Es evidente que la saga Crepúsculo es una máquina de hacer dinero. Con Robert Pattinson y Kristen Stewart de protagonistas, las salas de cine y los programas de descarga en Internet se han llenado de adolescentes, y no tan adolescentes. Una oportunidad que una marca como Volvo no podía dejar escapar, y es que Stephanie Meyer se lo puso en bandeja.

En los años ochenta, Volvo se veía como una marca echa para señores mayores, con coches muy rectos y grandes motores, con una increíble falta de alegría. En ese tiempo llegaron los 440 y 480 (el ataúd de Blancanieves y precursor del actual C 30) como coches más atractivos destinados a un público más joven. Aunque a Volvo le salió más o menos bien ese planteamiento en España, es verdad que Volvo no ha sido la marca preferida de los más jóvenes.

Pero con Stephanie Meyer llegó la oportunidad. La autora de Crepúsculo incluyó en sus libros un Volvo S60R, conducido por Edwuard Cullen, el vampiro protagonista. Cuando hicieron la película, en Volvo lo tuvieron claro. Un C30 en plata para el vampiro y a esperar unas ventas que llegaron a unas buenísimas cifras sobre todo en EE.UU. Eso fue para Crepúsculo, porque para Eclipse el departamento de Marketing quiso ‘encajar’ el Volvo XC60, su nuevo todo camino que también está siendo un éxito de ventas, entre la gente joven, y entre otros no tan jóvenes que tienen hijos fans de la saga.

Tal es la implicación de la marca con la saga, que antes del lanzamiento de Eclipse se lanzó Lost in Forks, un concurso que consiste en llegar a casa de los Cullen por el camino más corto.

Tampoco Kinepolis quiso dejar pasar la oportunidad y lanzó un concurso para ganar un XC 60 si ibas a ver la película.

Una gran campaña de marketing que a Volvo le ha ido muy bien, sobre todo para los modelos destinados a los más jóvenes. Aunque habrá muchos que digan que nadie se compra un coche por una película…. ¿Qué creeis, hay gente que lo hace? ¿Te comprarías un coche si te lo ‘vendieran en una película?