La Avenida de Dílar  

Los comerciantes del Zaidín están en lucha. El Zaidín siempre estuvo en lucha, no es un barrio del centro, ni al parecer interesa mucho más que como sembradero de votos, siendo el más populoso de la ciudad, el más abierto y el que mayor presente podría tener con un poco interés que pusieran las autoridades e impulso que tomaran sus vecinos un futuro razonable estaría en sus manos. Pero en este barrio que está entre dos ríos los tópicos granadinos siempre multiplicaron su efecto. Y así, nuestro aún presente alcalde no tuvo otra entrada, cuando allende los tiempos llegó al ayuntamiento, que arrancar de cuajo, máquinas incorporadas y foto en la prensa, aquel carril bici que fue construido por Pepe Moratalla. Siempre costó más y se consiguió menos. La biblioteca de las Palomas es otro ejemplo de ello. Y sus vecinos padecen y padecieron las inconsecuencias de los políticos, y a veces de los técnicos que quisieron agradar a los políticos, y de los que llegaron a este barrio a crecer desde el servilismo hacia quienes los colocaron. Ahora el vecindario está que trina. La avenida de Dílar fue cortada en seco cuando se construyó el Parque de la Salud. No es que haya que dar mucha vuelta para enlazar desde la carretera de los Ogíjares, pero la suficiente como para que el personal se pierda por otras calles en sus entradas, y con la que se avecina en cuanto el hospital del Sur y el Nevada estén funcionando se creará un atasco espectacular que aquellos que van y vienen siempre en coches oficiales seguramente no padecerán. La solución para su vuelta a los orígenes, y también a lo sensato, la ponen fácil: un carril de apenas tres metros y medio de anchura por unos doscientos de largo, perfectamente adaptado al entorno, con una velocidad apropiada de paso, vendrá a dar entrada a este barrio al que se le ha colocado un tapón absurdo por alguien que gana sus dineros en los despachos. Permitiría que el personal entrase en esta avenida, que ya lo era antes de que nacieran los que ahora mandan (o no), y con una política de actualización de comercios y empresas, como se aplica en otras zonas más glamurosas, este barrio, que supera los cincuenta mil habitantes, podrá disponer de nuevo de una entrada que a la par sirva para oxigenar sus intereses y para aliviar el tráfico en otras zonas que ya están por sí bien cargadas. Modernizar el barrio si se hace bien, que no le vendría mal, y evitar que en determinados espacios, debido al progresivo aislamiento que puede suponer dejar sin apenas tránsito a las calles, se vayan cerrando y derivando hacia escenarios poco deseados. El Zaidín tiene la potencialidad con las estructuras que en sus márgenes se han construido, pero parece que alguien está interesado conseguir que su centro se convierta en un margen. Y no hay tanto tiempo ya, que los meses vuelan y las costumbres cambian.

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