Virgulilla

La derecha española ha tomado la virgulilla de la ñ por montera y está dispuesta a partirse alma, corazón y vida por unificar bajo su sombra las ideologías propias. Y es que Ciudadanos se ha empeñado en derechizarse, sin negarlo, marcando espacio. Casado, al frente de su Partido Popular, se ha convertido en el catastrofista de moda, catástrofe para todos si no es él quien lleva el timón; y Vox está ahí, tras la barrera, con total claridad de lo que representa, sin disfraces, esperando a que se den las condiciones para implantar sus pensamientos sobre la mesa del poder. Esa mesa en la que, con sus otros dos socios, los mismos de la fotillo de la plaza de Colón, todos juntos en primera fila, vinieron a representar el abanico de la nueva derecha española. Les faltó ponerse la virgulilla sobre sus cabezas, o una ceja prolongada de ojo a ojo, e identificarse con un pasado que pretenden proyectar hacia el futuro. Los discursos venideros serán sangrantes, no se contemplará en acepciones, no metafóricas precisamente, porque donde la realidad no llegue será atendida la mentira como plato de buen gusto en la mesa de los oradores. No hay escrúpulos cuando la imaginación pide arrancar una sonrisa, o unas palmadas de los acólitos. Y entre los demás siempre habrá quien lo crea, porque se viene demostrando que a falta de líderes políticos solventes cualquier cosa cabe, incluidas las falsas noticias, comentarios facciosos, chascarrillos con malafollá, sí, con malafollá aunque ninguno sea de esta tierra. Y se les nota, porque hasta para la malafollá hay que tener arte, de lo contrario solo se dicen simplezas. Y eso es en lo que se están convirtiendo estos, que con una sola idea en el cuerpo pretenden inundar al llamado pueblo con su sabiduría. Y así se queda el personal, compuesto y helado, porque no hay ocurrencia que quite la simplez y la mediocridad que nos ha inundado. Sánchez lo podría tener fácil, mucho más fácil que hace apenas un año, pero necesita que la suerte lo acompañe, y ser capaz de proyectar todos sus decretos de estos meses de gobierno en hechos gobernables con una mayoría, aunque sea con los retazos de quienes no quieren ni oír hablar de los tres de la plaza de Colón. Ciudadanos ya se ha manifestado que no piensa dar sus votos a nadie del centro izquierda. Con lo cual, se marca un único camino. Grave error para un partido que pretende gobernar o ser llave, porque a la postre no hay nada peor que una mala copia, y en eso se pueden convertir, porque derecha, lo que es derecha ya tenemos aquí, y entre ellos se bastan para vigilarse, pero no se sobran para gobernar, necesitan al útil, y ponga usted el sustantivo, porque cada cual, al final, sabe los porqués de las cosas, de sus dichos y de sus hechos. Otra cosa diferente es decir la verdad, pero esa hoy está ya tomando el sol en la playa de la Cagaílla.

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