No solo fue el lunes el día más triste del año, según la extendida fórmula pseudocientífica del psicólogo Cliff Arnal, en la que conjugando una serie de factores donde se mezclan las ‘alegrías’ navideñas y la inevitable ‘cuesta de enero’ llegó a la lógica presunción de que para el tercer lunes de este mes la mayoría del personal –excluyo a los ricos que tienen otros motivos más preocupantes– puede caer en la deprimente situación de entristecerse.
La muerte de dos indigentes en la vía pública, refugiados en soportales y protegidos por cartonajes nos ha entristecido a los granadinos. Es cierto que instituciones y ONG, fundamentalmente, cuando el crudo invierno enseña sus perjudiciales valores de bajo cero, tratan de auxiliar y ofrecer alimento y albergue para superar la cruda nocturnidad como es el caso de Cruz Roja; pero no es menos cierto que en algunos casos los indigentes rechazan la ayuda y prefieren ubicarse en la libertad de la intemperie. No todos los sin techo mueren como consecuencia de las bajas temperaturas porque por desgracia, la mayoría, suelen arrastrar el padecimiento de diversas y graves patologías. Lo triste es que mueran en la soledad de la indignidad humana.
Ha sido muy triste el accidente del pequeño Julen, en Totalán, tras precipitarse por un estrecho túnel. En la ardua operación de rescate durante días, con unas características insólitas, han colaborado de forma denodada cientos de profesionales, empresas y ciudadanos demostrado con creces actitudes solidarias y ejemplarizantes que han dado la vuelta al mundo.
A veces tienen que ocurrir hechos tan lamentables como el del malagueño pueblo de la Axarquía para que aflore, espontáneamente, la sensibilidad, la generosidad y el compromiso fraternal que nos humaniza.
En el ámbito internacional la tristeza nos llega desde Venezuela, principalmente, por los disturbios que han causado muertes y heridos por la desastrosa situación política-social que mantiene la dictadura de Nicolás Maduro sostenido por la tela de araña de los agradecidos discípulos corruptos. La historia de este sátrapa sabemos cómo empezó pero ignoramos cuándo y cómo terminará. Porque entre los estados democráticos, dictatoriales y medio pensionistas del mundo mundial hay disparidad de criterios. Así las cosas, salvo una asonada militar mayoritaria, Maduro no abandonará el poder voluntariamente, incluso si el país sigue hundiéndose y en las calles continúan matando a venezolanos inocentes que piden justicia y libertad.
El ‘blue monday’ no sólo ha sido el tercer lunes de enero exclusivamente. La fórmula del psicólogo se quedó en la suma de factores previsibles, pero vivimos dependientes de lo imprevisible donde prima lo inesperado; todo aquello que nos sorprende el sentimiento y nos produce tristeza por los demás.