El sopor se adueña del cuerpo lo justo para que la mente dé un salto desde la realidad al mundo onírico. Ahí el cerebro desconecta y se abre la mano que guarda la llave de la celda, que cae por su propio peso. El golpe en el suelo hace regresar a la realidad al fraile. Se acabó la siesta. Y esa, dicen los expertos, que deben ser muy doctos en la cosa del sueño, suponemos más por su estudio que por su práctica, es la buena, como el colesterol. La otra, la de pijama, orinal y cama, es la menos recomendable, dicen los que dicen saber, y no sabemos si es porque a ellos les sienta mal o es porque el cuerpo se trastorna. El colesterol malo. La cosa es que forma parte del patrimonio nacional, más aún en las fechas que se avecinan en cuanto esta primavera se convierta en el verano prematuro que será, como viene haciendo desde que los que dicen que no hay cambio climático se van callando ante las evidencias cada vez más fuertes. Y ahí andan algunos políticos, entre la siesta del fraile, la siesta del orinal y la Bella durmiente, que no saben si despertar con timbre, o esperando a que alguien los bese en los morros, porque la llave hace tiempo que cayó y no quisieron oír el tintineo. Rajoy mira hacia otro lado, haciéndose el sueco, como si la cosa no fuese con él, con su gobierno en funciones que no dice a nadie en qué funciona o deja de funcionar. Desde luego, si la prueba son las obras del AVE a Granada, funcionar más bien funciona poco, porque el personal lleva un año viajando en autobús, en un traslado que iba a durar apenas seis meses, con los empresarios indignados con el gobierno, y el Partido Popular granadino indignado con los empresarios, por indignarse con sus jefes de Madrid. Paciencia, la que no están teniendo en EMUCESA, desde donde han dado 15 días a los descendientes de los usuarios de los nichos que no están al día en sus pagos o los desahucian, que hay mucho muerto en esta ciudad esperando su sitio, y la pasta es la pasta, por lo que esa empresa municipal que vende flores y coronas desde la entrada a las salas de velatorio lo ha publicado en el boletín provincial, que es algo que lee la gente tomando café, de forma habitual. Y así se nos va la vida, entre esperas, siestas, sueños, defensas numantinas de posturas absurdas de otros, que son los jefes, mientras estos buscan en Panamá el lugar más sereno para abrir cuentas en las que guardar dineros de procedencia inconfesable. Un gazpacho con mucho vinagre y sal, que es como están los días, apenas un suspiro, como la siesta del fraile, en la realidad de una vida que no se sabe bien cuándo comenzó, pero que es imposible saber cómo acabará, mismamente como las obras del AVE.