Dice el letrado Gallardo, que ejerce en Sevilla como jefe de los abogados de la Híspalis, que eso de que Granada concentre todas las resoluciones correspondientes a las apelaciones andaluzas es absurdo, que esta tierra es muy grande y que más pronto que tarde Sevilla se hará cargo de lo que toque a Córdoba, Sevilla, Cádiz y Huelva. Y lleva razón la criaturilla. Es que Andalucía es enorme, grande, extensa, a veces hasta lejana desde sus mismos adentros. Y eso es lo que nos parece también a los de Granada, Almería y Jaén, en otros asuntos como educación, medio ambiente, sanidad, innovación, cultura, trabajo, agricultura, economía, ciencia… Podría completar las quinientas palabras de esta columna, y necesitaría saltar a la página siguiente. Y eso es lo que da pie a quienes dicen que no hay una sola Andalucía, que en realidad son al menos dos. Por un lado la que deviene del Reino de Granada, perfectamente definida y delimitada en su historia (según el año que tomemos de referencia). Y luego está la otra, la de la bulla, el baile, la gracia, y el Bajo Guadalquivir, ese que nace según unos en Jaén, y según otros en Granada, pero que es más sevillano que la manteca colorá. Que en este lado somos unos malafollás y aquellos los salerosos, que allí hace una calor para morirse, mientras que aquí el calor es eso, el calor. Tienen razón en que ellos, los sevillanos, se pueden hacer cargo de todos esos asuntos de los de allá, que es una pesadez tener que venir tan lejos para que les resuelvan sus apelaciones, pudiendo hacérselas ellos solos. Y que eso son, vienen a decir, poco menos que catetadas nuestras. Y sí, a veces nos hacen parecer los catetos de la cosa, sobre todo cuando tenemos que ir hasta Sevilla a que se resuelvan el resto de todos los asuntos que nos afectan por el haz y por el envés de nuestra vida administrativa. Que tenemos hasta nuestros propios hoyos hechos en la A 92 de tanto ir y volver. Argumentos localistas y carentes de sensatez, dice Gallardo, son esos de pedir que siga centralizada la cosa judicial en Granada. Menos mal que la cosa de Sevilla no es centralista, porque justamente están en el otro lado, y si no que se lo pregunten a Almería, que hasta aviones les tuvieron que poner para ir a resolver sus cosas a la capital, pues al final se trata de esto, de que hemos hecho en poco tiempo una capital y la hemos nutrido con nuestros capitales. Y quieren más, porque cuanto más se tiene más se quiere. Y al igual que la Alhambra se vende fuera como malagueña, la sierra se quiere vender como sevillana. Y como nos descuidemos, nos quedaremos si acaso como cabeza de partido judicial, eso sí, de la Vega, salvo que la pida Maracena. Y aquí que no se mueva nadie, que algunos están tan calentitos… Qué arte tiene esta gente, mi arma.