Jonathan Livingstone Seagull

Un relato breve que escribí en marzo de 2004, haciendo uso de los personajes de uno de mis libros favoritos (Juan Salvador Gaviota de R. Bach), demuestra que 8 años después muchas cosas no han cambiado….

 

 

Jonathan Livingstone Seagull yacía exhausto sobre la arena de la playa, dejando que tan solo la espuma pusiera perlas de esperanza a su magullado cuerpo. Una vez más había fracasado en el intento de emular a los halcones en un precipitado pero ansiado picado desde lo más alto de los cielos de la costa donde vivía la colonia. Josh Morton Ansar, le observaba sobre el picacho púrpura, entre malhumorado y divertido; “te lo advertí, nunca querrás aprender que has de ser como los demás, que hemos de seguir las costumbres y tradiciones de nuestros antecesores, que sólo nuestras amigas argénteas son más rápidas y nos podrán ayudar contra los alcotanes que roban nuestros nidos, eres un mal ejemplo para los jóvenes y una decepción para todos nosotros,….” Le gritaba entre dientes, aunque no llegaba a oírlo pues la mente de Jonathan Livingstone Seagull ya estaba revisando los fallos que había cometido y planeando su próximo vuelo.

Josh Morton Ansar era el líder de la colonia, imponía los destinos de sus congéneres, decidía dónde había que ir a pescar, qué acantilado habitar, cómo y cuándo formar las expediciones para hacer incursiones en otras colonias para instaurar su nuevo viejo orden. Pero el férreo control era una y otra vez contradicho por un Jonathan Livingstone Seagull, empecinado en volar más alto, en perfeccionar el estilo, en olvidarse de ser uno más y sentirse más libre. Obviamente era un mal ejemplo para todos.

El día que los cormoranes entraron en la colonia, la vida de ésta cambió para siempre.

Jonathan Livingstone Seagull sólo pudieron seguirle unos pocos, los jóvenes, los que le habían imitado a escondidas.

Josh Morton Ansar dirigía ahora una colonia mutilada, temerosa de los cielos que traen bandadas de aves negras, y recelosa de sus propios congéneres. Últimamente se les veía por los vertederos cercanos a la costa, buscando restos de comida entre los desechos de los humanos.

Tiempo después, Jonathan Livingstone Seagull y unos pocos más trazaban piruetas imposibles por aires repletos de caminos por explorar. Volaban más rápido que sus antiguas amigas las argénteas, incluso se les vio hablar con algunos cormoranes mientras volaban por encima de ellos.

 

JMN Llena (mar_2004)

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