Aunque con el canto del gallo ya estaba el personal calentito, inquieto y cabreado, fueron las señales horarias del inexorable reloj del sol las que despertaron a las emisoras de radio y las redes sociales para avivar las conciencias de las mesnadas que se dirigían a los campos de Tordesillas, unos –los animalistas y antitaurinos– para intentar salvarle la vida al astado «Rompesuelas», y otros, con el «modus operandi» de ajusticiarlo, según las normas del festejo tradicional que el pueblo, en el que reinó Juana I de Castilla, vecina difunta en nuestra Capilla Real, pretende conservar después de cinco siglos. Continuar leyendo →