Mientras nos distraen los taxis y los VTC

Tezanos emplata la última encuesta del CIS, con el regusto de Madrid Fusión en pleno divorcio de Podemos, y les regala unos porcentajes electorales como para resucitar a un moribundo. No se sabe, a ciencia cierta, qué ocurrirá con esta formación, que se ha ido desmoronando poco a poco, de aquí a las próximas elecciones pero, ‘el Errejón de muerte’ colocado por don Íñigo, el politólogo, en el centro de operaciones de la extremada formación da la impresión de que no sólo ha provocado en algunos estrés postraumático. En general existe seria preocupación por el mañana podemita aunque Pablo Iglesias, ausente de la vida pública por su obligado permiso de paternidad, trata de calmar las aguas revueltas y proclama –vía satélite– que Íñigo Errejón «no es un traidor». Es un indicio de que la pública pelea no favorece a los adeptos y conviene estar cerca del enemigo. El problema provoca reacciones encontradas y cierres en falso mientras en la urbanización La Navata, de Galapagar, la Guardia Civil vigila el casoplón donde, estos días, cambia pañales y prepara biberones el líder morado cuestionado.

Por cierto, ¿qué derecho le asiste a la pareja de diputados Iglesias-Montero a disfrutar, gratis, de la prerrogativa de un servicio de vigilancia (24 horas) por parte del benemérito cuerpo? ¿El resto de diputados y senadores podrían beneficiarse, en caso de solicitarlo, de esta prebenda? Me hago las preguntas porque ni al Gobierno, partidos políticos o sindicatos se les ha ocurrido sacarnos de dudas a los sufridos contribuyentes. En cuanto al estado de precariedad en el que, al parecer, realizan su actividad los guardias que cubren el servicio es responsabilidad directa de sus mandos.

Mientras nos distraen los taxis y los VTC en un conflicto de competencia –en una sociedad de libre mercado– que tiene solución en otros países menos en España, sigue en el aire la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, no sólo por los intereses de los bogadores socios gubernamentales sino porque el mismísimo Banco de España no les ha puesto ni buena cara, ni buen cuerpo. Dice la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, con esa dinámica verborrea con acento andaluz, que le caracteriza, que si el Gobierno no es capaz de conseguir la aprobación de los presupuestos habrá elecciones generales. Aunque Pedro Sánchez haya dicho eso y lo contrario desde hace meses. Tezanos, desde la cocina, comenta, como insinuaba Gila: «Yo tengo una partida para elecciones…». Y por eso va elaborando suculentos menús que irá presentando mensualmente para subir la moral de unos y debilitar a otros. Se trata de aportar más o menos nutrientes y ánimos calóricos a los aspirantes.

El morbo hispánico político pasa por saber quién convoca elecciones antes, si Pedro Sánchez, en España, o Nicolás Maduro, en Venezuela. Salvando las distancias –que son muchas–, es cierto que ambos deben recurrir a las urnas para que las urnas hablen. Ya han hablado, suficientemente, los políticos.