Con un clima más propio de primavera se celebró el del Día de la Hispanidad, que también lo es, declarado por Naciones Unidas, de la Lengua Española. El español es el segundo idioma más hablado en el mundo con cerca de quinientos millones de ciudadanos parlantes, según las estadísticas que maneja el Instituto Cervantes.
En Granada coincidieron los tradicionales actos que organiza el Ayuntamiento con la inauguración de un mercado árabe -en Plaza de Bibrrambla y su entorno- interesantísimo que promovía con acierto la organización de El Milenio de Granada y un modesto pero vistoso desfile de representantes hispanoamericanos que se sumaron a una fecha multirracial y multicultural en feliz convivencia.
Tanto socialistas como comunistas no vienen participando en el acto cívico-religioso, oficial, que tradicionalmente se lleva a cabo en recuerdo del nacimiento de un «nuevo mundo» gracias a la pericia del marino Cristóbal Colón, pero sobre todo a la generosa visión emprendedora de la reina Isabel la de Castilla. Tampoco se observa demasiado entusiasmo popular por asistir a estos actos. El público, como decía, aprovechó el buen tiempo para tomar el sol, leer la prensa con sosiego y refrescar la garganta en la feria de la cerveza que se ha convertido en un peregrinaje obligado al santuario de la «rubia».
En el cortejo, el peso de la historia, el estandarte real, fue portado con dignidad por Mayte Olalla de UPyD como elemento principal de la comitiva, formada también por autoridades provinciales que asistieron a homenajear a los Reyes Católicos a la Capilla Real. Mayte, al finalizar los actos, no presentaba ningún signo de rechazo o sintomatología de alergia al Pendón por lo que, todo parece indicar que ella y su grupo aspiran ha mantener los símbolos y tradiciones que forman parte de nuestra historia, sin el menor complejo.
Mientras esto ocurría en Granada, en Madrid, el príncipe Don Felipe, presidía por primera vez un desfile militar, -entre cuyos invitados lucía Susana Díaz, presidenta de la Junta de Andalucía, que parece que no nos enteramos- y posteriormente, en una recepción alzaba su copa, en nombre del rey, para brindar por la unidad de España. En Barcelona ondeaba la roja y gualda y la señera con emoción compartida de miles de catalanes que no desean renunciar a sus signos de identidad y las Femen nos enseñaban las tetas en la Plaza de España, de la Corte y Villa, a mujeres, hombres, niños y clase de tropa. Fue una forma de sacar pecho en un día tan señalado, pero algo de timidez noto en éste novedoso grupo feminista antisistema que no llega a desnudarse del todo. Cayó la tarde, en Zaragoza, con la jota floreada bajo la onomástica de la «Pilarica»: «que no quiere ser francesa, que quiere ser capitana de la tropa aragonesa».