Histéresis en el declive del capitalismo

Uno de los beneficios de la ciencia es la oportunidad que ofrece de poder extrapolar conceptos de cualquiera de sus ramas a otras disciplinas para clarificar, ilustrar o dar consistencia a nociones, eventos o procesos que no están relacionados a priori, pero con los que determinadas situaciones cobran un nuevo significado. Así, es muy común trasladar desde las ciencias naturales a las sociales teorías, modelos o propiedades que ayudan a comprender mejor la complejidad de determinados hechos. Resiliencia, principio de incertidumbre, teoría del caos, teorema de incompletitud, son algunos ejemplos a los que ahora sumamos otro: “histéresis”.

En física, la histéresis se refiere a la dependencia del estado de un sistema de su historia previa y de los estímulos externos que influyen en sus propiedades, de manera que cuando se produce una perturbación y éstas se modifican, ese estado modificado puede mantenerse en el tiempo aun cuando hayan desaparecido las causas que lo propiciaron. Por ejemplo, cuando un material es sometido a un campo magnético se imanta y, cuando éste se retira, el material no retorna inmediatamente a su estado original, sino que parte de la magnetización inducida permanece durante tiempo. La histéresis, como metáfora, toma relevancia entonces para entender ciertos comportamientos en la economía, especialmente en el contexto del capitalismo del siglo XXI.

La economía, aunque no siga las leyes de la física, experimenta fenómenos similares cuando los efectos de una crisis o un evento significativo persisten mucho tiempo después de que las causas originales hubieran desaparecido (como apuntan O. Blanchard y L.H. Summers, la economía no siempre se autorregula como se presupone desde la formulación de la “mano invisible” por A. Smith). La histéresis ha sido particularmente útil para explicar fenómenos como el desempleo de larga duración, la inercia inflacionaria o la rigidez estructural en los mercados. Durante una recesión, muchas empresas cierran y miles de trabajadores pierden sus empleos. Aunque la economía eventualmente se recupere y el crecimiento económico se reanude, el empleo puede no volver a los niveles previos debido a la pérdida de habilidades y a la falta de encaje por edad de los demandantes de trabajo, o a la obsolescencia de ciertos sectores o actividades por inadaptación a las innovaciones tecnológicas, generando efectos duraderos en la estructura productiva de un país a partir de aquel shock coyuntural.

Histéresis - Wikipedia, la enciclopedia libre

El capitalismo del siglo XXI ha estado marcado por una serie de eventos globales que han dejado cicatrices profundas y persistentes en la economía mundial. La crisis financiera de 2008 es un claro ejemplo de histéresis económica. La recesión que siguió no solo provocó una contracción económica a corto plazo, sino que también tuvo efectos duraderos en la distribución del empleo, la inversión y la confianza en los mercados. A nivel estructural, la crisis aceleró la polarización económica, con sectores altamente cualificados y tecnológicamente avanzados recuperándose más rápidamente, mientras que industrias tradicionales y sectores de población menos digitalizados quedaron rezagados.

Otro aspecto crítico de la histéresis en el capitalismo contemporáneo es la inercia de la desigualdad económica. Las políticas monetarias expansivas adoptadas tras la crisis, como la flexibilización de la deuda pública y los bajos tipos de interés, beneficiaron desproporcionadamente a los propietarios de activos financieros, exacerbando la brecha de riqueza y lanzando la inflación a ratios insostenibles. La desigualdad que vemos hoy no es solo el resultado directo de estas políticas, sino también de la histéresis del mercado, donde las estructuras económicas y sociales han quedado «atrapadas» en un nuevo equilibrio de alta desigualdad, donde se mantienen los niveles de exclusión financiera en sectores de población en los que la pobreza se afianza durante generaciones mientras que, en cambio, las clases adineradas han visto multiplicados sus patrimonios.

Desigualdad económica en el mundo: consecuencias y mucho por hacer |  Ingredientes que Suman

La pandemia del coronavirus ha sido otro shock global que ha puesto a prueba la resiliencia del capitalismo en el siglo XXI. Las disrupciones en la cadena de suministro, la transformación digital acelerada y los cambios en el mercado laboral son ejemplos de cómo un evento puede reconfigurar la economía de manera duradera. La histéresis se manifiesta aquí en la forma en que las empresas y los trabajadores se han adaptado o han quedado excluidos de la «nueva normalidad» laboral y económica (el 35% de los parados actuales en España tiene más de 50 años).

La lección para los economistas y los responsables de las políticas sociales y económicas es clara: las decisiones tomadas durante y después de una crisis no solo determinan la recuperación a corto plazo, sino que también configuran la trayectoria a largo plazo de la economía. En un mundo cada vez más interconectado y susceptible a crisis globales, entender y mitigar los efectos de la histéresis será clave para garantizar un crecimiento económico equitativo y sostenible en el futuro. En caso contrario, veremos cómo se irá consolidando la dinámica actual en la que el capitalismo se fagocita a sí mismo debido a su incapacidad para resolver los cambios de las estructuras afectadas por la histéresis orgánica que lo aqueja (valiosa alegoría que reivindica el imprescindible reequilibrio de los roles de las políticas monetaria, fiscal y financiera para poder garantizar el futuro económico y el estado de bienestar de todos los ciudadanos).

 

José Manuel Navarro Llena

@jmnllena

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *