Hay quien dice que está cansado de votar, que no se fía, que todos los políticos son iguales, que solo van a los suyo. Deduzcamos cuáles son las claves políticas del futuro que nos atañe, que no es otro que el propio en nuestro ámbito social, que recoja no solo nuestra realidad actual, también el futuro para nuestros hijos. La política no puede limitarse a gestionar el presente, para eso sirve cualquiera con dos dedos de lógica y conocimiento legal. La política ha de diseñar continuamente el futuro, tener la visión de crear en el imaginario común esa otra sociedad que ha de llegar si se trabaja para ello. No habrá una ciudad confortable, amigable, solidaria, sana, educativa y educada si no se trabaja en ese sentido. Hay quien llega a la política como quien llega a una cola, a ponerse en su sitio y esperar a que le toque. Una vez en el mostrador, saca su lista, pide y se marcha. Esto no es así, no debe ser así. La política ha de ser realizada, no solo entendida, como servicio público, general, para todos, de diseño de cada uno de los mañanas que trae la realidad actual. Es difícil, por eso no todos sirven para la cosa pública, aunque hay quien se autobendice en ella, se rodea de fieles y se lanza al ruedo, y se pone en la cola. Tras su paso por la cola poco o nada quedará de su estancia en la misma, aunque haya estado la vida entera ante el mostrador, sobre todo si así ha sido. Toca votar, toca participar en la elección de quienes han de imaginar y gestionar ese futuro. Hemos de tener claro si deseamos un futuro lleno de controversias y enredos que difuminen realidades más próximas a los intereses de compra de quienes se han puesto en cola, o bien elegir un futuro en el que haya un proyecto para nosotros y para quienes han de venir, si no están ya, tras nuestros pasos. No se puede derivar hacia un lado la realidad del presente, una realidad en la que hay una enorme cantidad de población en situación de pobreza, de indignidad social a la que ha llegado porque quienes administran solo se han ocupado de sus asuntos y de maquillar las cosas ante los paganos, que somos todos, y de cochearse por calles y plazas seguidos de señores de negro. No puede ser mirar hacia otro lado y no acudir a votar, porque eso es equivalente a ignorar el mañana para nuestros hijos. Las propuestas están sobre la mesa, las personas están en los carteles, las urnas estarán abiertas. Tal vez sea hora de nuevo de poner a cada cual en su sitio, unos de maquinistas del futuro, otros de vigilantes y aprendientes. En este tren no hay más pasajeros que aquellos que comparten el trayecto, y esos, querido amigo que conmigo compartes carreras, esos somos todos.