La contaminación que sufre la ciudad y su área metropolitana puede verse en parte reducida gracias a los vehículos no contaminantes
Cuando contamos los días para que acabe enero, parece que el invierno ha pasado ya de largo por Granada, lo que puede significar que vivamos una primavera y un invierno más duro de lo que ya estamos acostumbrados. La falta de frío, y por tanto de nieve, a lo que hay que añadir la escasez de lluvia, pueden provocar que las temperaturas de las estaciones que vienen se disparen. Este hecho, que puede aprovechar la Costa como un verano adelantado puede resultar muy perjudicial para la salud de los que viven en la capital y en el área metropolitana.
La lluvia ha limpiado la atmósfera en días contados y la nube de contaminación puede volver a aparecer en pocos días, como ya lo hizo en otoño. No en vano, Granada no está tan lejos de Madrid en cuanto a contaminación, salvando las distancias en cuanto a población y producción de C02, lo que hace que la situación sea preocupante. Como publicaba este periódico el pasado mes de noviembre, la calidad del aire que respiran los granadinos es mala en lo relativo a las emisiones de dióxido de nitrógeno, el gas responsable de la lluvia ácida, que tantos problemas está dando en Madrid y que «producen los motores diésel de los coches y calderas», según explica a IDEAL Jerónimo Vida, profesor de Física Aplicada de la Universidad de Granada.
Ante este problema hay una oportunidad. Teniendo en cuenta el tamaño de Granada, una ciudad mediana, aunque con una gran población en su área metropolitana, la urbe se antoja como un lugar perfecto para poner en marcha alternativas a los medios de comunicación tradicionales. En esta ciudad sería posible imponer medidas destinadas a combatir la contaminación parecidas a las que está llevando a cabo Madrid, que tendrían menos trascendencia por el número de vehículos en circulación. Los taxis híbridos, que recorren todo el día esta ciudad ya están poniendo de su parte. En otras áreas, como los autobuses urbanos, se ha perdido por ahora la oportunidad de contar con vehículos híbridos que amortigüen sus efectos contaminantes. Queda por ver la reducción de vehículos que representa el metro y si el Plan Andaluz de la Bicicleta da los resultados esperados desde la Junta de Andalucía.
Mientras, son las administraciones son las que pueden fomentar el uso de vehículos alternativos, bien mediante subvención por su compra como ya lo hace la Junta de Andalucía, bien con ‘premios’ como permitir a los conductores de estos vehículos circular por el centro histórico, como podría hacer el Ayuntamiento capitalino. Medidas paliativas que se podrían llevar a cabo antes de imponer restricciones demasiado bruscas.
Buenas,
Esta claro que los vehículos híbridos son una alternativa, aunque a mi parecer el tipo de conducción de sus usuarios no potencia sus características de vehículo «semilimpio» .
Realmente podríamos reducir la emisión de gases contaminantes con la implantación de vehículos 100% eléctricos. Siempre se habla de la poca autonomía (180Km según modelo) de estos, pero para una ciudad como Granada, se adaptan perfectamente. Y para potenciar su implantación solo hay que tomar nota de otras ciudades, (no hace falta inventar) disminuir drásticamente el impuesto de circulación, permitir el acceso a zonas restringidas, aparcamiento gratuito en zona azul…etc Medidas que no necesitan inversióny que repercuten directamente en el usuario.
Perdimos una oportunidad en la implementación del LAC, al no invertir en vehículos híbridos…
Espero que Granada no se convierta en un referente de lo que no hay que hacer.