estarán preguntando sobre el porqué. No, el Memorial Padre Marcelino es otra cosa. Ha encontrado una combinación perfecta entre recorrido, participantes, fiesta y fin económico. Perfecto.
Hola desde América Latina! Voy a informarme un poco más sobre quién fue el buen Padre Marcelino. Un millón de agradecimientos, granadinos.