Debe alegrarnos el dato, conocido recientemente, de que nuestro principal monumento, la Alhambra, ha concluido el mejor año de su historia con 2.300.000 visitas. Por supuesto, ello ha generado unos beneficios económicos considerables para el propio Patronato, pero también para el sector hostelero, ya que se ha visto aumentado el número de pernoctaciones en la capital.
Siendo positiva la noticia, cobra especial relevancia que se produzca en el marco de una precaria situación económica, por lo que instituciones públicas y privadas deben seguir tomándose en serio nuestra fundamental empresa de vital necesidad social y económica. ¿Qué sería de Granada sin la industria turística y la Universidad? Vivimos del ocio viajero y de la cultura y estas dos columnas nos sustentan. Aquí, jamás entraron chimeneas, las pocas que hay las ahuyentamos, la escasa agricultura es selectiva y el muro del ladrillo se quedó en las lamentaciones.
Pero no solo de la Alhambra vive el ciudadano, ni tampoco, en una ciudad afortunada por su esplendorosa monumentalidad, debemos consentir que la antigua fortaleza nazarí fagocite cuanto de riqueza artística, paisajística y gastronómica se brinda al visitante en cada pueblo de nuestra provincia. Solamente el singular triángulo de la Granada histórica, la estación de esquí más meridional de Europa y de mayor altitud de España y la Costa Tropical, debería ser más que suficiente para imantar al turismo mundial. ¿Existe algún lugar del mundo que ofrezca estos tres fantásticos atractivos a una hora de distancia en coche?
En mi opinión, durante mucho tiempo nos hemos dedicado a la vida contemplativa y a verlas venir -sin olvidar algún esfuerzo individual brillante- pero ha faltado, como muchas veces ocurre en esta tierra, aunar criterios, aportar experiencias y propuestas y remar todos en la misma dirección. Desde hace unos años la tendencia está cambiando y se percibe una mayor conciencia sobre la importante repercusión del turismo, sector en el que todos deberíamos implicarnos socialmente. Es esperanzador observar cómo, actualmente, se llevan acabo iniciativas y actividades en las que ayuntamientos, Diputación, Junta de Andalucía y empresarios están uniendo esfuerzos y marcando políticas cohesionadas en la promoción turística de la provincia. Dentro de unas fechas, en el escenario internacional de la feria del turismo que se celebra anualmente en Madrid se evidenciará ese común objetivo. Granada merece, por muchas razones, ser una provincia de obligado destino, no de pasajera moda.