«El Territorio Comprometido»
Por Miguel Ángel Sánchez del Árbol. Geógrafo
En el espacio de la Vega de Granada –que no es, o no debe ser, un mero espacio físico– el volumen poblacional alcanzado por su sistema de asentamientos y los nuevos modelos de vida no son las únicas variables determinantes de los recientes problemas de configuración, funcionalidad, productividad, sostenibilidad ambiental, imagen paisajística y otros aspectos sensibles del territorio, sino sobre todo el hecho de superponerse, coexistiendo con desiguales oportunidades de implantación y expansión, diversos sistemas de ocupación con sus respectivas necesidades de espacio físico, sus divergentes requerimientos en recursos humanos y naturales, sus distintos mecanismos de funcionamiento y unos procesos productivos que llegan a ser, en casos, incluso antagónicos. El más dinámico de tales sistemas es, sin duda, el urbano-industrial, que ha adquirido carácter metropolitano y que se expande en gran parte por la Vega; de ahí la obligada coexistencia, en el mejor de los casos, puesto que hasta ahora todos los síntomas son los de un espacio agrario notablemente sometido a las necesidades del espacio urbano.

Podría argumentarse que la expansión urbana y uno de sus corolarios importantes, el despoblamiento rural, es un proceso mundializado (al menos del mundo industrializado) y de carácter progresivo; pero, a su vez, también cabe argumentar que sobre todo en los países desarrollados socio–culturalmente esos procesos territoriales se organizan de forma armónica, que redunda en un sistema urbano equilibrado y funcional y en unos entornos donde se diluye progresiva y suavemente aquel en beneficio del espacio rural y del equilibrio interterritorial –objetivo éste fundamental en una verdadera ordenación del territorio–. En cambio, en los ámbitos geográficos caracterizados por fuertes relaciones de dependencia cultural y económica de las periferias respecto a los centros de decisión, o donde no ha habido tiempo material para asumir controladamente los cambios introducidos por la revolución post–industrial, o donde determinados grupos de poder fáctico han ejercido una influencia determinante e incontrarrestada por los poderes públicos en los procesos territoriales acaecidos, entre otros mecanismos causales, suelen producirse efectos igualmente sintomáticos, como economías duales, tensiones entre lo urbano y lo rural, procesos de acrecencia urbana espasmódicos y desvertebrados, deficiencias de infraestructuras y equipamientos, generación de vastos espacios marginales, bolsas de pobreza y un sinnúmero de problemas sociales, de organización, de movilidad cotidiana, de abastecimiento energético, de eliminación de desechos, de deterioros paisajísticos y medioambientales, etc., que ponen en serias dificultades la habitabilidad e, incluso, la propia viabilidad del sistema a mayor o menor plazo.

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3 respuestas a «La aglomeración metropolitana de Granada y el espacio de la Vega: dos realidades territoriales obligadas a coexistir (I)»