Hay que reconocer que la presidenta, Susana Díaz, ha roto la inusual e incomprensible actitud de desprecio que practicaron otros presidentes ignorando los requerimientos reiterados de la primera autoridad local, con el objeto de mantener encuentros institucionales para hablar y llegar a acuerdos en asuntos relevantes para la ciudad. En ello destacó por su absoluto autismo, José Griñán. Por tanto, es de justicia reconocer que pese a su reciente asunción en el Gobierno andaluz, la señora Díaz esté llevando a cabo sus responsabilidades con normalidad, escuchando las demandas de los máximos representantes de la ciudadanía y tratando de resolver viejos y enconados asuntos como es el caso del recinto ferial de Almanjáyar del que se ha polemizado hasta la saciedad.
Tras la visita de la presidenta al alcalde, todo parece indicar que en el menor tiempo posible, Junta y Ayuntamiento llegarán a un acuerdo sobre los referidos terrenos que seguirán acogiendo las instalaciones temporales para la feria del Corpus. Si bien es cierto que el consistorio, gran parte de la ciudadanía y los propios caseteros eran partidarios de un recinto más cercano al centro de la ciudad, con el amplio concepto de parque periurbano, donde se celebraran todo tipo de actividades (ferias, conciertos, exposiciones y otros actos de carácter cultural y artístico durante todo el año), queda despejada la incertidumbre con el principio de acuerdo en Almanjáyar.
Estamos hablando de cerca de doscientos mil metros cuadrados que, ahora, el Ayuntamiento tendrá que urbanizar y adecuar por no menos de diez millones de euros.
Mucho arroz para un pollo de una semana de feria y más en la precaria situación económica en la que se encuentran las administraciones públicas.
Algún tipo de fórmula o procedimiento mágico tendrá que aplicar el Ayuntamiento capitalino para adecuar el vetusto espacio, del que ahora se desprende la Junta en plena crisis del ladrillo, sin que las arcas municipales se resientan.
Pero miremos con optimismo ése paso al frente, en esta ciudad de permanentes conflictos, gracias a la visita de la presidenta que ejerce.