Es pura matemática, la suma de partidos pretende multiplicar el valor de los votos. Y ciertamente podría ser así si quien votó en diciembre mantiene el sentido de su voto en junio. Podemos ha iniciado la absorción de Izquierda Unida, donde habitaba el Partido Comunista. Hasta este momento se conoce que han unido sus nombres, sabemos quiénes de unos y otros irán en las listas con opción de salir; desconocemos los puntos del acuerdo, lo que harían en este país, cómo y con quién lo harían. Se supone que esta coalición restará votos al PSOE, porque se supone que los votos de izquierda se irán hacia estas listas. Entiendo que esto es mucho suponer, porque los votos del PSOE están consolidados, Pedro Sánchez ha dado la cara en este periodo, como Ciudadanos. Iglesias también lo ha hecho, ha evidenciado su prioridad, que no es otra que Iglesias, con espíritu vicario. Las claves estarán en los restos de cada provincia, y es ahí donde habría que analizar lo que hubiese ocurrido con los de diciembre, que no necesariamente han de ser los mismos que en junio. Es cierto que la derecha seguirá votando al PP, porque la corrupción no afecta a su voto, ni el silencio de Rajoy, considerado como prudencia, como estrategia, como capacidad de aguante frente a las huestes de izquierdas que intentan destruir los pilares de su gestión (amianto para la clase trabajadora). Pero también es cierto que estos restos irán hacia la izquierda en muchos casos, porque las bases del PP son mucho menores que los votos que recibió en diciembre, porque el PP va a simplificar los mensajes en esta campaña, va a señalar con el dedo a los otros, que son los malos, los que no quieren el bien para España, quienes hundieron el país, los que vienen a priorizar los asuntos sociales sobre los asuntos económicos, y es la economía la que decide el destino de todo. Si el PP pretende absorber todos los votos que no son de izquierda, dejará la vía libre a Ciudadanos para que le arranque un buen número apoyos, porque no todo el mundo podrá taparse la nariz ante la corrupción salida a la luz, y encuentra en Rivera una agarradera que le puede servir para lavar su conciencia, sin traicionar a su ideología. Hay alternativa al PP dentro de su espacio, aunque se intente anularla, y la gran mayoría de los votantes de centro podrán decidir entre Ciudadanos y PSOE, o entre Ciudadanos y PP, con lo que este voto será dividido entre las tres fuerzas. La izquierda pura tiene su referente, y la derecha siempre lo ha tenido. Sabremos entonces qué hará el centro izquierda y el centro derecha. Ahí PSOE y Ciudadanos se juegan la campaña y tal vez una gran parte de su futuro, al menos de quienes ahora están. Es el examen de septiembre para unos políticos que se han suspendido en junio, unos más que otros, porque quedar mudo puede significar ignorancia o desprecio.