Es que vamos a por todo lo que se mueve. Aquí quedarse quieto no da garantías, pero otorga tranquilidad. Y el metro se mueve. Y ha superado los disparos de la oposición, los iniciales, aquellos que desde el PP le daban cuatro días; y la gente lo toma con expectación, a pesar de que a ratos las sardinas en lata van más aireadas, de que los conductores de coches se quieren colar entre los raíles y el personal está mal pagado. El metro es sin duda la revolución ciudadana más importante en esta ciudad en lo que va de siglo. Pero no ha llegado a los once millones de usuarios, han faltado casi un par de ellos, de millones, tal vez porque aún no circula con la rapidez que debiera, con la frecuencia precisa, y que la gente, el personal, ha debido aprenderlo, y perderle miedo.
El metro es un éxito para esta ciudad, aunque solo sea por los coches que ha quitado de la circulación, a pesar de que el AVE aún no está, y de todos los imponderables que queramos ponerle. A la gente le gusta el metro, y eso se nota, porque transmite sensación de ciudad moderna, porque es puntual, porque está limpio, y porque no es caro. Habrá que esperar y dejar un tiempo con los cambios que desde este verano se han producido en los trasbordos gratuitos con los buses urbanos, a ver qué pasa. Y darle tiempo. Aquí si te mueves has de hacerlo con vertiginosa rapidez, para no dejar a los cazadores que te alcancen, y todo ha de ir de otra forma. La impaciencia con lo propio desemboca en destrucción, aunque parece que el metro ya tiene su futuro garantizado. Sigo pensando que la segunda línea se hace imprescindible, por el recorrido que estaba pensado para la primera, por Gran Vía. Y que si se cuadra con un buen circular en los pueblos del cinturón esto habrá dado un paso gigante. Pero eso, con la velocidad que llevan los cambios por estos lares, mucho me temo que nosotros ya no lo veremos, y tampoco somos viejos, pero hace ya treinta años que se hablaba de la autovía a la costa, y tardó casi esos mismos en completarse. Que no hay pasta, que la ilusión es poca, que somos muchos, que otros están peor. Lo que usted quiera, pero esta provincia se está moviendo, y con los últimos empujones dará un paso importante. Segunda circunvalación y AVE deben estar para el verano próximo. Porque aún nos quedan muchas cosas nuevas que pedir, que boca tenemos, y si queremos comenzar a acercarnos a Málaga o a Sevilla ya nos está faltando tiempo. Y es cierto que cada lugar precisa lo que precisa, pero esa no es excusa ya para determinadas cosas. Los avances que vienen con atraso no son avances, son dineros que se pierden, son retrasos que se convierten en endémicos, y son crecimiento de la desigualdad entre los territorios. Por eso, seguiremos empujando mientras tengamos la palabra.