Puigdemont y los separatistas lo están absorbiendo todo. Pareciese que España se ha parado en su caminar y todos estamos atentos, ansiosos y un poco hartos de esta movida que algunos han montado en torno a sus pretendidos intereses. Mientras tanto, Galicia y Asturias ardieron casi de punta a punta, decenas de muertos en Portugal, que nos duelen casi como propios, una sequía feroz que asola el país…, pero todo permanece centrado en esta movida. Los jueces han pasado a ser protagonistas por este intento de secesión, y los demás casos están en segundo término informativo. Muy bien le viene todo esto a quienes han permitido que las luces alumbren en otra dirección. Se han cargado las voluntades y las críticas, el cabreo popular, que es el del pueblo, por los desmanes que llevan en los juzgados años. Todo es independentismo y secesionismo. Mientras tanto, las ciudades llevan su día a día como pueden, el resto de ciudades, mirando hacia el Nordeste peninsular. Granada aspira a volver a conectarse por ferrocarril con el resto del mundo. Nos acercamos a los 1.000 días separados –esto sí es una verdadera secesión‒ del resto de Europa, y resulta penoso ver cómo los viajeros han de subir a autobuses para tomar el tren hasta cualquier punto fuera de Andalucía (considerando las pocas conexiones andaluzas que tenemos). Se está preparando una concentración para este viernes. Nadie entiende las razones de que la línea de Moreda esté parada, o mejor dicho, esté siendo utilizada para contados transportes, sin considerar que podría haber aliviado los desplazamientos, estancados durante todo este tiempo. Se especula que se busca amortizar gastos con la cosa esa del AVE. Parece que AVE y tren convencional son incompatibles, se piensa, cuando lo verdaderamente incompatible es que una tierra como esta esté abandonada desde hace tanto tiempo sin la más mínima explicación, y cuando el alcalde va a demandar que se resuelva este problema, desde aquí mismo se busca ridiculizar con chanza y aparente socarronería el interés del prócer municipal. Y encima se hace por aquellos que durante años estuvieron ridiculizando el que iba a ser futuro tranvía de Granada. Ahora toca luchar para que esta infraestructura alcance el protagonismo que la provincia de Granada precisa. Resulta ridículo que a estas alturas estemos como estamos, sobre todo si miramos a nuestro alrededor y a nuestra potencialidad. Murcia dio un paso fuerte hace unas semanas, y parece que este gobierno solo atiende cuando las vías son usadas para montar jaleo. Es absurdo el tiempo que llevamos incomunicados, como lo es también que los trenes sigan entrando en la ciudad en pleno siglo XXI como comenzaron a hacerlo en el siglo XIX. Sin embargo, hay quien se permite bromear con este asunto, como si mantener diseccionada una ciudad no supusiese algo más que una simple desconexión entre barrios. El AVE no vendrá a solucionar la incomunicación, pues hay más territorios, y es el momento de exigir una vertebración acorde con los tiempos venideros.