Pues mire, a mí me gustaría que alguien me explicara lo de RENFE con Granada. Yo creo que ya no es ni siquiera cosa política. Estoy convencido de que es ineptitud, apatía, desaire, malafollá, ignorancia personal de alguien, con nombre y apellidos, que pasa de Granada. Por ejemplo, si usted quiere venir hasta Granada el 21 de diciembre, no puede. Sencillo. Se agotaron las plazas (55). Pero si usted se queda en Antequera, o Córdoba, o Málaga, entonces sí, le venden los billetes, pero al doble de precio. Y ya usted mismo se va buscando la vida. Y eso mismo me dijeron a mí cuando las inundaciones de Campillos, que no había autobuses porque la autoridad había cortado las carreteas, y que si me apeaba del tren en Santa Ana no habría ni cafetería, ni nada de nada, que mejor siguiera hasta Málaga y allí me buscarían una solución. Aún estoy esperando la solución, yo y los veinte pasajeros restantes. Tirados como estiércol nos dejaron. Por eso entiendo que no es cosa de política ya, es cosa de personas, de una persona, que deben identificar y mandarlo al repositorio de inútiles, porque la imagen, el daño, los quebraderos de cabeza que está dando a los viajeros que van o vienen desde esta tierra, que evidentemente no es la suya, son deplorables. Hay que identificarlo y ponerlo de patitas en la calle. Y a la par, que indemnice de su bolsillo a los perjudicados como es debido. A ver, ¿cómo es posible que no se pueda viajar hasta Granada y sí hasta las poblaciones que he señalado más arriba? ¿A quién beneficia eso? Se están riendo de nosotros, o eso o le están haciendo la cama al gobierno, desde dentro, desde dentro de RENFE naturalmente, porque no hay ni una sola explicación inteligente, seria, creíble que justifique que usted no pueda llegar a esta tierra esos días de diciembre, y estamos hablando de un intento de compra de billetes cincuenta días antes de la fecha, no a última hora. Siete semanas antes. Un despropósito, una encerrona, una vergüenza que es señal de ineptitud, o de malaje. Eso sí, el susodicho incapaz que es el responsable buscará mil doscientas justificaciones, antepondrá a doscientos empleados, se reirá de los pobres e inmundos perjudicados, lastimica, que no saben, que como son de provincias pues no están ni preparados ni capacitados. Lo cierto es que tendría que explicar a la población granadina por qué está dilapidando el dinero público, por qué está perjudicando a esta sociedad, de dónde le viene el sueldo y para qué lo cobra. Y que deje de escudarse en Internet, en telefonistas y en revisores. Y que se vaya a la casa que tenía antes de entrar en RENFE, y que pongan a alguien que sepa lo que lleva entre manos, porque no se puede hacer peor, no se puede hacer más daño, no se puede encontrar mayor grado de ineptitud o de burla. Espero.