La avenida de Dílar no empezó con buen pie el mandato de José Torres Hurtado, alcalde de Granada. En su primer mandato (el actual es el tercero consecutivo) mandó quitar el carril bici recién construido. Argumentó que era lo que le pedían los vecinos y comerciantes. Y también que tenía mayoría absoluta.
Hace ocho meses, se cerró la bibliteca de las Palomas del Zaidín. Se creó una Plataforma para su reapertura y tienen un completo ‘dossier’ informativo con todos los actos que han celebrado. También se precian de haber reunido 10.000 firmas de personas que solicitan su repaertura.
El Ayuntamiento de Granada argumenta que la decisión de cerrar la biblioteca es correcta porque hay otra nueva y moderna. En este sentido, no es tanto el cierre de un centro sino la reasignación de servicios.
No sé quién tiene la razón. Lo que sí sé es que estoy sentado en un banquito de la avenida de Dílar, al solecito de las diez de la mañana y frente a la mesita desplegada sobre la que se encuentra la urna, y aquí vota todo quisqui.
Celia y Paqui, que están de guardia en este referéndum, dicen que el Ayuntamiento de Granada siempre les responde que «a nosotros nos han votado los granadinos para que tomemos decisiones. Y ésta es la que hemos tomado».
Igual aquí esta el debate bueno. Si realmente los políticos tienen que ser juzgados el día de cada elección cada cuatro años. O si necesitamos en este siglo XXI articular la Democracia para que sea directa y participativa de forma que nuestros representantes políticos deban escucharnos cuando se lo pidamos. Una suerte de Democracia permanente y no solamente sujeta a la elección cuatrianual.
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