Dicen que Rajoy ordenó evitar que su partido dejase de gobernar en Granada y Almería, que dijesen sí a quien fuese preciso. Dicho y hecho. Donde hay patrón no manda marinero. Si la condición de Ciudadanos en la ciudad nazarí era que Torres Hurtado dejase la alcaldía, así será, salvo que el PP quiera dejar el gobierno en navidades. Esto implica que los Reyes Magos traerán nuevo alcalde a Granada. Pepe Torres hizo un discurso tras su elección que se asemejaba a unas manoletinas. El capote por delante y a lucirse, pero no entró a ningún toro. No era el momento, sencillamente optó por emplear ese tono campechano que tan bien le ha resultado entre sus amigos durante sus años en política. No arriesgó, y quiso proyectarse como hombre de consenso, hombre bueno, pacificador. La cuestión es saber si él ha sido el terminator de la ciudad en estos años pasados, y cómo se cambia uno de camisa en unas horas. Cerca le pueden enseñar. Don José va a disfrutar de estos meses, sin duda, porque entre el verano, poco exigente, la vuelta a la faena, con las elecciones encima, que le eximirán de todo puesto que se hablará de otros asuntos nacionales, y la preparación de su despedida, se sentirá feliz, aunque desde septiembre tendrá un aliento en el cogote. Granada despedirá a su alcalde con honores, y todos hablarán bien de él. Se olvidarán de que ha sido el principal artífice de las permanentes luchas contra la Junta de Andalucía anteponiendo los intereses de su partido a los de la ciudad, que los barrios jamás estuvieron tan distantes entre sí como ahora, que la ciudad se convirtió en referente mundial de bebedores juveniles, que la limpieza salió despavorida, que el tráfico fue un caos y el principal elemento recaudador de impuestos, que Granada vivió de espaldas a la universidad, y podríamos seguir, pero aún no es el momento, tal vez no sea preciso porque todo se olvida cuando el personal se va. Entonces, en esa navidad venidera, Sebastián Pérez alcanzará uno de sus sueños, y Luis será quien entonces tenga que dar la talla, aunque sea desde Madrid, pensando en otra opción de gobierno mucho más elevada que la municipal. Y todos habrán quedado tan contentos. Todos menos la parte de la ciudad que sufre un anquilosamiento más próximo al siglo XIX que al XX, todos menos la parte que verá una continuidad en las políticas municipales, aunque se dirá que esto va a cambiar, todos menos más de la mitad que sí querían que esto fuese de otra forma y que se renovasen no tanto las personas como las formas, valores, proyectos, y la sensibilidad hacia toda la ciudadanía, no solo hacia aquella que posee los recursos, o que se pega a quienes poseen los recursos para imitarlos, para ser copias de segunda. Pero eso ocurrirá cuando Rajoy, Don Mariano, lo decida, porque donde hay patrón no manda marinero.