De esas historias que vuelven al mundo más humano.

Hemos vivido un mal año, lleno de incertidumbre, de angustia y de dramas, que nos ha obligado a relacionarnos de otra manera.

Por eso, a fuerza de no poder hacerlo, aprendimos a valorar más que nunca lo que significan esos abrazos largos, apretados y afectuosos.

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